Mi amiga se removió entre las sábanas blancas y el olor desagradable a hospital nos hizo arrugar la nariz.
No sabía el motivo, pero los hospitales me recordaban a la muerte: tanto silencio, soledad, tristeza...
En fin, evitaba lo mejor que podía entrar en un hospital. Pero no iba a dejar a mi mejor amiga allí sola, y menos después de lo que pasó.-Gracias por... -Claudia titubeó un poco. No quería recordar que estuvo al borde de la muerte por unos minutos. - sacarme de allí. No quiero ni pensar lo que habría pasado si no hubieras entrado en ese aula.
Un sentimiento parecido a la culpa me impidió hablar: no quería atribuirme el mérito de una cosa que, en cierto modo, no había hecho yo.
Derek fue el que salvó a Clau, pero... ¿Que pretendía que le dijera? ¿Que un ser del más allá la había cogido en brazos, apagó el incendio que posiblemente Jorge y sus secuaces provocaron y yo la había sacado de allí como si desde un principo no hubiera nadie en el centro que no fuera yo?
No.
Demasiado radical y poco, muy poco creíble.-¿Marga? - Me llamó Clau. - ¿No vas a decir nada?
Sacudí la cabeza y me centré en la realidad.
Miré a mi amiga y le sonreí : sus rasgos se relajaron al ver que me encontraba bien.-No tienes por qué darme las gracias, tonta. - Dije tratando de no atribuirle todo el mérito a mí misma. - Tú no tuviste la culpa de quedarte allí atrapada entre las llamas. Además, de tanto inhalar el humo de incendio, quedaste inconsciente.
Claudia bajó la cabeza al suelo y unas cuantas lágrimas desconsoladas resbalaron por sus mejillas.
-Eh. No llores, Clau. Ya ha pasado todo. - Traté de consolarla.
Ella levantó la cabeza y me miró directamente a los ojos.
Lucía nerviosa, todavía sin parar de llorar, aunque más levemente. Su rostro estaba rojo como un tomate de tanto llanto.
Me agarró la mano y la acarició de una forma realmente tierna. Añoraba aquellas caricias de la mano de ella.
Por un momento, creí que la perdía, que no la vería justo al lado mía en los pupitres del instituto...-No es en parte por lo del incendio por lo que lloro, Marga. Lloro porque... - Dejó de hablar para limpiarse una pequeña lágrima que se escapa de su lagrimal izquierdo, y siguió hablando : - Lloro porque después de todos lo que te he hecho, todo lo que te he evitado sin ninguna razón realista, todo lo que te he insultado a tus espaldas porque tenía miedo de no gustarle a la gente, todo lo que he dudado de tí... Aquí estás tú. Haciéndome compañía en este triste cama de sábanas blancas que podría haber evitado estar.
Si tú me hubieras dejado ahí... Quién sabe donde estaría ahora, y creo que ya estaría más que claro.
Me gustaría tener esa capacidad tuya, Marga. Esa capacidad de perdonar cuando es casi imposible hacerlo, cuando te dan ganas de arrancarle la piel a esa persona que te ha hecho daño, o de dejarla morir cuando tengas oportunidad...
Te admiro Marga. Te admiro a tí y a esa capacidad tuya de perdonar lo imperdonable.
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Entre Dos Almas
Romance¿Quién dijo que las criaturas del más allá no podrían llegar a encontrar el verdadero amor con un humano? ¿Cómo sería dormir al lado de alguien a quien tú solo puedes ver? ¿Y mirarlo con el fin de saber que nunca podrás llegar a to...