Hyde

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N y Ravi se conocieron en la preparatoria. Ravi acababa de terminar una relación de un año y después de un verano de amor fallido, el volver a clases no lo emocionaba tanto, pero tendría que hacerlo, era capitán del equipo de lucha grecorromana de la escuela.

N siempre fue un chico de lo más normal, nada fuera de lo común; pero lo que realmente lo hizo famoso, fue su efímera relación con el ya mencionado capitán del equipo de lucha.


— Quieres apurarte, no vamos a encontrar lugares. Y odio no poder ver bien — dijo Mintra a N cuando lo encontró en la cafetería.

— No sé para qué quieres que vaya, si bien sabes que no entiendo ese deporte.

— Solo acompáñame, si.

— Bien, vamos.

Mintra era la mejor amiga de N, ella sabía absolutamente todo de él, incluso fue quien se dio cuenta primero, que a él le gustaban los hombres. Corrieron presurosos por los pasillos de la escuela, hasta llegar al gimnasio.

Solo una mirada bastó, para que Ravi no le quitara la vista de encima a N, jamás lo había visto en el gimnasio. Pero ahí estaba, su cabello color rojo lo hacía destacar dentro del mar de cabezas color negro de todo el lugar.


* * *


Su relación parecía miel sobre hojuelas, siempre estaban riendo y de un momento a otro parecían mellizos, a donde Ravi fuera ahí se encontraba N. Fue un amor por demás aclamado.

— Ni se te ocurra salir así — le dijo Ravi a N un día mientras lo esperaba para ir a una fiesta.

— ¿Por qué, no te gusta? Este pantalón es nuevo — respondió mirándose en el espejo.

— Pues a mí no me gusta, está demasiado pegado.

— Pero Ravi...

— ¡Pero nada!, ¡Cámbiate ya!, que vamos retrasados — le dijo alzando la voz.

« No hay forma de que yo diga esas palabras. No hay forma de que yo diga que te dejaría. Por favor créeme ahora».

Esa era la segunda vez que notaba el cambio de carácter en Ravi, la primera vez que sucedió, fue cuando N estaba platicando con un viejo amigo que lo había ido a visitar. Ravi llegó a buscarlo a su casa pero al ver a N platicando muy a gusto, se marchó hecho una fiera y no lo dejó explicarse.

Así que N no tuvo más remedio que cambiarse de ropa, ya no quería verlo alterado de nuevo, si de por sí ir a la dichosa fiesta esa no lo entusiasmaba tanto, solo lo hacía por Ravi.


* * *


Mientras bailaban al fondo de la pista, Ravi besó a N, tan cariñosamente pero al mismo tiempo posesivamente. Justo así era su relación, un momento era todo dulzura y en otro se convertía en un tirano frente a él.

— Probablemente pienses que es una excusa. Pero bien sabes que no me gusta escuchar de otras personas halagos hacia ti, no si, no son mío.

N sonrió antes las palabras de Ravi, no sabía cómo pero siempre sabía qué decirle para calmarlo, se volvieron a besar y parecía que todo estaba bien, otra vez.

— No soy una mala persona, Te amo — le dijo Ravi al oído.

— También yo, te prometo que la próxima vez te preguntaré antes para que no te molestes ¿sí?

— Está bien.

«Hay una persona diferente, que no soy yo dentro de mí. No lo puedo controlar.»


La noche continuó y el alcohol ya comenzaba a pasarle factura a los presentes, incluyendo a Ravi. Se inclinó un momento para hablarle al oído y decirle que tendría que dejarlo un momento porque iría al baño, N solo asintió y se giró para platicar con algunos de sus amigos que estaban a su alrededor.

— ¡Pero mira nada más a quien tenemos aquí! — se escuchó una voz en la espalda de N.

— ¿Kangin? Pero que gusto volver a ver. ¿Cómo has estado? — dijo más que emocionado N al ver a su antiguo vecino que ahora estaba en la universidad.

— Muy bien, y veo que tu igual — le dijo este abrazándolo.

Mientras se abrazaban, a lo lejos Ravi que estaba viendo tal escena enfureció; la ira se apoderó de él en un santiamén. Caminó tan rápido por todo el lugar hasta llegar a espaldas de N y su acompañante, que no le importó siquiera que había empujado a un par de personas.

La furia y los celos se mezclaron dentro de él haciendo un cóctel peligroso, de un tirón los separó, ante las protestas de Kangin.

— ¡¿Pero qué te pasa idiota?! — le gritó molesto.

— Me pasa, que estabas manoseando a mi novio.

Y mientras le decía esas palabras, levantó su brazo y lo golpeó en el rostro, ante el grito de pánico de N. Todo pasó como en cámara lenta. Kangin cayó al suelo y al levantarse, le devolvió el golpe a un Ravi que ya lo estaba esperando. No importaba cuán grande fuera Kangin, ya que al ser Ravi poseedor no sólo de técnica de pelea, y un poco más hábil a la hora de moverse. Este, le aplicó un par de buenos golpes en el cuerpo y, de un solo movimiento lo inmovilizó en el suelo. Ante la presencia de todos los presentes, que veían el espectáculo de primera mano.

N, asustado a más no poder, lo único que se le ocurrió fue aventársele encima de Ravi para impedir que siguiera golpeando a su amigo. Pero Ravi que ya se encontraba totalmente fuera de sí. Se deshizo de su agarre en un solo movimiento, y lo golpeó contra el suelo.

«No hay forma de que yo dijera esas ásperas palabras. No hay forma de que yo te lastime. »

Entre otros tres del equipo de lucha, lograron separar a Ravi de Kangin. Para cuando reaccionó Ravi, ya se habían llevado a N, que por el golpe que le dio, se había lastimado la cabeza con una de las sillas que estaban colocadas cerca de la improvisada pista de baile.


* * *


Desesperado fue en busca de N, necesitaba pedirle disculpas por su estúpido comportamiento. Lo había lastimado y eso no se lo podía perdonar. Al llegar a casa de N, se percató que no había nadie, no había regresado aún. Sus padres no estaban, porque no vio el auto en la entrada como siempre.


Dos días habían pasado y por más que Ravi le insistió a N que hablaran, el moreno lo ignoró. No estaba seguro si verlo de esa manera le había abierto los ojos. Pero ahora tenía miedo real de encontrarse a solas con Ravi. ¿Qué pasaría si se volvía a enojar?, ¿y si se atrevía a golpearlo a él también? Esas y otras preguntas rondaban su mente.

El martes N ya no tenía opción, tendría que ir a la escuela, ya había perdido un día entero de clases. Se arregló lo mejor que pudo, ya que no tenía demasiados ánimos. Y como lo esperaba, Ravi estaba a un lado de su casillero esperándolo para hablar con él. Se armó de valor y se acercó a él.

— N, bebé perdóname. El diablo que viste la otra noche no era yo. Realmente, yo no sé qué me pasó, no lo recuerdo, Creo que estoy loco. Te necesito. No me dejes — comenzó a dicirle Ravi en cuanto lo tuvo cerca.

— Tú me conoces bien, eres la última persona a la que engañaría, no sé cómo se te ocurrió hacer algo así.

— No me mires así, N.

— ¿Así? ¿Cómo?

— No me des esos ojos asustados.

— Lo siento Ravi, pero si sigues así ya no podremos estar juntos — y diciendo eso se alejó de Ravi lo más rápido que pudo.

Na Saranghaji? [One Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora