LADRONA

CAPÍTULO 40

CAPÍTULO FINAL

30 de agosto de 2054

Y esa fue su promesa, estar conmigo  la vida entera y lo cumplió.
Aún recuerdo el día de nuestra boda, fue hermoso, él lucía guapísimo. 
Recuerdo que en la fiesta Blake se acerco a mi, yo ni si quiera sabía que la habían invitado, me abrazó y me dijo "Eres una ladrona, me robaste lo que un día ame y me dolió bastante, te odie por mucho tiempo, hasta que me di cuenta de que tú no tuviste la culpa, por eso vine hoy, para darte las gracias, porque me hiciste abrir los ojos y por fin soy feliz... Y perdón por todo el daño que les hice, estaba cegada por las amenazas de mi padre, te deseo lo mejor Samantha, de verdad..."
Por mucho tiempo fuimos amigas cercanas, hasta que se mudó a Alaska y perdimos la comunicación.
Lexie tuvo 4 hijos, dos pares de gemelos, fui madrina de todos. Me compró una parte de la compañía y fuimos socias hasta que nos retiramos hace como cinco años.

¿Y cómo fue mi vida con Harry?
Fuimos de luna de miel a Hawaii, la pasamos bien, viajamos a varios lugares y al siguiente año, me embaracé, Harry no podía creerlo, nació un niño y le pusimos Henry.
Dos años después nació una niña, Lola, Harry estaba vuelto loco con ella.
Y cuatro años después nació otra niña, Lucy.
Duramos treinta y ocho felices años de casados y solo hace dos meses falleció, mi esposo, mi dulce esposo, un día amaneció y él ya no despertó, se quedó dormido para siempre, abrazándome.
Él hizo mi vida divertida y la llenó de experiencias y de retos.
Blake vino al funeral sola y me enteré de que George había muerto hace unos años de cáncer y apenas había podido volver a Estados Unidos donde viven sus hijos.

Mis hijos y yo intentamos hacer un funeral espectacular, justo como él se lo merecía.

Harry dejó huella en la vida de cada uno, pero en mi quedó impregnado y me cuesta dejarlo ir, pero no tengo otra opción. Se ha ido y nunca le agradeceré lo suficiente por haber llenado mi vida de felicidad.
Recuerdo aquel día en que tuve que decirle a mis hijos que su padre ya no estaría más con nosotros, ya no eran niños pequeños, pero la noticia era grande. 
Recuerdo que Lexi llegó en cuanto pudo, dejé a mis hijos en el jardín y entre con ella, me abrazo, todo su pesar lo expresó con ese abrazo y yo no pude contenerme, lloré, lloré con fuerza, el amor de mi vida se había ido, ya no volvería a ver sus hermosos ojos verdes, su hermosa sonrisa, sus hermosas arrugas que se le formaban al sonreír, se había ido.

Después no pude volver a llorar, quería que mis hijos me vieran fuerte, porque su padre me dio una vida feliz y llena de amor, él cumplió con todo lo que me prometió, se que me amo lo más que pudo y yo lo ame con la misma fuerza, sólo espero el momento en que Dios me llevé y pueda volver a estar con él.

Fui, soy y seré la ladrona más afortunada de todo el mundo.