Mis piernas parecían emprender la marcha por sí solas, sin el consentimiento de las órdenes de mi cerebro.
Mi cuerpo temblaba ante el crujido de las ramas de los árboles al caer con ansia al duro suelo de piedra.
Mi labio inferior vibraba cuando la fuerte y gélida brisa que se escapaba de entre las ramas me golpeaba con una brusquedad total en el rostro.Y mi corazón, palpitante y cálido, se encogía cada vez más cuando mis piernas decidían avanzar un mísero paso más hacia el borde del acantilado.
Una lágrima fugaz recorrió mi mejilla hasta quedarse encajada en el hueco de mi cuello, mientras que mi respiración se agitaba todavía más a cada segundo que pasaba de una manera colosal.
Comenzaba a sentir náuseas. Pero no me detuve.
Tal vez, mi impaciencia me había llevado hasta el borde de aquel acantilado que hacía años que no era pisado ni tocado. De hecho, no estaba permitido poner el pie en aquel bosque frondoso y lleno de vida y, mucho menos, acercarte a aquel inestable trozo de tierra por el que yo estaba a punto de lanzarme.
Pero reuní el valor necesario como para arrancar aquellos trozos de plástico precintados que prohibían el paso a toda persona ajena.Mis ojos no pudieron resistirse a la dulce tentación de proyectar hacia abajo. Ojalá hubiera podido evitarlo y mirar hacia otro lado, pues cuando divisé lo que se cocía ahí abajo mis náuseas aumentaron a un estado crítico.
Tuve que dar varios pasos hacia atrás, alejándome del borde del acantilado, correr hacia un lado, y echar la pota en la fresca hierba verde, que no tardó en consumirse.Después, avancé hacia el borde del acantilado y me posicioné en el mismo lugar del mismo en el que estaba antes de tener que irme a vomitar.
Escuchaba las olas romper con fuerza un poco más arriba de la terminación del acantilado, y mi corazón comenzó a palpitar más alocadamente.
Reprimí el impulso de alejarme de aquel fatídico lugar y volver a casa como si nada hubiera pasado más de un par de veces. Con mi hermano, con Claudia, con David, con... Derek.
Pero entonces reparé en que él había sido el pleno motivo por el que aquel día, a las 7:30 ya pasadas de la tarde, me encontraba en ese lugar tan desierto.Por Derek.
No era capaz de esperar por mucho más tiempo para acabar reuniéndome con él una vez que ya hubiera llegado a la tercera edad y casi que ya no fuera capaz de hacer mis cosas por mi sola, sin necesitar ayuda. No estaba dispuesta a que el ser del que yo había acabado ya enamorada me viera todos y cada uno de los días llegando a la vejez. No estaba dispuesta a ser una anciana y no poder haber tocado ni una sola maldita vez al amor de mi vida. Eso no era justo.
Se suponía que alguien de la tercera edad era la persona que más experiencia había tenido en la vida, la persona a la que deberías recurrir cuando no sabes que decisión tomar en algunos casos.A diferencia de mí, que hasta hace dos horas estaba dispuesta a envejecer hasta que llegara mi hora y por fin pudiera reunirme con él. Por fin.
Pero por lo visto, si le hacía caso a Derek, y envejecía sin haberlo podido tocar nunca, nada más llegada la hora de mi muerte, me convertiría en una anciana que jamás había tenido ninguna experiencia, y que no tenía absolutamente nada que contar cuando alguien indeciso se le acercara y quisiera ser aconsejado.
Era un tema que me mataba poco a poco. Y que no sabía cómo frenar.
Me agotaba cada hora que pasaba a su lado y no podía acercar la mano a su rostro para tocarlo, aunque fuera nada más y nada menos que una basta caricia.Nada.
Y sé que Derek no habría querido esto. Que acabara saltando de este acantilado por estar cuánto antes con él, a su lado, y que por fin pudiera tocarle y besarle.
Sé que él jamás habría querido tampoco que tuviera estos pensamientos. Y que eso haya sido, prácticamente, lo que acabara asesinándome.Pero ni siquiera me había dado cuenta de que desobedecer era lo que había hecho, y que mis pies ya no tocaban el borde del acantilado.
Sino el aire.
Después, todo se volvió negro.
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Entre Dos Almas
Romansa¿Quién dijo que las criaturas del más allá no podrían llegar a encontrar el verdadero amor con un humano? ¿Cómo sería dormir al lado de alguien a quien tú solo puedes ver? ¿Y mirarlo con el fin de saber que nunca podrás llegar a to...