Espero que ya me toque a mí. Tengo ansias por saber cuál será mi destino. En un proyector gigante, se mira un video de todas las posibles ciudades del paraíso. Hay desde los más coloridos, hasta los más simples. Me parece curioso y aterrador que no se muestre ni siquiera una imagen del infierno.
Viví toda mi vida temiéndole al infierno, haciendo lo imposible por ganarme un lugar en el cielo. No sé en dónde seré ubicado.
-Alexander Gallagher.- Es mi turno.
-¡Aquí, yo!-
-Pasa por favor a la puerta nueve, no olvides la regla de oro; no existe el amor.-
-Sí, claro.-
¿No existe el amor? ¿Qué clase de lugar es este? Camino hacia la puerta, estuve a punto de empujarla pero se abrió sola.
Un gigante y obeso hombre está sentado en una cómoda silla, detrás de él hay otras puertas, frente a él, está su escritorio y otro asiento, supongo que es para mí. Hay una placa que dice "Juez Kanewood". No sé si decir buenos días, tardes o noches, en la pared está colgado un reloj que marca las 26:45, creo que esa hora no existe en la Tierra. Hay una macabra música de ambiente que me pone aún más tenso. Esta habitación parece no tener techo ni ventanas.
Me pongo a pensar en todo lo que hice en vida, lo bueno, lo malo, y no es que yo quiera pensar en eso, sino que un impulso me obliga a hacerlo, como si alguien controlara mis pensamientos.
-Llegó su hora, señor Gallager.- ¿Señor Gallagher? Tengo 16.
-¿Llegó mi hora de qué?-
-Afrontar tu destino, recibir lo que mereces. Toma una hoja.- En ella anoto mi nombre, hacia abajo se puede leer "infierno o paraíso:" y una línea. Es todo lo que está escrito en esa hoja.
-Cuando vivías, ¿Cumpliste todos tus sueños?-
-No.-
-¿Hiciste todo lo que querías?-
-No.-
-¿Fuiste feliz?-
-Hmm, a veces.-
-No, solo puedes responder sí o no.-
-Si es así, supongo que no.-
-Entonces, ¿Para qué querías la vida?-
-Para tratar de hacer feliz a los demás.-
-¿Lo lograste?-
-No.-
El sr. Kanewood está a punto de escribir en su hoja que merezco viajar a una ciudad del paraíso, pero...
-Obtendrás el paraíso solo si respondes bien está pregunta, ¿Qué es lo que harías en cuanto se te asignara una ciudad del paraíso para vivir?-
-Buscaría a Taylor.-
-¿Para qué?-
-Intentaría volver a renovar el amor que teníamos.-
-¿¡Amor!?-
-Sí, ¿Qué pasa?- Uh, lo olvidé.
-Aquí está estrictamente prohibido el amor porque se considera como algo innecesario y una pérdida de tiempo. ¿Sabes lo qué pasa cuando alguien ama en el paraíso?-
-No tengo idea.-
-Está condenado a morir para siempre en el infierno. Al pasar cien años, se le regresará a la vida en la Tierra, pero ya nunca se le permitirá regresar al exagnorio. Se volverá inmortal.-
-Eso quiere decir que... ¿iré al infierno?-
-Por los siguientes cien años, tu hogar será el infierno, serás adoptado por la señorita Colllings, una de las mejores personas en el arte de sufrir...- Pff, no conoce a Ashley, pienso. -Perderás todas tus libertades, privilegios y derechos al cruzar la puerta.-
-¿No puedo volver?-
-Tu única manera de volver, será haciendo una promesa y cumplirla. Consiste en matar a tu amor, esta, ah, ¿cómo se llama, Taylor? Seguramente ella está en el paraíso, tienes que ir y matarla. Un alma que muere en el paraíso ya no tiene derecho a seguir ahí, por lo tanto, se convierten en ángeles. Jamás vuelven a la Tierra o al exagnorio. Tienes que ponerte de acuerdo con tu madre adoptiva.-
Tengo que desaparecer a Taylor para yo salir del paraíso, genial, voy a explotar.
-Ya vete de aquí, me quitas mi tiempo.-
Si quiero evitarme cien años de sufrimiento, tengo que quitarle la muerte a la persona que me hizo querer vivir y para eso tengo que ir a dónde está ella, fingir que estoy en son de paz y arrebatarle su felicidad. Tengo que estar loco si pienso que haré eso.
Cruzo la puerta que me indican los guardias, camino los pasos necesarios hasta llegar a un agujero, no puedo ir hacia atrás, solo hacia adelante. Brinco dentro del agujero, caigo unos veinte metros y me estrello con el piso, nuevamente no siento dolor. Sigo avanzando, tropiezo, tengo mucho cansancio y me parece un buen lugar para descansar aquí. Me acuesto en el piso, misteriosamente empieza a moverse, hay otro agujero, esta vez menos profundo, al caer, me duele mucho, juro que escuché a mi rodilla tronar...
¿Qué es esto?
Es una ciudad parecida a mi ciudad natal, solo que el color del cielo ahora es de un tipo de gris claro con nubes todavía un poco más oscuras. No parece haber sol o luna pero aun así hay luz. Me tiro al piso, tratando de calmar un poco el dolor en mis piernas, hay una señora con una capa negra desde su cuello hasta el piso, tiene el cabello recogido y su cara llena de maquillaje. Ella es la "señorita" Collings. No tiene nada de señorita. Su aspecto me parece familiar. Se parece bastante a mi maestra de álgebra de primer semestre de preparatoria. Ahora si me da miedo.
Me sujeta del cuello y me levanta hacia arriba con solo una mano. Me observa, de pies a cabeza, sin decir una sola palabra. Es aterradora. Está causando bastante dolor en mi cuello. Empiezo a perder el conocimiento, cuando estoy a punto de desmayarme, tira mi cuerpo en el piso y con fuerza.
La espalda me duele.
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Traición en el infierno
Mistério / SuspenseLas almas de las personas que fallecen son mandadas a un lugar llamado "exagnorio". En él, unos jueces evalúan su vida y toman la decisión de mandarlos a dos lugares; el infierno, donde está permitido todo tipo de atrocidades, y el paraíso, donde la...