G.R.8.U

330 38 11
                                    

**Segunda parte de Someday**

Después de 4 años, 5 meses y 3 días. Por fin había llegado el momento que ambos esperaban con ansias. Se verían por primera vez. Todo había sido planeado con sumo detalle por Hongbin, que tenía cerca de 2 años ahorrando para poder hacer el viaje.

No le había comentado absolutamente nada a Hyuk, porque quería sorprenderlo y así lo hizo. Con los latidos de su corazón latiendo a mil por hora, el avión por fin había aterrizado. Gracias a Dios que sus padres le enseñaron el idioma, desde que él tenía 6 años siempre había vivido en el mismo lugar, tenía los mismos vecinos e incluso ya había experimentado una que otra decepción amorosa.

Pero lo que nunca pensó, fue que su extraña aflicción por los videojuegos, lo llevaría a conocer a la persona que se convertiría en la más importante de toda su vida. Hyuk, había cambiado completamente su vida.

Mientras abordaba el transporte que los trasladaría a conocer al amor de su vida, los recuerdos de todo lo que habían vivido juntos llenaban su mente. Hongbin no se explicaba cómo alguien tan dulce podría causarle tantas sensaciones, y sin siquiera haberse tocado alguna vez. A veces se preguntaba si realmente ese chiquillo era humano, porque era tan hermoso no solo por fuera sino también por dentro.


* * *


Si su corazón ya latía desbocado al bajar del avión, ahora que el taxista lo había dejado en la dirección que le indicó, Hongbin sentía que literalmente su corazón se saldría de su pecho de tanta emoción.

Tomándose su tiempo para recobrar un poco la compostura, se acercó a la puerta que ya reconocía, gracias a que Hyuk alguna vez le hizo un tour por toda su casa vía Skype. Tocó y esperó a que la puerta fuera abierta.

«Mira ese rostro que está sonriéndome ¿Eres realmente tú? ¿Es todo esto un sueño?» — Fueron las primeras palabras que quiso decir Hyuk, en cuanto vió a Hongbin, pero de lo impactado que estaba no dijo absolutamente nada. Cuando por fin recordó que podía hablar agregó.

— ¿Qué...qué ha...ces aquí? — dijo en un susurro tartamudeado.

— Es debido a tu amor. Gracias a ti — le contestó Hongbin sonriéndole, que si no hubiera estado sujetándose de la maleta, seguramente hubiera caído al suelo.

Por fin estaban frente a frente,  ninguno de los dos dijo alguna cosa más después de eso, por al menos cinco minutos, en donde solo se miraron intensamente. Queriendo dar todo de sí. Ambos habían despertado al amor de una manera poco convencional.


* * *


Los sentimientos se hacen más grandes cuando tienes a la persona correcta a tu lado. Era lo que Hyuk pensaba, no podía creer todavía que Hongbin, su Hongbin había dormido en la misma cama que él. Aunque realmente no durmieron más que dos horas, debido a que se la pasaron toda la noche platicando.

Cuando Hongbin abrió los ojos, lo primero que observó fue el rostro de Hyuk, e inmediatamente pensó que nunca más podría hacerlo si no lo veía. Hyuk sabía absolutamente todo sobre él, era su mejor amigo y él sabía todo de Hyukie como le gustaba decirle.

Ambos eran buenas personas y si alguien les llegara a decir lo contrario, ya en este punto a ninguno de dos les importaría. Estaban totalmente enamorados.

— Tu sola existencia es perfecta, tiene elegancia y sensualidad — le comentó Hyuk.

— Tus ojos, nariz, labios, todo es hermoso — le respondió Hongbin provocando un enorme sonrojo en Hyuk que cubrió su rostro por la vergüenza.

Hongbin lo miró extasiado, había soñado por tanto tiempo poder verlo hacer eso. Que lo miraba con toda la admiración del mundo. Amaba a Hyuk en todas y cada una de sus facetas.

— Eres demasiado ¡Wow! Incluso si lo digo al revés ¡Oowa! — le respondió Hyuk recuperando su postura.

— Una noche contigo será una noche de éxtasis que voy a esperar... Dime que me amas. Antes de que me vuelva loco ¿Si?

— Te amo.

Escucharlo decir aquellas palabras en vivo y en directo, hacía que el corazón de ambos revoloteara sin sentido.

— También te amo, Hyukie bebé.

— No puedo dejarte ir.

— No voy a ir a ningún lado sino es contigo.

Y por primera vez desde que se conocieron juntaron sus labios, llenándose de ese mar de sentimientos que los volvía locos de amor uno por el otro. Memorizando cada parte de sus labios, cada sentimiento que les provocaba y dejándolos con la sensación de no ser suficiente esta vida para poder amarse.

Na Saranghaji? [One Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora