CAPÍTULO 6

2.5K 143 0
                                    

Forcé a mi cuerpo para que se levantara y fuera hacia la cocina.
Tomé aspirinas y las acompañe con café. Luego fui al baño y Dios, mi cara era algo horrible, ni 10 kilos de maquillaje me ayudarían con esto.
¿Cómo podría demostrarle a Harry que no me había afectado la situación si mi cara lo decía por sí sola? No podía ir así, no quiero que sepa todo el daño que me causo.

— No voy a ir — le dije alterada en la puerta de la cocina
— ¿Por qué no?
— Mírame, estoy hecha un desastre, no puede verme así.
— No hay nada que el maquillaje y unos buenos lentes de sol no arreglen. — me tomó de la mano y me llevó al baño — Primero báñate, apestas a alcohol.

La obedecí, no podía creer lo que hacía, se me hacía imposible tener que alistarme para que él me explicara por qué salía conmigo si tenía esposa.
Mi cosa favorita de estar con él, era lo sencillo y tranquilo que pasaba el tiempo, cero drama. Pero ahora, todo era diferente, no puedo lidiar con este tipo de cosas.

Salí del baño y en mi cama reposaba uno de mis vestidos rojos pegados más sexys, unos tacones blancos y a lado unos lentes de sol también blancos.
Me los puse y Lexie me maquilló la cara, me borró las ojeras que decían lo poco que habia dormido y lo mucho que había llorado.

— Son las 9:30, deberías irte ya.
Me levanté y tomé mi bolsa, caminé a la puerta y salí. Me metí al elevador de mi edificio y me vi en las paredes de espejo, vaya que me veía bien, ese bastardo se arrepentirá.

El día estaba nublado, lo cual combinaba perfecto con mi humor.
El aire que golpeaba mi cabello al conducir era frío y las nubes negras se acercaban con rapidez.
Llegué 10:05 al restaurante, podía ver a Harry sentado viendo su reloj mientras tomaba café.
Mi pecho dolía, me faltaba el aire, no sé cómo podré hablar con él.
Iba a darme la vuelta para irme cuando Harry volteo y me vio, se puso de pie y me hizo un pequeño saludo con su mano.
Crucé las puertas del restaurante y me acerqué, me senté frente a él, acomodé mis cosas y me quedé callada, esperando que él hablara.

— Supongo que estás muy enojada.

No respondí.

— De verdad lo siento Sam, nunca quise lastimarte ni usarte, lo nuestro fue muy real... es real.

Silencio de mi parte.

— ¿No dirás nada?

Lo mire a los ojos y le tomé al jugo que me había traído el mesero hace unos segundos.

— Supongo que solo quieres escuchar porque no te dije la verdad. Así que aquí vamos. — tomó aire y comenzó. — Conocí a Blake en la universidad, de verdad me gustaba y sentía que la amaba. Después de un año de novios, me reveló que venía de una familia millonaria. Yo en cambio tenía dinero pero no en exceso, tenía lo necesario para vivir. — se aclaró la garganta — le comenté a mi padre luego de unos días y él me contó que lo habían despedido de su trabajo y que estábamos en crisis.
Mi padre me forzó a casarme con ella, no es que en ese momento yo me negará, pero estaba cegado con todos los problemas familiares que tenía y eso me hizo aceptar tal fácil. — me decía con la mirada baja — En cuanto me casé los problemas desaparecieron y a mí me llegó la realidad, no la conocía como pensaba, no era lo que yo quería. Al año yo estaba seguro de que no quería más este matrimonio, pero es complicado, su familia es muy difícil. Con decirte que su padre me amenazo antes de la boda. Y ahora ella quiere irse a Seattle y poner un negocio que no tiene pies ni cabeza.

No paraba de ver su café, parecía estresado. Tomé una de sus manos y la enganche a la mía. Levantó su mirada y me sonrió. No pude evitar sonreír también.

— De verdad lo siento Samantha. Mi intención no era lastimarte, de verdad me gustas y siento cosas que no he sentido antes. Nunca había engañado a Blake pero es que tú me haces sentir diferente, relajado. No puedo dejarte ir, me encantas, me vuelves loco, me impre...

Interrumpí sus palabras con un beso, fue corto, tierno, lleno de amor. Yo no había dicho nada desde que llegué pero en ese beso se lo dije todo.
Volví a mi lugar y la realidad me golpeó de nuevo.

— Espera, no, lo siento, no importa el hecho de que tu matrimonio este arruinado o no sea lo que quieres. Sino que yo sería tu amante, no puedo ser la otra mujer, no puedo lastimarla así. Tienes que terminar ese matrimonio y cuando lo hagas podré estar contigo.

Me levante de la silla y salí del restaurante, estaba lloviendo, puse mi bolso en mi cabeza intentando tapar el agua lo cual era inútil. Subí a mi carro pero Harry me alcanzó, toco mi ventana y baje el vidrio.

— No te puedo dejar ir, no me hagas esto.
— No puedo ser la otra mujer, no podría vivir sabiendo el daño que le estoy haciendo a Blake.
— Te amo Samantha Stevens, te amo, no puedo dejarte ir porque te amo, me vuelves loco.

Me quede en shock, no me esperaba esa respuesta. Sus ojos eran sinceros. Le dije que entrara al carro, su cabello y su ropa estaban empapadas por la lluvia.

LADRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora