CAPÍTULO 34

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tres semanas después

Los días han sido grandiosos, estamos listos para mudarnos a San Francisco pero Harry tiene que hacer algunas cosas antes de irnos, lo cual no sé que puede ser que no pueda hacer en SF.
Tomé un sorbo de mi café, ya está un poco tibio, comí de mi pan y pareció un grandísimo error, todo empezó a dar vueltas, mi estómago está revuelto, salí directo al baño y vomite todo lo que había comido.

La sensación no desaparecía, así que fui al doctor, no podría trabajar así.

— ¿Es usted sexualmente activa?

Mis ojos se abrieron sorprendidos por la pregunta.

— ¿Eso que tiene que ver?

Lo mire tímida y hablando en susurros.

— ¿Tiene usted un retraso en su periodo?

De pronto mis ojos se abrieron, no puede ser, ya se lo que me dirá pero no, es imposible, cuenta Samantha cuenta, trece, catorce, quince, dieciséis... Maldicion.
Estoy... embarazada.

— Si, de una semana.

Mis ojos estaban distraídos en el cartel que tenía el doctor pegado en su pared, las fases de desarrollo del feto y al lado, las posibles "soluciones" y sitios de ayuda.

— ¿Señorita?

Lo mire desconcertada, la sorpresa me había invadido.

— Aún no sabemos si lo está o no, le haré un examen de sangre para estar seguros.

Me miró esperando respuesta, y al ver que mi cara no reaccionaba comenzó a hacer su trabajo, supongo que tiene casos como este seguido y no puede esperar a que a cada una se nos pase la sorpresa.
Así que lo deje hacerlo, mientras en mi cabeza había un tsunami de preguntas sin responder, de teorías y de posibles reacciones al decirle a Harry.

— Volveré con los resultados en unos minutos ¿Quieres que te diga los resultados o quieres verlos en tu casa?

Lo mire y mis ojos se pusieron llorosos.

— Quiero verlos en mi casa por favor.

El hombre salió apurado por la puerta y yo tuve la libertad de llorar desesperadamente por diez minutos.
No es que no quiera ser mamá, no es que no me gusten los bebés, simplemente no quería que mi bebé naciera fuera del matrimonio. Y ahora voy a tener un bebé con mi novio que no se ha divorciado.
Mi carrera en San Francisco está empezando y se que será un éxito, no puedo tener un bebé ahora.

El doctor volvió con un sobre blanco, me lo extendió y se despidió de mí, tuve que limpiarme las lagrimas de las manos antes de despedirme.

Tomé el sobre y lo guarde en mi bolsa, subí a mi carro y fui directo a mi departamento, aproveche el tiempo y pedí una pizza.
Aventé mis cosas en el sillón y me acosté en mi cama para ver la tele.

Algunas veces mis ojos se topaban con el sobre que sobresalía de mi bolso, pero no lo quería abrir, me daba miedo el resultado.

De pronto la puerta se escuchó como cerro y corrí a agarrar el sobre para esconderlo, pero me atrapó a la mitad.

— Hola hermosa

Lo agarre en un movimiento rápido y lo puse detrás de mi. Se estaba acercando a mi con una sonrisa, no quiero perderlo.
Llegó, me abrazo y yo inundada en pensamientos y emociones deje que sintiera el sobre.

— ¿Qué es esto?
— Un sobre

Me puse nerviosa y a la defensiva, no puede obligarme a verlo.

— Samantha... ¿Qué hay en el sobre?

Me miró buscando respuestas pero mis ojos en ese momento solo servían para llorar.

Dio un movimiento más rápido que mis reflejos y me quito el sobre de las manos con una sonrisa victoriosa, que se le borro al ver lo que decía.

"Laboratorio NYC
Prueba de embarazo de: Samantha Stevens"

— ¿Estás...?

Me miró tiernamente inseguro.

— No lo sé... aún.

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