Duodécimo día en el infierno
Hoy es un día diferente. Según el calendario, hoy es el desfile negro. No tengo idea de lo que es, pero conociendo las tradiciones del infierno, supongo que es algo que tenga que ver con los muertos. Tal vez matar.
La sinfonía de la muerte se escucha a lo lejos. Debo reconocer que se escucha bien su música, solo espero que no sea el inicio de un ritual satánico.
-Levántate ya Alexander, te puse tu ropa en el sillón de la sala.-
-¿A dónde iremos?-
-Al desfile negro.-
-¿Qué es eso?-
-Es una tradición que cada año se recuerda a las personas que más extrañamos en la Tierra y al final de cada desfile, se hace un ritual para atraer a la muerte a ese ser querido y si el destino quiere, pueda llegar al infierno para reencontrarse nuevamente con esa persona que quiere.-
-¿Es un ritual donde se le desea la muerte a un ser vivo?-
-Por supuesto. No hay mejor muestra de cariño a las personas que queremos que desearle la muerte.-
-¿Es obligatorio que todos lo hagamos?-
-Sólo las mascotas de los amos lo harán, o sea tú.-
-¿Puedo desearle la muerte a cualquier persona, aunque no la quiera?-
-Claro que sí. Pero ten cuidado, la primer persona en la que pienses será la que morirá.-
-¿Y si la persona en la que pensé primero no era realmente la que quisiera que muera?-
-No hay margen de error. Si eso pasa no quedará más que arrepentirse.-
-Entiendo. Pero, ¿Qué tanta probabilidad hay de que muera la persona en la que pensé?-
-Un 94 por ciento. Al otro 6 por ciento le termina pasando algo desagradable, como perder una extremidad hasta posesiones satánicas.-
-Debo tener cuidado.-
-Exacto.-
Últimamente he dejado de ser cuidadoso con las cosas que quiero, así que tengo miedo de que vaya a desear algo inadecuado.
Le pido privacidad a Collings para poder cambiarme, con cara de disgusto sale de la habitación.
Puedo desearle la muerte a Amy, o incluso a Ashley, pero creo que tuvieron suficiente con haberlas lastimado. Podría ser Stephanie, esa hija del horror debería venir acá y enseñarle a estos demonios clases de cómo dar miedo. O puede ser Nathan, él es músico y aquí podría tocar su música satánica.
Bah, solo bromeo. No sé a quién desearle la muerte y no sé si eso esté bien en mi código personal. No podría desearle la muerte a nadie. Aunque...
Podría elegir a Natalie, así ella muere y cuando me toque ir al paraíso, la busco, si no la encuentro, me regreso al infierno a buscarla. Podría funcionar.
Es arriesgado.
¿Y si ella es feliz en la Tierra?
Digo, se veía muy triste, pero ¿y si ya superó todo? ¿Y si ya me superó a mí? Tengo que dejarla ser feliz y aceptar el hecho de que me esfumé de sus brazos, para siempre.
Un suspiro logra arrancarme una lágrima.
Es hora de irnos. Tomo, como siempre, la foto de Natalie.
Al salir de casa hay un mar de gente, muchas personas de mi edad y varias otras un poco más grandes. Me parece raro que ninguno de ellos esté con sus amos, doy la vuelta para decirle algo a Collings pero ella tampoco está.
El desfile negro ya está en su parte final, en resumen fue:
Gente marchando con antorchas, banderas negras, una impresionante orquesta que no deja de asombrarme, grandes esqueletos marchando en enormes caballos, el día nublado con un extraño color tinto en el cielo y algunas águilas negras volando en las alturas. La parte del ritual, es algo aterrador.
Forman círculos con alrededor de veinte personas sentadas en el suelo, cada círculo tiene un número asignado.
El ritual consiste en caminar en una circunferencia, en el centro se ubica un personaje disfrazado en su totalidad de negro, con una mano sostiene una hoz, lo sorprendente es que está flotando, la gravedad no parece ejercer fuerza en el misterioso sujeto.
El ritual empieza, se van mencionando una por una a las personas que formamos el círculo para pasar al frente y decir el nombre de quién deseamos que muera.
-Elizabeth Peaks. Pasa.-
Estoy demasiado nervioso, ¿qué tal si me equivoco?
¡Por dios! Me distraje pensando en Natalie que olvidé a quien iba a mencionar. Un ataque de pánico se nota en mis pasos, tropiezo sin querer y hago caer a la pequeña niña enfrente de mí.
-Lo siento.- Pido disculpas. No contesta.
-Alexander Gallagher.-
Me toca.
-¿Quién es la persona que deseas que muera?- Su voz es gruesa. Callo. De pronto miro a Collings a unos metros junto con otra persona. Es... ¡ES NATALIE!
-¡Natalie!- Intento correr hacia ella, pero, se esfuma.
-¿Así que Natalie es la persona que deseas que muera? Lo concederé.- Asiente el misterioso tipo.
-¡NO! Claro que no. Perdón, me equivoqué.-
-Lo siento, no hay cambio de decisión, ya vete. El que sigue.-
Camino hacia Collings. Apareció a propósito la figura de Natalie para confundirme y hacerme gritar de emoción su nombre.
-¿Qué intentó hacer?-
-Vaya, me sorprende que hayas querido que Natalie muriera. Tú que tanto la querías.- Odio su tono de voz sarcástico.
-No, ¡Usted me engañó!-
-No, claro que no querido.-
-Sí, apareció una extraña silueta que se asemeja al cuerpo de Natalie para hacerme creer que ella estaba aquí.-
-Eso suena muy malvado hijo.-
-¡No me llame hijo!-
-Parece que estas molesto.-
-¿Cómo no lo voy a estar teniendo a una persona tan detestable en mi vida?-
-Tú ni siquiera estas vivo.-
-¿Por qué hizo eso?-
-No lo sé. Quizá porque me gusta meter drama a la vida de las personas.-
-Estoy esperando el día indicado para deshacerme de usted.-
-Fíjate que pienso lo mismo de ti.-
-Ojalá alguien haya deseado su muerte.-
-Necesitas una cachetada para que te calles.-
-Necesito dos.-
-¿Ah sí muy valiente? Pues toma.- Lanza una bofetada a mi rostro que casi me tumba al suelo. Solo callo y camino hacia casa.
Ya no vuelvo a entablar una conversación con Collings. Me voy directo rumbo a mi cama, sin quitarme la ropa me acuesto a dormir no sin antes pensar que, Natalie puede morir.
"Cuando dos almas se conectan, ni aunque estén en diferentes mundos se podrán separar. Porque la unión es más fuerte que la distancia."
Es la frase que alguna vez, le quería dedicar a Natalie.
Con lágrimas en los ojos, caigo en un sueñoprofundo.
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Traición en el infierno
Mystery / ThrillerLas almas de las personas que fallecen son mandadas a un lugar llamado "exagnorio". En él, unos jueces evalúan su vida y toman la decisión de mandarlos a dos lugares; el infierno, donde está permitido todo tipo de atrocidades, y el paraíso, donde la...