2- Secretos mal guardados (6)

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6- Skye

El comedor le aburría. Todos estaban o llorando o exigiendo una explicación que por derecho merecían. ¿Cuándo se daría cuenta la Policia de que no se puede mantener a cientos de estudiantes adolescentes en una habitación durante un tiempo indefinido? Si pretendían incomunicación, es que eran un poco ilusos. Cientos de mensajes atravesaban las paredes del instituto cada minuto, Twitter iba a explotar, incluso un alumno había empezado a grabar un vídeo con el móvil para subirlo a YouTube. Se creían parte de algo importante, que haría historia, pero Skye sabía la triste verdad. Unos días después nadie recordaría a esos chicos, una noticia más grande apartaría toda atención de ellos, y serían enterrados.
Skye se encontraba también aferrada a su teléfono móvil, viendo mensajes de apoyo vacíos de personas que no tenían ni idea.
-Señorita Stark.
Era su profesor de ciencias. Pero parecía más serio de lo habitual, su postura era demasiado rígida. Le pidió que lo acompañase para interrogarla, lo estaban haciendo con todo el mundo (lo cual era una estupidez, en su opinión).
En el despacho del director le hicieron las preguntas típicas, y tras una fría observación de la chica le dieron el nombre de la víctima. Theo Hawthorne. Skye se hizo la sorprendida, aunque para nada lo estaba. Los únicos que no estaban en el comedor ni en casa enfermos, eran los hermanos Hawthorne, así que estaba casi confirmado que uno de ellos había muerto. El sheriff no le mencionó a Wendy. Salió de allí intranquila debido a la mirada inquisitiva del director, clavada en su espalda. Nunca le había caído bien, y era recíproco.
-¡Skye! -alguien la llamo desde el fondo del comedor. Era Tracy.
Tracy era su mejor amiga, si lo suyo podía llamarse amistad. Ni mucho menos pasaban tanto tiempo juntas como las Fabulosas, y obviamente no compartían sus costumbres, pero se apoyaban y se preocupaban la una de la otra. Era suficiente para ambas. Tracy era una chica pelirroja y regordeta que siempre vestía camisetas holgadas y vaqueros de colores. Se recogía el pelo en trenzas a ambos lados de la cabeza, y era muy tímida, ya que siempre había sido marginada por su aspecto físico y por su peso.
-Nos han dicho que la víctima es Theodore. -Tracy llamaba a todos por su nombre completo.- ¿Quién conseguiría matar a ese...? -Al parecer no encontraba una palabra que no fuera despectiva para el muerto.
-¿Musculitos?- la ayudó Skye.
-Bueno, si... Pero si a él lo han podido matar, entonces el resto estamos jodidos. Quiero decir, ya van dos, Austin y Theodore.
Tracy tendía a obsesionarse... Bueno, con cualquier cosa. Había visto siempre demasiadas series policiacas, y eso le afectaba. Skye incluso hubiera afirmado que sufría paranoia y manías persecutorias, pero nunca se había atrevido a decirle que buscara ayuda profesional.
-No sabemos si ha sido el mismo tío.- dijo Skye, aunque no estaba muy convencida.
Un zumbido la interrumpió. Era un mensaje de su madre, preguntándole cómo iba todo.
Bien, respondió. La Policia le había dicho que cuando supieran que estaban a salvo les permitirían salir, pero Skye había visto una sombra en los ojos del sheriff que no le permitía confiar en él. No los tenían encerrados para protegerlos, los tenían encerrados porque creían que el culpable estaba entre ellos. ¿Y si era así? 
Miró alrededor. Entre sus compañeros había de todo, pero... ¿Un asesino? En la ficción era muy fácil matar, pero en la realidad no era lo mismo. El valor de una vida era infinito, y nadie tenía derecho a robarla. Bajo ningún concepto. Y sin embargo Theo estaba muerto. Su cadáver estaba en algún lugar de ese instituto y no había marcha atrás.
Salió de su ensimismamiento y miró a su lado. Tracy, acostumbrada a sus trances personales, hacia rato que se había marchado. Estaba sola entre el gentío.
Un pitido sonó a lo lejos. Otro lo siguió. Así uno tras otro hasta que todos se solaparon asemejándose a una bandada de pájaros que piaban sin parar. Despistada, se dio cuenta de que su propio móvil también vibraba.
Lo desbloqueó. Alguien le había enviado un Gif, lo descargo (muy lentamente debido al ladrillo que tenía como móvil) y lo abrió.
Estaba dividido en dos partes: en la parte superior había un vídeo que se repetía en bucle y que a Skye le produjo un gran malestar. Era el cuerpo de Theo, mutilado y acuchillado, y alguien le tiraba una máscara encima, una máscara blanca con grandes ojos negros y una boca de la que salían dos hilos de sangre que se extendían por las mejillas. El asesino había intentado emular la gran sonrisa de la máscara en el rostro de Theo, así como se decía que lo había hecho en el de Austin y el resultado era horrendo. Bajo ésta, en la parte inferior del Gif estaba escrito en letras rojas y mayúsculas un mensaje que latía como un corazón:
"Bienvenida a Covenwood, June Connors."
Las miradas se dirigieron hacia el centro de la sala, donde la chica rubia de la falda roja y la blusa blanca miraba a su móvil boquiabierta, y luego a su alrededor.
Y por primera vez desde que comenzó el encierro, el silencio reinó en la habitación.

Tras la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora