CAPÍTULO 3

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03 de enero del 2015

Habían pasado dos días desde que tenía el número de Harry y había estado peleando conmigo misma para no llamarlo tan rápido.
Pero ya era tiempo de hacerlo, marqué el número que venía en la tarjeta y presioné el botón verde. Tomé aire y escuché el primer tono, segundo tono, tercer to...
—¿Bueno?
— ¿Harry? Soy Samantha ¿estás ocupado?
— Ah, hola, sí ahora no puedo atenderte.
Su voz era sería y nerviosa
— Claro, perdón, cuando puedas hablamos.
Y me colgó, sin despedirse, sin decir algo, sólo me colgó. Tal vez estaba en una junta, o simplemente no quería hablar conmigo. Tenía un sentimiento de furia y vergüenza a la vez, toda mi dignidad estaba en esa llamada.
Me senté en mi escritorio y recosté mis brazos y mi cabeza.
— ¿Cómo te fue? ¿Hablaste con él? ¿Cuándo lo vas a volver a ver? — decía Lexie, mi asistente y mejor amiga recargada en la puerta.
— ¿Quieres un trago? — Le dije matando su emoción y evadiendo sus múltiples preguntas.
— ¿Tan malo fue? — Dejó sus cosas en la mesa y se sentó frente a mi.
— Le llame y me habló de lo más cortante, me dijo que no podía atenderme y luego me colgó.
— Oh chiquilla no te preocupes, dijiste que era abogado, tal vez estaba con un cliente.
— Yo solo sé que tengo ganas de una cerveza — Ambas reímos.
— Mira, no podemos beber porque tienes una junta a las 12:30, pero sí podemos ir a almorzar algo y tal vez conocer un hombre mejor.
*
Salimos del edificio y un taxi nos llevó a un restaurante que estaba a tres calles. Había puros empresarios, algunas caras conocidas y otras que lucían bastante bien.
Pedimos nuestra comida y al poco rato sonó el celular de Lexie, era de la oficina.
— Tu cliente de las 12:30 adelantó su cita y te está esperando
— Odio que me hagan esto. — Nos paramos de la mesa — Toma mi tarjeta de crédito, paga la comida y diles que en un rato vendremos por ella, yo iré a conseguir un taxi.

Salí del restaurante y levantaba mi mano para que un taxi parara. Pero como era costumbre todos me ignoraban. Entre señas obscenas hacia los taxistas y rezos para que uno parara, sonó mi teléfono.
Conteste sin prestar atención.
— Habla Stevens — dije sería mientras agitaba mi mano en el aire.
— ¿Samantha? Soy Harry
Paré en seco, era él, toda mi dignidad había vuelto.
— Hola Harry ¿ya no estás ocupado? - contesté fría. 
— No, no, perdón por lo de hace rato, estaba con... Unos abogados — podía escuchar como tragaba saliva — fui grosero y no era mi intención, ¿Quieres almorzar? - mordí mi labio conteniendo mis ganas de decirle que si.
— Te juro que no es venganza pero tengo un cliente esperando y ya voy tarde.
Podía ver cómo Lexie sacaba un billete y lo agitaba en el aire.
— ¿Mañana?
— Mañana está bien — sonreí.
— Mañana a las 9:00 am en el Lucrex ¿si?
— Ahí estaré
— Nos vemos hermosa.

Lexie había conseguido un taxi, me subí sonriendo, llegamos en menos de 5 minutos, Lexie corría por todo el edificio y yo iba tras ella a paso lento.
No me podía quitar la sonrisa de la cara.
Lexie llegó primero a la sala de juntas.
— Señorita Lively, la Licenciada Stevens viene para acá, por si gusta tomar una bebida o un bocadillo.

— Buenos días a todos, señorita Lively un placer. — dije entrando a la sala segundos después.

— No, al contrario es un placer conocerte, mi esposo y yo somos admiradores de tu trabajo.

— Oh muchas gracias, ¿y tú esposo?

— Él no pudo venir, viaja mucho.

— Bueno, espero no sea un problema, dime en qué puedo ayudarte.

— Esta bien, mira, mi esposo es abogado y yo soy pastelera. Queremos rentar un local en Seattle para ambos trabajos, ya sabes queremos estar más tiempo juntos.

— Es una tarea bastante complicada ya que son cosas muy diferentes pero no es imposible, haré algunas propuestas y te las mandare para que los revises.

— Si claro que si Samantha — Se interrumpió ella sola — ¡Ay perdón! ¿Si puedo llamarte así?

— Si claro que si Blake, no te preocupes — le dije tranquila — ¿Crees que nos podamos reunir con tu esposo en algún momento? para saber cuáles son sus ideas y sus opiniones.

— La verdad es muy difícil que él tenga tiempo de venir, pensaba en llevarle tus propuestas y comentarte lo que él me dijera al respecto — dijo algo nerviosa — realmente no tiene mucho tiempo libre en ese despacho, es por eso que quiero llevar a cabo esta idea, para pasar más tiempo con él.

— No te preocupes Blake, vamos a hacer que esto funcione de cualquier manera — dije tratando de animarla — Lexie te hará unas preguntas de rutina, con las cuales vamos a resumir la historia de las empresas y sacaremos la identidad corporativa ¿te parece bien?

— Claro que si

— Bueno, yo me retiro, nos vemos luego Blake 

— Nos vemos luego Samantha, gracias por aceptar trabajar conmigo — Me dijo sonriendo.

Le sonreí y salí de la sala de juntas, fui al restaurante de nuevo por mi comida.
Ésta chica parecía bastante agradable, aún que era muy joven para estar casada y tener tantos problemas, tiene al rededor de 21 y 24 años.
Habia pasado poco más de una hora. yo estaba comiendo en mi oficina cuando entró Lexie.

— Su marido tiene que ser espectacular porque no para de hablar maravillas de él.

— ¿En serio?

— Si, no le paraba la boca, yo le hacía una pregunta y ella me contestaba con otras dos.

— Pareces cansada — dije burlona, se daba masajes en la frente y me miraba con odio. — Yo me voy a ir temprano, si no tienes nada importante que hacer también puedes irte.

— Gracias, empiezo a creer que deberíamos darles formularios que puedan contestar solos y no tenga que estar aguantándolos. — Me decía con cara de fastidio. — Y a ti ¿qué te tiene tan feliz?

Sonreí mientras mordía el popote de mi bebida, la vi a los ojos y entendió mi felicidad.

— ¿Hablaste con él? — me dijo poniendo los ojos en blanco, yo sólo asentí sonriendo.

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