Me levanté de un salto de la cama, aplastando a mi paso la carta entre mis manos.
Giré la cabeza a un lado y a otro, buscando al chico, pero no lo encontraba.Mi cerebro no procesaba aquella información tan repentina.
¿De verdad el chico estaba muerto?
¿ Qué demonios hacía yo con un fantasma en mi habitación?
¿Por qué me había escogido a mi y no a otra persona?
¿Es cierto que los seres del más allá pueden llegar a enamorarse de una humana?
En ese momento, cualquier respuesta parecía la correcta...Mi cabeza daba vueltas. No se tragaba aquellas escenas.
Solté el aire que retenía en mis pulmones, aliviada, al ver que el chico no se encontraba en mi habitación, mirándome fijamente como solía hacer.
Empecé a pensar que la carta había sido escrita por algún gracioso que se puso de acuerdo en mandarla a mi casa. Incluso pensé que había sido Claudia, o David, pero sabiendo que todo el instituto estaba enterado de mi experiencia paranormal, era difícil encontrar al agresor.Con un suspiro, caminé hacia mi puerta. Alargué la mano para abrirla, pero justo cuando mis manos rozaron el pomo de ésta, noté un cosquilleo en la cadera, como si alguien me estuviera acariciando de nuevo.
Me quedé paralizada unos instantes, luchando para volver la cabeza, pero en ese momento el miedo dominaba mi cuerpo, así que me quedé ahí parada bastante tiempo.
Al fin, logré mover mi muñeca y girar el pomo metálico.
Entonces, volvió a pasar: aquel tacto me volvió a acariciar la cadera, esta vez más rápido, como si temiera que fuera a salir por la puerta en cualquier momento.-No te vayas.
Y esa fue la primera vez que escuché su voz. Tan melodiosa, como si de un niño pequeño se tratara, aunque protectora a su vez.
Iba acorde con su perfecto rostro.Reuní el valor necesario y esta vez logré girarme en dirección a mi cama.
Tuve que taparme la boca con las dos manos para no gritar. No esperaba encontrármelo tan cerca de mi cara.
Podía notar su aliento chocando directamente con mi mejilla.Su presencia siempre era acompañada de un repentino aire helado, como si nos encontráramos en la cima de una montaña.
Se alejó unos pasos de mi rostro al ver mi expresión de espanto, me sonrió y me cogió la mano.
-¿P-por qué tú si puedes cogerme la mano?
Sin dejar de sonreírme todavía, me dijo:
-Es diferente. Los muertos pueden jugar con el tacto de los humanos, pero los humanos no pueden hacer lo mismo. Simplemente, sentís frío cuando estamos cerca, o cuando notáis nuestra presencia, pero tú... Tú eres diferente. Tú puedes vernos. No cualquiera es capaz de vernos.-Avanzó unos pasos hacia a mi y me acarició la mejilla. -Cuánto tiempo había esperado este momento, el momento en el que apareciera frente a ti. Llevo observándote y velando por tí desde que naciste. Aunque parezca mentira, los espíritus también crecen, yo también crezco, y yo crecí junto a ti.
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Entre Dos Almas
Romance¿Quién dijo que las criaturas del más allá no podrían llegar a encontrar el verdadero amor con un humano? ¿Cómo sería dormir al lado de alguien a quien tú solo puedes ver? ¿Y mirarlo con el fin de saber que nunca podrás llegar a to...