CAPÍTULO 22

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NARRA BLAKE DESDE AQUÍ

Mi cabeza duele, siento que si la despego de la almohada se me caerá, tal vez si me quedo otra hora aquí se me pase o tal vez si me paro muy rápido el dolor será mucho peor pero por menos tiempo. Opto por la segunda opción, cuento hasta tres y muevo mi pesado cuerpo hacia arriba, mala idea, mala idea, mala idea, mi cabeza explotara en cualquier segundo, las nauseas llegan, en la vista tengo puntos negros por el mareo. No hago nada bien últimamente. Me quedo sentada esperando que el efecto de la cruda pase y me deje ir al baño pero un ruido interrumpe mis planes, volteo mi cabeza y hay un chico de aproximadamente 30 años, guapo y bien dotado sin duda, su cuerpo solo está cubierto de la cintura para abajo por una sabana, lo demás está desnudo, volteo a ver mi cuerpo y estoy desnuda, genial lo que me faltaba, más estupideces.
Busco mi ropa en el suelo, tendré que tomar un taxi para llegar de nuevo a mi hotel, aprovecho su sueño pesado y me levanto sin pena, me baño y me pongo mi ropa de nuevo, me voy dejándolo dormido todavía, bajo al vestíbulo y pido un taxi que llega a los pocos minutos.

Miami está bien, pero la verdad no me la estoy pasando como esperaba, ayer fue una noche divertida, bueno, lo poco que recuerdo. Mis amigas y yo fuimos a un club y estábamos bebiendo, bailando y pasándola bien, me besé con dos o tres tipos y hasta ahí llegan mis recuerdos de la noche de ayer.
Llegué a mi hotel y pedí servicio a la habitación, mis amigas empezaban a aparecer en las redes sociales, me alegraba saber que estaban bien e igual de crudas que yo.

Mi celular suena y suena, mi padre insistirá hasta que le conteste, pero de verdad no tengo ganas de hablar con él, lo único que siempre me dice es que tengo que vigilar mejor a mi esposo o que tengo que firmar papeles nuevos. Yo ya no quiero esta vida, si por mí fuera ya estaría divorciada de Harry, es más... Ni si quiera hubiera aceptado casarme con él.
Tomé medicamentos para el dolor de cabeza y tres horas después me sentía mejor para ir a comer con mis amigas a la plaza.
Me gustan los restaurantes de Miami porque son muy casuales, muy veraniegos, nada elegantes, nada que amerita esfuerzo de mi.
Nos sentaron en una mesa con vista al mar y llegó un mesero que me pareció conocido pero no terminé de reconocerlo.

- ¿Y tú Blake?

Volví mi ojos a Jade que me miraba esperando a que contestara, ojalá supiera que quiere.

- ¿Qué vas a pedir tu?

Me dijo al ver que no tenía idea de lo que me preguntaba.

- Una ensalada italiana está bien por favor.

Le dije al mesero cuyos ojos azules ya había visto en otro lugar antes. Me sonrió y se retiro con nuestra orden.

- Oh my God Blake si tú no te lo llevas a la cama lo haré yo.

- ¿Por qué yo?

Dije riendo ante su comentario.

- No te hagas, no dejaba de mirarte y la manera en la que sonrío, por Dios ese es el hombre perfecto.

Jade y Zoe intentan convencerme de conquistar al chico de los ojos azules, pero yo me niego, hace mucho que enamorarme salió de mis planes.
Llegó con nuestras órdenes, mis amigas estaban atentas a cada movimiento que hacía, antes de irse volvió a sonreír y Jade casi pega un grito.
Superamos el tema mientras comíamos, platicábamos de nuestras experiencias matutinas de hoy, les conté del "Chico Sueño Pesado" con el que amanecí hace rato, nadie lo recordaba.
Pedimos la cuenta y Jade comenzó a coquetearle al "Chico Ojos Azules" el cual no se vio muy interesado, aun así Jade sonreía y se reía de los comentarios que hacía sobre nuestras vacaciones.
Tomé mi celular para apagarlo, mi padre seguía llamando.

- Vamos Blake.

Sonreí y avance junto con ellas hasta la salida, Jade se había resignado, intente guardar mi celular en la bolsa y recordé donde la había dejado.

- Olvide mi bolsa arriba, no me tardo.

Salí corriendo escaleras arriba para llegar a la mesa en la que estábamos hace unos minutos. Me encontré al Chico Ojos Azules recogiendo los platos, sonrío al verme.

- Lo siento, olvidé mi bolso.

- Disculpa, no puedo ignorar más esto ¿De dónde te conozco?

Me dijo con una bonita sonrisa en su rostro.

- No lo sé, yo estoy en la misma situación que tú, ¿Cómo te llamas?

- George Toke

Se me abrieron los ojos, la boca... Todo. No puedo creerlo es Georgie es mi mejor amigo de la preparatoria. Dejamos de ser amigos cuando fui a Yale y él se quedó aquí en Miami, él no quería estudiar, quería ser fotógrafo.

- ¿Georgie?

Me miró de nuevo y dejó los platos en la mesa.

- ¿Blake? ¿cómo? Estás muy diferente, rubia, alta... a la moda.

- Gracias... Supongo. Tú igual estas muy diferente, sabía que nunca olvidaría tus ojos.

Me sonrió de nuevo y dudó un momento en hablar.

- ¿Quieres ir a tomar un café después? Salgo a las siete

- Claro que si Georgie, tengo muchas cosas que contarte.

- Nos vemos a las 7:30 en la cafetería Feliu

Ambos sonreímos ante los recuerdos, era nuestro lugar especial, donde nos reuníamos. Ese lugar es sagrado.
Tomé mi bolsa y baje sonriendo, mis amigas esperaban en una boutique de la calle de en frente.
Hace tanto que no me sentía feliz, Georgie me hace feliz, siempre lo ha hecho.

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