28: Me he enamorado de Ti

3.8K 268 9
                                    

Anteriormente

Cuando se despertó, se percató consternada de que era casi mediodía. Se vistió y fue a buscar a Jorge. Hacía calor y las rosas habían florecido. Él estaba sentado a la mesa del porche bebiendo café.
Al verla llegar se levantó de la silla y le sonrió.

—Concepción ha ido al pueblo ya que hoy se celebra el desfile anual —
dijo—. Ha dejado el desayuno preparado para ti. ¿O es ya la comida?

—Es la combinación de ambos —dijo Clara. Sentía una gran opresión
en el pecho y se dijo a sí misma que debía sincerarse…






—Jorge, he venido aquí porque tengo que hablar contigo —dijo Clara,
nerviosa.

—No me vas a abandonar… no te voy a dejar hacerlo —dijo él.

Pensó que ella había tenido tiempo para pensar en su pasado y que
quería marcharse.

—Ya te dije… —comenzó a decir ella.

—¿Me traes aquí, al lugar donde nos casamos, para decirme que se ha acabado? De ninguna manera, Clara.

—No quiero dejarte. Pero quizá tú sí que quieras dejarme a mí.

—No —dijo él cortantemente— No quiero.

—Estás seguro.

—Tan seguro como que estoy aquí sentado oliendo las rosas. ¿Qué
quieres decirme?

—Me he enamorado de ti —anunció ella, ruborizada.

Jorge se quedó mirándola. Algo parecido al pánico se apoderó de su
estómago.

—Tienes un talento para tomarme por sorpresa. ¿Te importaría repetir eso?

—Estoy enamorada de ti.

—Eso era lo que pensaba que habías dicho.

—Yo no tenía planeado enamorarme. Simplemente ocurrió.

—No pareces muy contenta.

—No lo estoy —dijo ella—. Te he atrapado en un matrimonio del que
te arrepientes, te he robado tu libertad y tú no me amas. Final de todo.

—Dejemos una cosa clara —dijo él, tratando de pensar con claridad—
Soy yo el que te ha robado la libertad a ti.

Clara lo miró a los ojos por primera vez durante aquella conversación.

—Quiero intimidad, Jorge. No libertad. ¿Cómo me voy a sentir atrapada cuando te amo y llevo a tu hijo en mis entrañas?

—Pero no has estado contenta —dijo él, esbozando un gesto de dolor.

—Tú has estado apartándome de ti —inconscientemente, Clara apoyó las manos en su tripita— Hasta que no nos peleamos hace un par de noches, yo pensaba que no podías soportar siquiera verme desde que se me había empezado a notar el embarazo. Ahora sé que eso no es verdad, pero nada ha cambiado.

—Tú te habías ganado tu libertad… y entonces te dejé embarazada.
¿Cómo crees que me siento? —Dijo Jorge, respondiendo él mismo a su
propia pregunta—. Muy culpable.

—Me encanta estar embarazada. Porque te amo —dijo ella, sonriendo
abiertamente.

—¡Me gustaría que dejaras de decir eso!

—Y a mí me gustaría que te comportaras más como un marido de
verdad.

—Me asustas, Clara. Has despertado en mí emociones que no sabía que tenia, necesidades tan profundas que todo lo que puedo hacer es correr. Cuando era pequeño, necesitaba a mi madre. Pero ella me falló y no me puedo permitir necesitarte a ti, ¿comprendes?

—Yo no te fallaré, te lo prometo —dijo ella apasionadamente.

—Siento haberte hecho daño —se disculpó él—. He estado pensando
mucho en mi madre durante estos últimos días. Fue abandonada por el
hombre que la dejó embarazada, su madre la echó de casa, se quedó sin
dinero y sin saber qué hacer. Si te imagino a ti en esa situación, no puedo
soportarlo.

—Tú nunca me harías eso —dijo Clara dulcemente.

—Dudo que su propia madre, Lucía, la quisiera. ¿Cómo voy a culparla por escapar de ese dolor mediante las drogas? ¿O por no saber cómo ejercer de madre para mí?

—La has perdonado, eso es lo que quieres decir —dijo ella con los ojos llenos de lágrimas.

—¿El perdón? —dijo él sin comprender—. ¿Es sobre lo que versa todo esto?

—Tuviste una infancia horrible, Jorge. Pero había razones, había circunstancias atenuantes. Yo vi la residencia Correa y no era la casa de
una mujer que supiera amar.

—En eso tienes razón. ¿Así que dices que he perdonado a mi madre porque ahora comprendo por qué se comportó como lo hizo?

—Nuestro hijo no será criado de esa manera.

—Pero hay un legado, Clara. Yo no soy capaz de amar a nadie. No me enseñaron a hacerlo.

—Quisiste a la hermana Pilar —le recordó ella.

—Eso fue diferente —dijo Jorge—. Estoy hablando sobre ti. Mi esposa.
Dudo que nunca vaya a ser capaz de amarte como te mereces. No está
dentro de mí… y tú te mereces mucho más que eso.

Clara se mordió el labio inferior y se preguntó qué pasaría si él tenía
razón.

—Estaba deseando decirte que estoy enamorada de ti —dijo—. He tardado todo este tiempo en darme cuenta de que el amor es una clase especial de libertad. Me hace más fuerte como mujer. Y como artista también.

Jorge se quedó mirándola en silencio. Ella estaba tan bella como siempre, tan segura de sí.

—Ven a la cama conmigo —dijo él con la voz quebrada—. Quiero abrazarte y hacerte el amor. Quizá sea eso lo mejor que puedo hacer.

—Te he echado tanto de menos —dijo ella, suspirando.

—Te prometo que te voy a dar todo lo que pueda —dijo Jorge, cortando impulsivamente una rosa.

—Ten cuidado con las espinas
—murmuró Clara, sonriendo.

—Por nada del mundo te haría daño. Aunque parece que es todo lo que soy capaz de hacer —entonces vaciló—. Pero si no puedo darte lo que quieres, seguiré haciéndote daño. Es inevitable.

—Quizá yo te ame lo suficiente como para compensarlo —dijo ella, que no quería creerlo.

Pero Jorge no pensaba que fuera tan simple y se percató de que el pánico que se había apoderado de su estómago todavía le acechaba.

Entonces tomó a Clara en brazos y la llevó a su dormitorio, donde la dejó
en la cama y se tumbó a su lado. Comenzó a besarla de manera lenta y
profunda mientras le acariciaba el cuerpo.





Bueno aca les dejo otro capitulo y desde ya les anuncio que el próximo capitulo es el ultimo...
Si, ya termina. Pero eso no es lo.unico.
Como dicen cuando algo termina siempre lo que viene es mejor...
Estoy escribiendo una nueva y les pido que se pasen por mi biblioteca y lean
Atraccion intensa, les aseguro que igual les va a gustar.

Ardiente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora