What U Waiting For

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Con solo una idea en la cabeza, Leo observaba a Ken en la distancia. No supo exactamente cuándo, pero su corazón se agitaba cada que aquel muchacho risueño se encontraba con sus ojos. Incluso llegó a pensar que era algo así como una fase, que tal vez se debía a que la energía que el castaño despedía era tan alegre y apabullante que inclusive él, que era un total polo opuesto, había caído antes sus encantos.

«¿Qué estás esperando? No lo dudes, el tiempo corre y... también podría dejarte».

Por desgracia ni siquiera compartían alguna clase juntos, como para tratar de acercarse a él de esa forma. Apenas y conocía sus gustos, al menos lo que podía ver a simple vista le decía que eran algo dispersos a los suyos.

Desviando la mirada hacia el ventanal a su derecha, tomó otro sorbo de su café, y trato de ignorar el hecho de que su chico — porque si, Leo había decidido que así era —, se reía con tanta fuerza que las ondas sonoras de su dulce voz, llegaban hasta él al otro lado de la cafetería y le decían claramente que no era por algo que había dicho él. Y ese simple pensamiento le molestaba, porque se sentía como un cobarde, por no acercarse a él y hablarle como debería.

«¿Qué estás esperando? El destino como el amor que deseas, hazlo conmigo ahora».

Lo único que aún lo consuela, es saber que aún sigue soltero, pero si Leo no se decide a entrar en acción tal vez sea demasiado tarde. Porque está completamente seguro que ya no hay necesidad de buscar a otra persona.

El sonido de un mensaje entrante lo devuelve a la realidad, frunciendo el entrecejo al ver el escueto mensaje de uno de sus amigos se levanta, dándole una última mirada a Ken, quien al parecer también está respondiendo un mensaje en su teléfono.

Desplazándose con tranquilidad hasta el edificio donde se imparten las clases de música, Leo se sienta muy cerca del piano a esperar a que su amigo Chen llegue. Algunos minutos después, para tratar de entretenerse acercándose al piano y tocando las teclas solo por diversión, una melodía surge al pensar en su destino, porque eso es lo que Ken representa para él.

Sin darse cuenta se sumerge en esa apasionante cadencia, en ese sonido que surge desde el fondo de su corazón y que es transportado por sus dedos al contacto de cada una de las teclas del piano.

Pero entonces, una dulce voz se acopla a la perfección del sonido creado por sus dedos, y es cuando Leo abre de nuevo sus ojos y, se da cuenta que la persona quien acompaña la música es nada más y nada menos que Ken.

«Puedes tomar todo de mi, ahora mírame, enfrente de tus ojos está tu destino».

— Esa canción es hermosa, triste pero hermosa — reconoce mientras se inclina en uno de los costado del piano, demasiado cerca de Leo.

— Es sobre un amor no correspondido, por supuesto que es triste — dice Leo casi hipnotizado.

Sin darse cuenta la oportunidad que había estado esperando fue dejada frente a él como en bandeja de plata, pero de nuevo esa incesante voz de no saber que si el exponerse será adecuado o no, vuelve a atacarlo, así que Leo decide solo conformarse con el regalo de mantenerse a su lado aunque solo sea por unos minutos.

—... Ya casi no hay tiempo para las buenas composiciones, es como decir, ¿Qué estás esperando? Tu amor soy yo, si te tomas más tiempo desapareceré — objeta Ken de repente.

— Lo sé, ahora todo es: Soy un chico malo que te lastimara y te dejara.

— No me busques, pero elígeme, tu destino soy yo — agrega sonriente Ken.

Y de nuevo el golpeteo del corazón de Leo se vuelve más frenético.

«Mírate en mi corazón, sonríes mientras me estas mirando ¿Cómo me haces eso?».

Ken observa su reloj de mano y cambiando su expresión a una más seria, dirige su mirada de nuevo hacia la puerta de entrada y haciendo una mueca con los labios, retoma la plática con Leo.

— Sabes el tiempo sí que trascurre rápido, se supone que debería de ver a un amigo aquí, pero ya ha pasado casi una hora y nada.

— Ahora que lo mencionas...

Leo deja la oración a medias y sacando de uno de los bolsillos de su pantalón su teléfono, se da cuenta que él también estaba esperando por alguien.

— No sé tú, pero creo que acaban de dejarme plantado... Voy a matar a Hyuk, seguramente esto es una más de sus tontas bromas, aunque el estar contigo ha sido agradable.

— ¿Hyuk?

— Es mi primo y le encanta hacer bromas de muy mal gusto... Bueno, creo que ya debo irme, de verdad me dio gusto el poder hablar contigo — dice Ken con sinceridad sonriendo.

— Lo mismo digo.




* * *




— ¿Lo mismo digo? Leo ¿pero qué pasa contigo? Esa era una oportunidad perfecta y la dejaste ir, mira que me costó el convencer a Hyuk de que le enviara aquel mensaje a Ken.

— Chen, no es tan sencillo.

— Por supuesto que lo es. Solo invítalo a salir, maldición... además crees que si no le interesaras al menos un poquito se habría quedado.

«Tiempo por favor ayúdame, para que él pueda creer en el destino, en verdad. Para que él pueda sostener mi mano fuertemente, justo como yo deseo».

Na Saranghaji? [One Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora