Capítulo 24. Las malas noticias vienen de dos en dos.

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NOAH.

Siento que la pesadez que me inundaba se está difuminando y ya puedo abrir los ojos y ver con claridad. La luz intensa que entra por la ventana me hace cerrar los ojos ya que me duele mirar directamente. Estoy en una habitación, parece un hospital, bueno, estoy seguro de que es un hospital.

-          ¿Noah?

Una voz suave a mi derecha me llama la atención. Giro la cabeza y hay una chica, una preciosa chica, que parece haber llorado ya que tiene los ojos rojos y las mejillas brillantes. Miro hacía abajo y veo como su mano sostiene la mía. La aparto, no sé exactamente por qué, lo único que puedo decir es que ahora mismo no quiero que nadie me toque.

-          ¿Noah? –repito, luego la vuelvo a mirar -¿Quién eres?

No contesta. Creo que no respira, está demasiado quieta para que eso sea saludable y me mira como si fuera un fantasma o algo por el estilo.

Se aclara la voz y se sienta en la silla que hay a los pies de mi cama.

-          ¿No sabes quien soy? –dice con voz ronca y yo niego con la cabeza. No tengo ni idea de quien es.

-          No. –miro a mi alrededor de nuevo y luego de vuelta a la chica que está más pálida por momentos, bueno creo que ella es pálida de piel de todas formas -¿por qué estoy en el hospital?

-          Te dispararon. –dice y mira al suelo –Tu padre.

-          ¿Mi padre? -¿qué? -¿Cómo que me disparó mi padre? –me reincorporo en la cama -¿Puedes explicarme qué coño pasa?

Me mira a los ojos y creo que va a llorar dentro de poco porque le brillan y además le tiembla bastante el labio inferior. Niega con la cabeza y sale corriendo de la habitación, dejándome solo.

Pero… ¿qué pasa?

Se abre a puerta dando un golpe sordo y aparece un doctor, mirándome con alivio.

-          Noah, menos mal… -me sonríe –No sabíamos si te ibas a recuperar, es todo un placer tenerte de vuelta. Soy el doctor Rose.

-          ¿Noah?, ¿es así como me llamo?

Frunce el ceño y entonces se acerca y niega con la cabeza.

-          ¿No te acuerdas de nada? –niego –¿De nada?

-          ¡No! –grito –No me acuerdo de nada, y ahora estoy muy confuso, ¿puede decirme que pasó y lo que me pasa ahora a mí?

Se sienta en la silla que abandonó la chica de pelo negro y me mira con compasión. Sus oscuros ojos reflejan la pena que un adulto siente por un chico joven que tiene la vida destruida.

-          Mira Noah… Tu padre te disparó en el pecho causando que sangraras mucho y eso te hizo desmayarte. –junta las manos y se las pone en el regazo –Cuando caíste te diste un golpe muy fuerte en la cabeza y cuando te trajimos aquí y te operamos para extraer la bala, caíste en un coma inducido por el traumatismo. Sabíamos que iba a tener repercusiones, y así parece que ha sido, has perdido la memoria. –toma su cuaderno y un bolígrafo y se lo pone en el regazo –Te voy a hacer unas cuantas preguntas para ver la gravedad del golpe, ¿vale? –asiento –Si te encuentras cansado o confuso podemos hacerlas más tarde.

-          No. –me vuelvo a incorporar y suspiro –Cuanto antes acabemos con esto, antes podré saber que coño pasa, así que… -hago una pausa y luego recuerdo -¿Quién era la chica que estaba aquí? –las esquinas de la boca del doctor se curva hacía arriba.

Quiero morir, vivir contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora