(Maraton 1/2)
Maldijo y se dijo a sí mismo que tenía que acostarse con alguien como Leticia o Mariana. Tenía que practicar sexo apasionado sin sentimientos de por medio. Pero durante el año anterior había ido enfriando su relación con aquellas dos mujeres. Se había aburrido de ellas.
Aunque siempre podía encontrar otra persona.
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-La fidelidad a cada una de ellas debe ser muy conveniente -dijo Clara-. Para ti.
-Las mujeres con las que salgo siempre saben lo que hay ya que yo
se lo dejo bastante claro. Si no les gustan las reglas, no tienen que jugar.-¡Qué sofisticado! -dijo ella con la voz crispada-. ¿Por qué no cambiamos de tema? Odiaría que una conversación sobre tu capacidad sexual me arruinara esta deliciosa sopa.
Jorge se percató de que Clara estaba ruborizada y de que tenía una boca muy bonita...
-¿Qué te vas a poner para trabajar mañana, Clara? Ahora que te he
descubierto.-Supongo que pantalones vaqueros. ¿Qué estabas haciendo en México la semana pasada?
Agradablemente, Jorge comenzó a hablar sobre sus últimos negocios
inmobiliarios en los países. No le dio muchos detalles de su viaje.Cuando ella se levantó para retirar los platos de sopa y para llevar más platos de la cocina, Jorge se levantó a su vez de la silla para acercarse a ver un cuadro que había colgado en la pared.
Era un cuadro bastante impresionante. Trató de leer quién lo firmaba, pero no fue capaz. Era pintura abstracta.
Entonces oyó cómo Clara regresaba.
-¿Quién pintó este cuadro?
-Yo -contestó ella a regañadientes.
-¿Tú?
-La cena se está enfriando -dijo ella, levantando las cejas.
-¿Lo has pintado hace poco? -insistió él.
-Hace seis meses.
Jorge parecía tener cada vez más razones para pensar que ella había
estado casada.-¿Tienes más cuadros?
Clara tenía una habitación repleta de ellos en la planta de arriba.
-Algunos. Oh, mira, espárragos. Me encantan. Y el arroz salvaje parece delicioso.
Disfrutaron de una agradable conversación sobre las exposiciones de Arte a las que Jorge habia habia asistido.
Al terminarse la mousse, Clara se echó para atrás en la silla.
-Ha sido una cena estupenda... el restaurante abrió hace unos meses y nunca he comido en él. Gracias, Jorge -dijo, mirándolo directamente a los ojos.
-De nada -dijo él-. ¿Puedo ver más cuadros que hayas pintado tú?
-En el salón hay tres más -dijo ella de mala gana-. Prepararé café.
El se acercó entonces a ver los cuadros, que reflejaban mucho talento. Volvió a sentir la emoción que siempre sentía ante algo genuinamente creativo.
Por error, tiró al suelo un montón de libros y le llamó la atención la firma de alguien en ellos.
Daniel Anselmo.Seguro que era el marido de Clara y la razón por la que ésta pintaba aquellos cuadros.
Sin pararse a pesar, se dirigió a la cocina.

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Ardiente Deseo
Fanfiction¿Aquel matrimonio sería alguna vez algo más que pasión y deseo? Después de cuidar de sus hermanos pequeños durante años, Clara Anselmo había conseguido por fin la libertad... y tenía intención de disfrutarla. Por eso cuando el millonario Jorge Corre...