Capítulo 12. Tú mereces mucho más.

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Noah.

Hace tres semanas que empecé a salir con Aria y he de decir que literalmente no puedo vivir sin ella. La necesito como respirar, es mi oxígeno, sin ella me ahogo y se me hace imposible abrir los ojos por las mañanas. Cada sonrisa que me da, cada risa, cada beso, cada mirada hacen que mi corazón duela cada vez más profundo y que necesite de ella para sonreír. Sé que suena cursi, antes si alguien me hubiera dicho que me iba a convertir en un oso amoroso le habría dado un puñetazo, pero me miro ahora y veo una sonrisa que antes no estaba en mi rostro y todo es por ella.

Estamos en la cafetería. Victoria, Lewis –que resultó ser un increíble amigo y ahora nos llevamos genial –Steve, Aria y yo. Ahora nos sentamos juntos en los almuerzos y a mí me parece genial, siempre que esté compartiendo el mismo aire que Aria me da igual quien nos rodee. 

-          ¡Pues claro que vamos a ir! –Victoria agita un papel enfrente de la cara de Aria y esta rueda los ojos –No ir sería como un suicidio social, Ari y lo sabes.

-          Es una idiotez –contrataca Aria –creo que ir a esas cosas hace que tengas que hablar con la gente y no es lo mío.

-          A veces eres tan… -Victoria lo piensa durante un minuto y golpea sus manos contra la mesa –No se me ocurre nada. Pero vamos a ir.

-          ¿A ir a dónde? –pregunto, llevo media hora escuchando y todavía no sé de que hablan.

-          Al baile de Halloween. –responde Lewis –Es como una tradición en este instituto. Cada pareja se disfraza de lo mismo y baila, al mejor disfraz le dan 1000 dólares y suministros de refrescos por dos años. Yo cada año me presento y cada año pierdo –explica.

-          Suena divertido. –digo dándole un apretón a la mano de Aria bajo la mesa –Deberíamos participar.

-          Deberían. –concuerda Victoria.

-          No. –afirma Aria rotundamente –Y se acabó de hablar de esto, no pienso ir al baile de Halloween y no tengo nada más que decir. –se levanta de la mesa y sale de la cafetería. Yo la sigo.

-          ¡Aria! –grito pero ella no se gira. A veces es tan difícil. –Aria por favor.

-          ¿Qué? –se gira y me mira con aburrimiento.

-          No te entiendo, ¿por qué no quieres ir? ¿por qué los tratas así? No te han pedido que sacrifiques a un cachorrito.

-          ¡No quiero ir! –me grita con un gesto de exasperación –Y se lo digo todos los años, pero ella insiste. –empieza a alejarse caminando y creo oírla llorar.

-          Eh. –le digo bajito agarrándola por la cintura –Yo solo he dicho de ir porque me parecía divertido, pero si tú no quieres ir no vamos, podemos hacer maratón de pelis como la semana pasada, yo me llevo las pelis y tú las palomitas. –la beso desde detrás en el cuello y ella se inclina contra mi hombro –Haremos lo que tú quieras, da igual lo que sea, solo dímelo y me encargo de prepararlo.

-          Pues… -se gira hasta que estamos cara a cara y coloca sus brazos alrededor de mi cuello –Lo único que quiero es pasarlo contigo. Siento como me he portado antes. Vamos a la fiesta, quizá sea divertido y ganemos 1000 dólares. –sonríe y yo la imito, pero frunzo el ceño – ¿Estas segura?

-          Sí. –se alza para besarme y yo me fundo en ella. Es un beso dulce que me saca una gran sonrisa –Hay que ir preparando el disfraz ¿eh? No quiero perder.

-          Tranquila conmigo nunca. –le sonrío con arrogancia.

-          Eres muy chulito, hay que bajarte los humos.

-          ¿Cómo me los quieres bajar? –sonrío, malinterpretando sus palabras. Ella se sonroja y se ríe.

-          Pervertido. –ríe y yo con ella.

-          Tu pervertido. –la miro a los ojos con seriedad. Ella me sonríe.

-          Mío.

Acabo de llegar a casa después del instituto, pero aún me encuentro extrañado. ¿Por qué se ha puesto así por la fiesta? No tiene razones para hacerlo, es solo una estúpida fiesta. Aria a veces se comporta de manera extraña y quiero averiguar que esconde, que pasa. Como la semana pasada, cuando fui a su casa y no encontré la foto en la que salía su padre, como si ella la hubiera quitado. Fue extraño. También le pregunte a Steve sobre su madre, sobre si ella de verdad mató al padre de Aria y él me dijo que todo lo que sabía me lo había contado.

Hay un cierto misterio en todo lo que rodea la muerte de su padre y quiero que ella me diga la verdad, que confíe en mí con esto.

Tú no has confiado en ella para decirle lo de tu padre. Mi subconsciente es de lo peor. Pero tiene razón, debería confiar en ella con esto solo que no puedo, no quiero meterla en mis mierdas.

También he oído otros rumores, rumores que no me gustan, rumores que han hecho que algunos chicos conozcan a mis puños. No voy a dejar a la gente hablar sobre como su madre lo asesinó, después de conocerlas a ambas no me entra en la cabeza. Y defenderé a Aria.

Llaman a la puerta. Me levanto con un suspiro de cansancio y la abro. Me aparece una mueca de disgusto en la cara.

-          Kim –digo bloqueándole la puerta para que no pueda pasar. Ahora no estamos juntos, no puede intentar hacer lo que le de la gana - ¿Qué haces aquí?

-          Te quiero Noah. –dice abrazándome repentinamente, yo me quiero apartar pero no quiero hacerle daño por lo que espero a que ella me suelte –Por favor no me dejes, no puedo vivir sin ti, no puedo…-llora y a mi se me ablanda el corazón, yo he sido quien la ha llevado a esta situación, yo tengo la culpa –Kim –la aparto con suavidad y la conduzco al sofá para que se siente conmigo –Mira, lo primero, siento como acabó todo, fue cruel cortar contigo por mensaje y me arrepiento de ello, segundo, Kim no podemos estar juntos, date cuenta de ello. Mira, solo nos hacemos daño, no me quieres ni yo a ti, al menos no como te mereces y si estamos juntos no vamos a ser felices porque no estamos hechos para estar juntos –ella intenta acariciarme la mejilla pero aparto su mano –no Kim, yo estoy saliendo con otra persona ahora mismo, no lo digo para hacer que sufras solo quiero que te olvides de mi.

-          ¿Estás con otra? –dice limpiándose las lágrimas con la manga de su chaqueta –Solo me querías para follar, no te importan mis sentimientos, eres un cabrón –se lanza hacia mi y me empieza a golpear, yo intento apartarla pero ella tiene razón, soy un cabrón.

-          Kim…

-          ¡No! –se levanta y me mira con furia –Te odio, y a esa putita la odio más, no vales la pena y lo sabes, espero que cuando te des cuenta de eso no vengas corriendo para que te consuele porque no voy a hacerlo, me das asco Noah. –me mira con veneno en los ojos, va hacia la puerta y me mira –Y tu noviecita se va a dar cuenta de eso, entonces te echará de su vida, como toda la gente ha hecho siempre cuando te conocen y te quedarás solo, Noah –abre la puerta –Es lo que te mereces, al fin y al cabo.

Y sale con un portazo que retumba en los cristales de la puerta de la cocina.

Kim tiene razón, doy asco. No hago nada más que dañar a la gente y esto tiene que acabar, no puedo seguir así porque voy acabar dañando a Aria y no puedo permitir que ella sufra por mi culpa, eso sí que no me lo perdonaría.

Me suena el móvil, tengo un mensaje de Aria.

Aria: Mi madre ha salido, ¿te apetece ver una peli?

Noah: No puedo.

Aria: ¿Por qué no? :(

Noah: Tengo cosas que hacer, te veo mañana.

Aria: Ah, vale.

Me siento como la mierda. Debería mandarle un mensaje, ir con ella. Sé que ahora mismo no entenderá nada pero Kim tiene razón, no soy suficiente para Aria, ella se merece mucho más. Y yo no me merezco nada.

Quiero morir, vivir contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora