Capítulo 11.

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CAPÍTULO 11.

Harry sentía más calor del acostumbrado tumbado en la cama. Por la noche se había despojado de la camiseta, y había conseguido deshacerse del edredón que le tapaba. En ese instante se encontraba con la cabeza de Louis respirando en su pecho, con la boca medio abierta, y el pelo alborotado. Su mano seguía cogida a la de Harry, con los dedos entrelazados, y la otra mano estaba al otro lado su cuerpo, teniendo el brazo de Louis alrededor de su cintura. Harry no quería moverse. Si había algo que le hiciese feliz era poder disfrutar de la cercanía de Louis en ese momento. Nunca habían estado tan cerca, al menos, no tan íntimamente.

No pudo reprimir el impulso de pasar una mano por su pelo, lo que no fue buena idea, ya que Louis se despertó sobresaltado. Alzó la vista hacia Harry, que se hizo el dormido, moviéndose a un lado e intentando deshacerse del agarre de este muy a su pesar; no quería que Louis pensase que lo había estado observando, aunque era la verdad.

Louis se levantó con cuidado de la cama, y miró la hora: las 8:30 am. Se pasó las manos por el pelo y observó el cuerpo de Harry, perfectamente esculpido y tatuado. En ciertas zonas de su torso se podía ver el brillo debido al sudor.

El chico de ojos azules, por primera vez, miraba a Harry. Lo miraba de verdad. Tenía el pelo revuelto de la cama, con los rizos pegados al cuello y otros despeinados sobre la almohada. Se movía constantemente, y durante unos segundos admiró la postura que acababa de coger.

Harry estaba esperando el momento perfecto para despertarse, y era ese. Se giró y abrió los ojos, sorprendiendo a Louis que apartaba la mirada rápidamente de su cuerpo.

—¿Te he despertado? Lo siento.—Harry negó a la pregunta de Louis, incorporándose y pasándose la mano por el pelo.

—Es el calor.

Louis asintió, sintiéndose nervioso. Había dormido pegado a ese chico, rodeando su cuerpo.

Harry ocultó la cara con sus manos y soltó un quejido de dolor.

—Odiosa resaca.

Louis se giró hasta el escritorio ofreciéndole más tarde un vaso de agua y una aspirina para el dolor de cabeza.

—Ten, esto te aliviará.

Harry tendió su mano para coger lo que el chico de ojos azules le había ofrecido.

—Gracias.

El chico de los rizos no era totalmente consciente de lo pasado la noche anterior. No sabía nada de su declaración de amor por activa y por pasiva, tampoco de la reacción de Louis, y aún no tenía del todo claro si había llegado a ocurrir algo más entre ellos que un simple roce.

Louis miraba a Harry, sin perder detalle de sus movimientos, y de cómo se movía algo inseguro al sentirse observado. El chico de ojos azules cogió la camiseta de la que Harry se había deshecho por la noche, la cual había tirado antes de apretarlo más contra su pecho, y susurrarle "te quiero" en sueños.

—Toma, póntela. Mi hermana puede entrar en cualquier momento, y no es cuestión de que te vea así. No quiero que piense algo que no es.

Harry alzó la vista hacia el chico de ojos azules, y por un lado se sintió herido, mas por otro le resulto gracioso el hecho de que Louis se sintiese culpable. ¿Es que había hecho algo?

Harry tomó la camiseta con cuidado, y tras dejar el vaso sobre el escritorio, se colocó la camiseta, incorporándose de la cama, tocando el suelo con sus pies descalzos.

—¿Desayunaremos?

Al parecer al chico de los rizos se le había pasado el mareo al instante. Ya solo quedaba felicidad en su rostro.

Everything about you ♥ Larry Stylinson |Niam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora