La hora de matemáticas se me hizo eterna. No hacía más que pensar en el chico que había visto.
Estaba casi segura de que él había sido el que le lanzó la papelera a Jorge para que pudiera escapar, pero... ¿De qué me conocía él a mi?
Nunca lo había visto por el instituto, pensé que sería nuevo.
Estaba pensando tanto en aquello que incluso la profesora más de una vez tuvo que llamarme la atención y obligarme a escribir, como hacían todos.Claudia y yo no intercambiamos ninguna palabra más sobre lo que había ocurrido, pero, por alguna extraña razón, era obvio que yo fui la única que vio a aquel chico.
Cuando por fin la sirena anunció que la clase había terminado, salí del aula agarrada del brazo de mi mejor amiga, en busca de David.
Nos sentamos en un banco.
Me percaté de que Claudia se acercaba cada vez más a mi oreja, como si quisiera decirme algo:-¿Qué fue eso?
Me habló tan bajito que me sobresalté.
-¿Qué fue el qué? -Le pregunté, aunque estaba claro que ya sabía a qué tema se refería.
Ella puso los ojos en blanco, sin dar su brazo a torcer.
-Sabes perfectamente de qué estoy hablando, así que no te hagas la tonta. -Me dijo, poniendo los brazos en jarras.
Miré para todos lados, por si aquel chico estaba ahí de nuevo, junto a la papelera que ya la habían puesto en su lugar correspondiente. Pero nada. Él no estaba.
-La papelera voló, todos lo vimos.-Le dije, pues no tenía otra explicación.
-No me digas... -Murmuró Claudia sarcásticamente.
Por suerte, David apareció al fondo de las escaleras que daban a las aulas de arriba, dando por concluida a nuestra conversación.
Y me alegré:la conversación me empezaba a resultar demasiado incómoda, ya que ni siquiera yo tenía las respuestas correctas a sus preguntas. Tampoco sabía que había pasado hacía una hora atrás.-¡Ey, chicas! ¿Qué tal la clase de mates?-Preguntó nuestro amigo.
Las dos nos miramos sin saber muy bien qué contestar, hasta que David se percató de ello. Frunció el ceño y susurró:
-¿Qué ha pasado?
Claudia me lanzó una mirada fugaz, diciéndome así que se lo contara yo.
Maldecí por lo bajo.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
-¿Pero estáis seguras de que la papelera voló por si sola para después estallar en la cabeza de Jorge?
-Estamos más que seguras. -Dijo Claudia. -Pero donde la papelera había salido volando, no había nadie.
No estuve de acuerdo sobre su último comentario, ya que yo si vi a alguien al otro lado de la sala, y como ya dije antes; él fue el que lanzó la papelera. Pero decidí mantener el pico cerrado y no liar más el asunto de lo que ya estaba.
Me comí los sesos en busca de alguna explicación razonable, pero no encontraba absolutamente nada.
¿Por qué yo era la única que había visto al chico?
Técnicamente, no tenía lógica ninguna. Incluso pensé que mi imaginación me había jugado una mala pasada, o que me estaba volviendo loca... Al fin y al cabo, cualquier extraña solución podía ser la correcta.
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Entre Dos Almas
Romance¿Quién dijo que las criaturas del más allá no podrían llegar a encontrar el verdadero amor con un humano? ¿Cómo sería dormir al lado de alguien a quien tú solo puedes ver? ¿Y mirarlo con el fin de saber que nunca podrás llegar a to...