Love Lalala

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— Si, en la entrada del cine. Ok, nos vemos más tarde.

Con una enorme sonrisa en el rostro, Binie terminó la llamada, y se dispuso a terminar su trabajo. Disfrutaba realmente ser contador, siempre había sido su sueño.

Él siempre tenía una respuesta amable para sus clientes, las cuales casi siempre eran mujeres. Todos en su oficina lo miraban con respeto, tal parecía que él, era el único que realmente disfrutaba de las cuentas.

— Aquí tiene los gastos de este mes, y con este documento solo tiene que ir al banco, presentarlo en ventanilla y pagar — le explicó Hongbin.

— Muchas gracias, sin su ayuda no sé qué habría hecho — le respondió una bella chica sentada al otro lado del escritorio.

— No se preocupe, para eso estoy, para servirle y ayudarle en lo que pueda.

— Tal vez pueda agradecerle, invitándole a tomar algo algún día.

— Es muy amable, seguro — era la respuesta que siempre decía cada vez que se le insinuaban.

La hermosa sonrisa de la chica se ensancho aún más, no podía creer la suerte que tenía, lo que menos se imaginó cuando fue a pedir ayuda con sus pago reglamentarios, fue que la atendiera un chico muy guapo.

Unas horas más tarde, cuando la jornada de trabajo terminó, Hongbin se quedó unos minutos más, para acompañar a una de sus colegas. Era su costumbre acompañarla hasta su casa, y ella más que encantada se dejaba acompañar.

Una sonrisa de victoria, era la que la acompañaba siempre, al menos cada vez que caminaba junto a Hongbin, las dos cuadras que tardaban en llegar desde el trabajo hasta su casa.

Sintiendo los ojos en ellos, Kimi como le decía cariñosamente Binie, esperaba que sus ruegos por fin fueran escuchados y que él por fin le pidiera ser su novia. Pero por una u otra razón eso no ocurría. 

Ella era muy consciente de que todos a sus alrededor recorrían el bien trabajado y formado cuerpo de Binie, y no le importaba en lo absoluto, todo mientras él fuera acompañado de ella.

— Y dime Kimi, ¿tienes planes para este fin de semana? — le preguntó.

— Yo, Binie, no todavía no — le respondió con la esperanza naciendo en sus ojos.

<<!Oh! mi chico como quisiera tenerte entre mis brazos sonriendo. >>

Un motociclista paso muy cerca de ellos, y Binie muy protectoramente la acercó más a su cuerpo. Mientras las miradas de algunos transeúntes eran de celos. Kimi se sentía en las nubes por fin estaba pasando, todo lo que había soñado. Hongbin era tan varonil y caballeroso con ella.

Cuando por fin llegaron hasta el umbral de su puerta, ella le agradeció una vez más el que la acompañara. Se acercó a él y le dio un beso en la mejilla como muestra de agradecimiento por salvarla de ser atropellada por el motociclista.

El rubor en su rostro era un signo normal que mostraba nerviosismo. Esa pequeña acción a Binie le parecía muy linda.

— Te ves linda cuando te sonrojas — le dijo.

— Ay no es cierto — ella se tapó el rostro con ambas manos, mientras se sonrojaba aún más — me da vergüenza.

— Está bien, no volveré a mencionarlo, solo quería que lo supieras — le dijo Binie mostrándole esa sonrisa que tanto la embobaba.

El teléfono de Hongbin interrumpió el mágico momento, y esta vez fue él, el que sonrió embobado viendo la pantalla del teléfono, unos minutos después disculpándose de ella se despidió. Ella lo vio caminar hacia la parada, mientras la frustración se hacía presente una vez más en su cuerpo. Otro día más había pasado y Hongbin no le había dicho nada. Resignada terminó por entrar a su casa, ya que más tarde saldría hacer unas compras.


* * *


Mientras entraba a la plaza del cine, Hongbin, había dejado de poner atención a su alrededor, y se había concentrado en un punto fijo. Perdiéndose en ese par de ojos que lo miraban con verdadera cautela, siguió caminando despacio, sin apuro, disfrutando de la vista.

Cuando por fin llegó hasta su destino.

— ¿No sé por qué me haces esto? Todos te quieren, por lo que hay muchos babeando por ti — un par de manos se posaron en sus hombros — Pero no estoy preocupado. Desde tu cabeza hasta la punta de tus pies, sólo yo conozco tu cuerpo. Además soy la única persona que puede tenerte de todos modos — le susurró al oído.

— Hola amor, ya sabes que solo me interesas tú y nadie más — se defendió Binie.

— Más te vale. 

— Además nadie puede tomar mi lugar de tenerte.

Después de decir aquello Hongbin le sonrió y por fin entraron a la sala de cine, pero al entrar una vez más los susurros de las demás personas se hicieron presentes.

— Increíble, cuanto más intento cubrirte, brillas más.

— ¿Amor? — habló Binie.

— Está bien, no dije nada.


* * *


— Sabes que presentarte ante mis padres no se te hará difícil.

— Cariño, no digas eso — dijo Binie.

— Vamos, te amaran, tu aspecto es... no eres como los demás y lo sabes.

— Estas demente.

— Pero así me amas.

— Si así te amo — dijo muy seguro.

Los ojos de Binie se posaron en ese hermoso par de ojos. Era cierto que Hongbin era guapo, era consciente de ello pero al ver esos ojos, se perdía en la profundidad de ellos, llevaban casi dos años de relación y en un par de días les informarían a sus respectivas familias que se iban a casar. Aquella persona era la más importante en la vida Hongbin, le tenía confianza, lo respetaba y lo mejor de todo era que lo amaba con locura, tanto como Binie.


* * *


— Esta noche es la noche que sólo tú y yo sabemos.

— Como la noche tiembla y se extiende.

— Desde la mañana hasta la madrugada, esta fiesta no va a terminar.

— En este momento, somos sólo tú y yo.

Fueron los últimos diálogos que escucharon de la película minutos antes de salir. 

Tomados de las manos, Hongbin tomó a su pareja y lo arrinconó sobre la pared. Mientras se besaban apasionadamente, Binie disfrutaba enormemente ese contacto, muy pocas veces lo hacían en público, pero ambos lo disfrutaban. 

El beso se volvió un poco más intenso, una vez que entraron al auto y como si todo se detuviera por un momento, solo existían ellos.

Mientras ellos seguían besándose, no eran para nada conscientes de que estaban siendo observados. Kimi sentía como la boca se le caía al suelo junto con la bolsa que sostenía con ambas mano. La impresión de lo que estaba viendo la dejó totalmente en shock, ahora todo quedaba muy claro para ella, su Binie, tenía a alguien y en ese preciso momento lo estaba besando justo como ella había soñado tanto que él, la besara.

— Estoy tan contento de ser tu hombre — dijo Hongbin posesivamente, interrumpiendo levemente el beso.

— Y yo de tenerte como mi novio.

— Te amo Sang Hyuk, y quiero hacerte mío en todos los sentidos.

— Entonces será mejor que nos vayamos de una vez, antes de que deje que me lo hagas justo aquí.

Na Saranghaji? [One Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora