Capítulo 16. Bella y Bestia (This is Halloween II)

843 51 2
                                    

Aria.

-          Déjalo Noah. –me doy la vuelta y aunque mi corazón no quiere que siga caminando, mi cabeza me lo ordena –No se puede.

Cuanto antes me aleje de él, antes voy a poder pensar con claridad. No puedo dejar que se haga con el control de lo único que me queda. Mi cerebro.

-          ¡Aria! –grita a mis espaldas, sobresaltándome –Sí se puede, porque… -sigo caminando, no quiero que diga nada porque sé que con unas simples palabras puede hacer que las decisiones que he tomado hace solo diez segundos se evaporen de una manera casi instantánea –te amo.

Con esas dos palabras ha hecho que las decisiones que he tomado hace diez segundos se evaporen, y no puedo evitar sonreír.

Me doy la vuelta y lo que veo me da un apretón en el corazón. Allí está Noah, el chico del que me he enamorado de una manera que casi ha sido mi perdición, mirándome como si fuera su salvación, como si me necesitara más de lo que se necesita a sí mismo. Y no puedo reprocharle nada, porque es lo mismo que me pasa a mí. Lo necesito como no he necesitado a nadie más y eso me asusta demasiado. No puedo depender de nadie, ya he perdido demasiado por depender de alguien y eso no me gusta. No puedo. Pero… ¿sería capaz de alejarme de él?, ¿realmente lo sería?

No.

Noah se acerca a mí hasta que su aliento me hace cosquillas en las mejillas. Esta disfrazado de un monstruo peludo que en otras personas se vería ridículo, pero que en él se ve fantástico. Sus ojos azules brillan debido a la luz que les llega de la luna por las ventanas que cubren el techo y creo ver que están llorosos.

-          Aria –toma una respiración y me agarra de las manos, entrelazándolas con las suyas –créeme que lo he intentado, he intentado separarme de ti pero no puedo. He intentado engañarme, hacerme el loco por estos sentimientos que tú y solo tú has despertado. Sé que suena cursi pero me da igual, porque es la verdad. Puede que no te merezca, sé que no te merezco, pero también sé que te amo, y no quiero estar toda mi vida arrepintiéndome de no estar contigo. Así que está en tus manos, dime que me vaya y me iré, y te dejaré ser feliz sin mis mierdas de por medio, pero si me pides que esté contigo, no vas a poder separarte de mí. Tú decides.

Me mira como si quisiera meterse en mi cabeza y quisiera poder ver lo que pienso. Y en lo único que pienso es en él. Él cree que está lleno de mierda, pero lo que no sabe es que yo tengo más y que mi vida está arruinada. Tengo que dárselo a entender.

-          Noah, no podemos. –sus expresión cae y me odio por ser la causante de su dolor, pero no puedo evitarlo.

 Va a hablar pero lo detengo posando un dedo en sus labios –No es que te quiera lejos, no quiero pero yo estoy peor que tú. Estoy mentalmente rota y tú tendrías que pasar por eso y no quiero.

-          ¿Qué? –está confuso y lo entiendo, yo también lo estaría -¿Cómo que…?

-          Noah, no, no puedo decírtelo.

Pasa una mano por mi mejilla, acunándola suavemente y yo me derrito bajo su toque. No puedo resistirlo. –Dímelo. Solo así podré ayudarte. –Me mira con una ceja levantada y toma un respiración profunda -¿es por lo de tu madre?

-          ¿Qué? –está incómodo por preguntarme esto, pero tengo que saberlo.

-          He oído rumores… -en ese momento lo sé todo, sé a lo que se refiere y en ese momento sé que lo he perdido.

-          ¿Quieres saber si mi madre mato a mi padre? –el niega pero yo continúo ignorándolo –Sí, sí lo hizo y me alegro que lo hiciera, no tienes una idea de lo que me hizo ese hombre que decía haberme dado la vida.

-          Cuéntamelo. –me dice con voz suave y por primera vez en cuatro años quiero que alguien lo sepa, quiero que alguien vea todo el dolor que hay dentro de mí.

-          Mi padre me violo. –ignoro la mueca de dolor que pasa por sus labios y sigo. –Tenía trece años la primera vez que lo hizo. No lo recuerdo muy bien pero sé que esa noche no paré de llorar. No recuerdo por qué o que lo llevo a hacerlo, solo que mató a la niña que fui y desde ese momento me convertí en lo que ahora soy.

<<  Esa no fue la única noche que lo hizo, lo repetía todas las noches. Mi madre no estaba porque ella trabajaba en el turno de noche del hospital así que ni se imaginaba lo que para mí eran todas las noches.

Mi padre me decía que no contara nada, que era nuestro secreto, que las chicas grandes estaban acostumbradas a eso. Yo solo lloraba y asentía. No era capaz de hacer nada más, el me triplicaba la fuerza y yo ante eso solo podía ser una chica sumisa.

<<  Un mes después de que empezara a hacerme eso, mi madre llegaba a casa temprano porque le cambiaron el turno, y cuando entró a casa vio como mi padre me forzaba. Empezó a gritar e intentó apartarlo de mí, pero era imposible y mi padre nos violó a las dos esa noche. Mi madre estuvo toda la noche meciéndome entre sus brazos para tranquilizarme pero no hacía efecto, así que se levantó sin hacer ruido y fue al hospital, y de allí tomo un relajante muy potente. Por la mañana, antes de que mi padre fuera a trabajar se lo echó en el café y gracias a eso él tuvo el accidente que acabó con su vida.

La peor parte de esto es que mi padre llevaba al padre de Vicky al trabajo, y cuando tuvo el accidente no solo él murió. –Noah me escucha con una mezcla de dolor, ira, resentimiento y comprensión en el rostro, me parte el corazón. –Ya lo sabes todo. Por eso no soporto que me toquen y por eso no quieres estar conmigo, seguro que ahora te da asco incluso mirarme. –Noah se acerca hacía mí y toma mi rostro entre sus manos. Me besa.

Me besa con una dulzura que hace que se me atrape la respiración en la garganta. Su lengua traza un camino húmedo a través de mis labios, lo que hace que abra la boca gustosa de más. Me agarra por la cintura, estrechándome contra su cuerpo y entonces se separa para mirarme fijamente a los ojos.

-          Te amo. –dice con una sinceridad ardiente en sus iris azules –Lo que me has contado solo hace que te ame más por lo fuerte que has sido, y también ha hecho que odie a tu padre y que si él no estuviera ya muerto, no pasaría de hoy. Lo siento tanto, no entiendo porque puedes llegar a pensar que te tendría asco por esto, quiero protegerte, quiero que lo olvides, yo te voy a hacer olvidar porque te amo. A partir de hoy solo va a haber momentos felices en tu vida, te lo juro.

-          ¿No decías que yo tomara la decisión de estar contigo o no? –bromeo con una sonrisa, la primera real desde que Noah y yo rompimos.

-          Lo siento, pero han cambiado las cosas, no te quiero a más de un milímetro de mí y se acabó. –me agarra por la cintura –Eres mía, y siempre lo serás.

Le agarro del cuello y lo acerco a mis labios. Sus labios están salados, pronto me doy cuenta que es a causa de mis lágrimas. No sabía que había llorado, pero puede que el llanto sea bueno, puede que borre todo el dolor.

Si alguien saliera al pasillo ahora, vería a dos personas con unos disfraces ridículos, besándose, mostrando sin palabras el amor que se tienen el uno al otro. Puede que piensen que somos dos adolescentes con vidas sencillas que disfrutan de un baile sin más preocupaciones. Pero lo que no saben es que detrás de estos disfraces que cubren nuestros cuerpos, nosotros hemos pasado por más de lo que la mayoría de personas de nuestra edad pasan, y eso nos ha hecho más fuertes.

Un pensamiento me hace sonreír. Desde fuera  somos como ´´La Bella y la Bestia'' gracias a nuestros disfraces. Puede que nos parezcamos más a ellos de lo que en realidad pensamos.

Quiero morir, vivir contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora