8: Condiciones

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-Me deseas, Clara y yo te deseo a ti... de una manera en la que nunca antes he deseado a una mujer. No te pareces en nada a las mujeres que han sido mis amantes y debería apartarme de ti. Pero sé que no descansaré hasta que no me acueste contigo.

-No puedo tener una aventura contigo... -dijo ella, boquiabierta.

-¿Por qué no?

-Para empezar, no me puedo marchar mañana. Tengo... responsabilidades -susurró Clara

-No, no las tienes. La última que tenías se marchó hace unos días a
la universidad.

-Tengo que vender la casa.

-Serás más capaz de hacerlo tras haber tenido unas vacaciones.

-No tengo...

-¿Dinero? Esta tarde voy a escribir un cheque a tu nombre por los tres últimos días. El vuelo es gratis ya que iremos en mi avión privado y yo soy el dueño del centro vacacional... así que no hay que pagar alojamiento.

-No me refería al dinero. ¡Me refería a que no tengo ropa!

-Con dinero se puede comprar ropa. Mañana por la mañana estaremos en Buenos Aires durante el suficiente tiempo como para que hagas algunas compras.

-El dinero que me vas a pagar tiene que ir destinado a la escuela de arte, no quiero gastármelo en ropa.

-Entonces yo te la compraré. Tú no necesitarás mucho. Un bikini, un par de vestidos y un par de sandalias.

-Tú compra ropa para ti -dijo Clara con frialdad-. Pero no para mí.

-¿Quién ha establecido esa regla?

-¡Oh, basta ya! -gritó ella-. Estamos dando vueltas sobre lo mismo. No voy a tener una aventura contigo.

-Pues esta mañana tuvimos un buen comienzo de una.

-Yo no soy la clase de mujer que mantiene aventuras.

-A mí me parece que tú has estado cuidando de todo el mundo menos de ti durante los últimos diez años, Clara. ¿No es por eso que has escrito esa lista? Te estoy ofreciendo un cambio para que hagas algo nuevo. Para que te liberes y para que te diviertas un poco. Para que disfrutes antes de que vendas la casa y de que comiences con la escuela de arte.

Clara se mordió el labio inferior... él había dado en el clavo.

-Pero... ¿cómo se lo voy a decir a mis hermanos?

-No lo harás.

-Nunca les he mentido.

-Y no lo vas a hacer, simplemente no les vas a decir toda la verdad.
Clara, ya no eres responsable de ellos... ahora tienes una vida propia, una que te has ganado a pulso.

Ella deseó que todo lo que estaba diciendo él no tuviera tanto sentido...

-¿Cuánto durará esta aventura? -preguntó débilmente.

-Eso depende de ambos, ¿no es así?

-¿Qué clase de respuesta es ésa?

-La única respuesta posible -contestó Jorge, controlando su enfado

-. Hay cosas que es mejor dejar claras desde el principio. Yo no pretendo casarme ni tener una relación duradera. Te seré fiel durante el tiempo que seamos amantes y exigiré que tú también lo seas. Cuando llegue el momento de finalizar la aventura, yo seré el primero que te lo diga; no habrá nada solapado ni ningún juego.

Ardiente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora