Último día en el infierno
Por fin. Hoy es el día en el que dejaré el infierno. Esta mañana cumplo catorce días en el infierno. No ha sido nada fácil permanecer aquí y según las estadísticas que hace días me platicó Collings, seré la primera persona en los últimos diez años en lograr ir del infierno al paraíso. Es un logro bastante grande si consideramos el tipo de persona que tuve como amo.
Desconozco cómo será la actitud de Collings en este día, ya que ayer me comporté de una manera en la que,
probablemente, aumenté su odio hacia mí.
-Ya está listo el desayuno.- Avisa Collings.
-Ya voy.- Contesto.
Reúno los pedazos de la foto rota de Natalie. El hecho de vernos separados a la mitad en una foto, duele. Es algo tonto pero, yo sé que esto es real. Que ella y yo ya no estamos juntos, ni estaremos.
Y quizás, sólo quizás, lo que voy a arriesgar valdrá menos de lo que voy a ganar. Aunque, soportar vivir con un demonio para terminar renunciando es muy cobarde, así que tengo que terminar lo que empecé.
Taylor, prepárate. Nos volveremos a ver.
Me pongo exactamente la misma ropa que traía el día en que morí. Guardo mi cartera en la bolsa trasera del pantalón. Voy al baño, veo mi rostro en el espejo y con un poco de agua me acomodo el cabello, ah, también limpio mi cara.
Collings una vez más me apresura a desayunar...
-¿Qué tanto hacías?-
-Trataba de verme más presentable.-
-Tardaste mucho. Ya se te enfrió Blackie.-
-¿Blackie se enfrió?-
-Sí, tu comida, el gato negro que asesiné ayer, hoy es tu desayuno.-
-Tiene que estar loca si cree que me lo voy a comer.-
-Tienes que obedecerme en todo este último día porque, puede ser que me arrepienta de último momento y ya no te lleve al paraíso.-
-¿No puedo comer otra cosa?-
-No, solo a tu querido gato calcinado.-
Procedo a alimentarme de mi propia ex mascota. Preferiría comerme a mí mismo antes que a Blackie. Mastico lentamente, como esperando que Blackie volviera la vida, obviamente no pasará.
Al terminar el desagradable desayuno, llevo el plato al fregadero y visito por última vez la habitación que me refugió durante catorce días. La pared en la que Karl me atormentaba cada noche está vacía. Aun no entiendo cómo murió si se suponía que él era como un tipo de fantasma. Una granada fue más que suficiente para desaparecerlo de este mundo.
-Te tengo noticias.- Entra Collings. -Ya está listo tu viaje al paraíso.-
-Genial, ¿cuánto falta para que salga?-
-Tres días.-
-Pero creí que hoy era mi último día.- Que injusto.
-Te engañé. Termina de alistarte que ya pronto nos iremos.- Me asusté.
-¿Iremos? ¿Usted también va?-
-Claro, tengo que supervisar que todo esté bajo control y no cometas actos impuros.-
-Sólo espero que esta vez no influya en mis decisiones como lo ha hecho veces anteriores.-
-Tranquilo, existe un reglamento que me impide actuar en estos casos. En un rato más nos iremos.-
-Sí, está bien.-
Dejo caer mi cuerpo una última vez en la cama, miro el techo, doy vueltas en el colchón, me aseguro de no caerme al piso, juego con mi cartera aventándola al techo y cachándola con mis manos, tiro patadas al aire, trato de acostarme en posiciones extrañas. Todo esto lo haré por último vez en el infierno porque, voy a matar a Taylor. O bueno, eso es lo que se supone que haré.
Maté a Karl, provoqué la muerte de Blackie, asesine a decenas de personas y demonios, estuve a punto de cometer un feminicidio con Collings y ahora, iré al paraíso a matar. Soy un asesino en serie.
No merezco esto. Encontrar felicidad matando personas no es lo mío.
Debo asegurarme de estar tranquilo. Cualquier ataque de pánico, ansiedad, estrés o inestabilidad puede ocasionar otra catástrofe.
-Alexander, ya vámonos.-
-Bien, ya es hora.-
Salimos de casa. Por lo que Collings me explicó vamos a un tipo de central. El viaje es en un transporte diseñado para atravesar los mundos. Contiene potentes motores, ventanas grandes, una decena de ruedas, amplios asientos y cuenta con su propio baño, por si acaso. No sé cómo imaginarme todo eso. Ha de ser uno de esos transportes futuristas que tanto tiempo habían querido desarrollar en la Tierra.
Por fin llegamos. Al mirar al suelo, noto que mis pies los cubre una capa de humo blanco.
-Señor Alexander, su transporte está listo.- Un amable sujeto me señala a dónde debo subir. -¿Desea algo de beber?-
-Hmm no, gracias.-
El sujeto se va con una gran sonrisa en su rostro.
-¿Por qué me tratan tan bien aquí?- Hablo con Collings.
-Porque eres de las pocas personas que ha llegado hacia acá y no están acostumbrados a tratar con gente.-
La puerta del transporte se cierra en automático.
-¿Quién va a manejar?-
-Yo.- Responde Collings. -Ponte el cinturón. Es advertencia no prevención.-
-¿Por qué manejará usted?-
-Para hacer más interesante tú viaje.-
Qué miedo.
Mi estancia en el infierno me sirvió para darme cuenta de que soy bastante inestable. Puedo cambiar de ánimo con tan solo un pensamiento.
A lo lejos se ve una gran puerta.
-¿Por ahí entraremos?-
-Por supuesto.-
Collings hace sonar el claxon y mágicamente las puertas se abren. Conduce lentamente hasta cruzar la entrada...
![](https://img.wattpad.com/cover/78093610-288-k21259.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Traición en el infierno
Misterio / SuspensoLas almas de las personas que fallecen son mandadas a un lugar llamado "exagnorio". En él, unos jueces evalúan su vida y toman la decisión de mandarlos a dos lugares; el infierno, donde está permitido todo tipo de atrocidades, y el paraíso, donde la...