El hecho de no poder tocarlo me mataba poco a poco.
Me sentía cohibida al mirarle directamente a los ojos y no poder alargar la mano y palpar su precioso rostro.
Necesitaba acariciar su perfecta piel pálida, que parecía sacada de una misma tienda de muñecas de porcelana.Podías notar la delicadeza con la que tu mano se deslizaría sobre ella y, a la misma vez, la frescura de esos hoyuelos tan típicos de él que aparecían nada más mostrar esa sonrisa tan hermosa que sólo yo era capaz de sacarle.
Sufría interiormente como nunca jamás había sufrido al no poder sostener su mano entre las mías. Al no poder acurrucarme sobre su pecho por voluntad propia. Al no poder rodearle el cuello con mis brazos y, seguidamente, justo después de mirarle directamente a los ojos y ser consciente de que me sentía la mujer más afortunada del mundo al estar entre sus brazos, besarle los labios con una ternura inmensa, entregándole todo mi ser.
Había sido consciente en todo momento de que esto iba a ser el motivo de mi hundimiento, pero me aferré a las consecuencias con toda la fuerza que era capaz de emplear.
Lo amaba. Y no quería que esto acabara. Ninguno de los dos estaba dispuesto a irse, siempre y cuando la historia no se torciera y cada uno cogiera su propio camino.
El caso era que mis pensamientos estaban rompiendo mi propio corazón, y no sabía cómo detenerme.
Necesitaba tocarlo a toda costa como él podía tocarme a mí. Necesitaba sentirlo todos los días de mi vida. Necesitaba caminar a su lado mientras su mano cubre a la mía.Lo necesitaba a él completo, en todos los sentidos.
Y puede que se me hubiera ido la cabeza en aquel entonces. Que estuviera siendo presa de la desesperación poco a poco, y cada vez más.
Aquello me encerraba en una gran jaula para pájaros de un material tan resistente que jamás podría ser capaz de romper yo misma, y el caso era que la única capaz de librarse de esa jaula era yo misma.Cada día que lo miraba a los ojos y veía que no podía hacer nada más que eso, mirarle. Sin poder tocarlo. Siendo consciente de que jamás podría hacer más que mirarle, la jaula para pájaros que me mantenía encerrada ya un tiempo, encogía cinco centímetros más impidiéndome a una velocidad abisal el paso del aire fresco a mis fosas nasales.
Meneaba los barrotes una y otra vez con el fin de que algún día uno de ellos cediera y se quebrara delante de mi mirada triste y preocupada, pero lo único que conseguía era agotarme y caer exhausta al fondo de la misma.
Y aquella escena me hacía mantenerme en llanto, y tampoco ser capaz de controlarme.Y está claro que jamás debería haber tomado esta decisión, ni siquiera debería habérmela imaginado y llegar a la conclusión de que de verdad aquella era la solución.
Pero no me hice caso. Le hice el completo vacío a mis pensamientos y a mi cerebro y avancé un paso más.
También tengo claro de que fue el mayor error de mi vida...
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Entre Dos Almas
Romance¿Quién dijo que las criaturas del más allá no podrían llegar a encontrar el verdadero amor con un humano? ¿Cómo sería dormir al lado de alguien a quien tú solo puedes ver? ¿Y mirarlo con el fin de saber que nunca podrás llegar a to...