Starlight

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**Segunda parte de  What U Waiting For**


Leo ya no lo soportaba, si no lo hacía de una vez por todas, sentía que simplemente explotaría. Aunque tal vez no era para tanto, pero él así lo sentía. Dejó sus cosas sobre la mesa y armándose de valor, infló su pecho y caminó lo más seguro que pudo, hasta donde se encontraba Ken como siempre riendo con sus amigos.

Lo tomó de la mano, levantándolo de su lugar sorprendiendo al castaño y a todos sus amigos que al ver tal escena dejaron de reír, entonces girándolo para quedar enfrente de él, acercó su rostro y lo besó.

La acción de Leo había sido tan premeditada, que el castaño solo atino a abrir aún más los ojos, sintiendo la suavidad de los labios del contrario colisionando contra los suyos de una forma agresiva pero delicada al mismo tiempo.

Leo le mordió el labio inferior halando inclusive un poco del mismo, incitando de esa manera a que el contrario le correspondiera. Así que Ken, no supo a ciencia a cierta si lo hizo para no perder aquella batalla, o porque en verdad le estaba gustando la forma en la que los labios de Leo se hacían con los suyos.

Cerrando finalmente los ojos y pasando sus manos hasta la parte trasera de la cabeza de Leo, Ken le devolvió el beso utilizando su lengua, activando sus glándulas salivales antes lo dulce que era el interior de la cavidad bucal del contrario.

«Te han traído a mi como un rayo a mitad del día... Simplemente no puedo evitarte, si de una flecha de amor se tratase te daría mi corazón con gusto».




* * *




Durante una noche oscura de verano, los ojos de Leo brillaban con Ken a solas, ambos se encontraban sentados en el borde de la línea de la acera, muy cerca de la calle Calliope. Después de todo el alboroto, causado por su beso en medio de la cafetería de la universidad, Ken le había pedido a Leo hablar a solas.

«Eres como un sueño que es más gentil que el cielo azul, más que la fragante que despiden las lilas».

— Quiero saber... quiero saber un poco más sobre ti — dijo finalmente Ken después de jugar con sus manos y mirarse la suela de los zapatos.

Leo miró hacia el cielo nocturno antes de contestar, pensando que todo aquello le parecía más un sueño observando la misteriosa negrura con las estrellas titilantes.

— ¿Qué quieres saber? — se atrevió a preguntar mirando el perfil del castaño.

— Pues no sé... dime, ¿desde cuándo te gusto?

— Eso es sencillo, desde que compartimos el curso de estradivarios.

— ¿Estás bromeando? eso fue hace dos años — dijo Ken con admiración.

— Para mi eres un sueño que me traga como olas salvajes... como si viera claramente el arco de amor que se dibuja hacia mi... como si fuera un príncipe sobre un caballo blanco del siglo 21.

— Entonces... soy exactamente tu tipo ideal, y yo que pensé que eras muy tímido.

— Con solo mirarte, esa timidez desaparece.

— Eso quiere decir que acabamos de encontrar la combinación de dos, encajamos juntos, como nuestra propia colaboración — dijo Ken ruborizándose.

— Tú y yo creamos nuestra propia sensación... — agregó Leo tomando la barbilla de Ken para poder besarlo una vez más — Este corazón funciona por ti y sigue sin parar.

Ken se atrevió a levantarse solo lo suficiente para sentarse de nuevo, pero esta vez en el regazo de Leo. Dejó que sus manos acariciaran el pecho contrario mientras volvían a besarse, sin apuro.

— Pareciera que vienes a mí, pero me vuelves loco... Estoy ardiendo... Muéstrame a ti incluso si tus mejillas se sonrojan. Invítame a entrar en ti.

«Pasado el aleteo que me constriñe, pasada la felicidad, tú me atrapas».

Mordiéndose su labio inferior, Ken se levantó y estirando una mano para que Leo la tomara, lo ayudó a levantarse, entonces se echó a correr.

— Corre y abrázame, quiero conocerte un poco más — gritó.

Pero entonces, Ken detuvo sus pasos al ver que Leo lo seguía caminando sin inmutarse por sus palabras, así que fue él, el que corrió hacia Leo.


Leo abrió sus ojos sonriendo, había sido el sueño más loco que había tenido, pero había sido un sueño feliz después de todo, incluso él se admiraba de que no había muerto de la pena al decirle todas aquellas cosas al Ken de su cabeza.

Como se había levantado con tiempo, se dio el tiempo de prepararse un sustancioso y muy rico desayuno para posteriormente salir para la universidad. Y una vez en la entrada de su primera clase, se sorprendió de encontrarse precisamente con Ken.

— Hola, Leo — dijo con alegría saludándolo.

— Ho-la — respondió a penas en su susurro.

— Oye, ¿crees que pueda verte después de clases?

— Ah...

— Es que ayer cuando tocabas no pude dejar de notar, que lo hacías de memoria y yo...

Leo apenas y pudo mantenerse en pie, Ken le había hablado sobre una petición, una petición a la que no pudo negarse aunque hubiera querido, todo porque su amigo Chen que llegó minutos después, se lo impidió. Y aunque al principio actuó con molestia por aquello, por dentro estaba que no se la creía, finalmente había encontrado algo con lo cual pasar algo tiempo con Ken. Y quien sabe, tal vez en un futuro, podría confesarse finalmente.




* * *




El maestro de ceremonias los presentó y ambos ocuparon su lugar en el escenario, Leo en el piano y Ken junto al micrófono. El sonido de las teclas comenzó con suavidad y mientras las primeras notas surgían de la garganta de Ken, la alegría de Leo era inmensa porque apenas minutos atrás, tras bambalinas, su primer beso real había sido efectuado, como parte del aliciente para quitarse los nervios de encima, por presentar ante la audiencia de la universidad.

Ken cantó con alegría y mientras las últimas notas se reproducían, la sonrisa de ambos se amplió cuando sus ojos conectaron unos con otros. Después de todo, su luz de estrella despedía su luminiscencia hasta donde Leo se encontraba.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2017 ⏰

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Na Saranghaji? [One Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora