3- Heather
-Covenwood llora hoy a Theodore Hawthorne, que esta mañana fue asesinado en su instituto por alguien a quien la Policía todavía no ha podido identificar. Es imposible no relacionar este incidente con el suceso del pasado septiembre, cuando otro adolescente del mismo centro fue asesinado brutalmente en circunstancias misteriosas, y otra alumna, Rebecca Simmons, fue herida de gravedad. El sheriff no ha hecho declaraciones todavía, pero les mantendremos informados. Heather Johnson para el Canal 7, te devuelvo la conexión, Nathan.
"Corten"
Heather se desabrochó el botón de la camisa que le oprimía el pecho, y cogió una cerveza de la furgoneta, pensando todavía en la noticia que acababa de dar. Cuando el director de la cadena había mandado una unidad a Covenwood, ella se las había arreglado para ser la encargada de retransmitir las noticias. A fin de cuentas, ¿quién no querría volver al pueblo que la había visto nacer? Y una exclusiva en un pueblo tan pequeño, y de tal morbo como era el asesinato de adolescentes, podría relanzar su estancada carrera. Había salido de allí dos años antes, dejando atrás a sus familiares y amigos, y comprometiéndose a tener una difícil relación a distancia con su novio del instituto. Un coche negro aparcó delante del tanatorio, y de su interior salió la familia Hawthorne. Una entrevista a unos familiares llorosos podía conquistar a todo un país, así que dejó su cerveza, le pegó un codazo a Billy para que cogiera la cámara y se dirigió a paso rápido hacia ellos. Los padres entraron, pero le dio tiempo a coger del brazo a la hermana melliza del fallecido.
-¡Señorita Hawthorne! ¿Puede darnos alguna novedad sobre el caso? ¿Cómo se siente ante la pérdida de su hermano?
La joven se dio la vuelta, y la miró de arriba a abajo con desprecio.
-Vuelve a por noticias a tu alcantarilla, zorra.
Dicho esto, le escupió en la cara y entró en el edificio.
Heather se había quedado boquiabierta, pero al ver que estaba siendo grabada, apartó la cámara, se limpió la cara con el puño de la chaqueta y salió de allí con pasos firmes y la cabeza alta, metiéndose en la furgoneta y cerrando la puerta detrás de si.
Abrió su móvil y marco el número de Grant, su novio.
-¿Diga? -La voz cansada sonaba entrecortada al otro lado del teléfono.
-Esa cerda me ha escupido. ¡Delante de todos los demás medios! ¿Sabes lo que me odia esa gente? No tardarán en hacer leña del árbol caído.
-¿La presionaste? Su hermano acaba de morir.
-¡No! Bueno, sí. ¿Pero qué esperabas? Necesitaba esa exclusiva, estoy en punto muerto desde hace más de tres años. Salí de este pueblo para triunfar y... nada ha cambiado.
-Bueno, tranquila. Lo nuestro tampoco cambió.
Heather sonrió. Luego sacudió la cabeza, recordando porque había llamado a su novio.
- Grant, necesito los expedientes de Theodore y Wendy Hawthorne.
-¿Para qué? Heather, son expedientes escolares, no policiales. No vas a encontrar nada jugoso a no ser que busques suspensos o faltas de asistencia.
-Precisamente. Ya te lo explicaré más tarde, tu prepáramelos para nuestra cita de mañana. Te quiero.
-Yo tam- Heather colgó el teléfono. Había visto al segurata de la puerta coger un cigarro y desaparecer por el callejón, era su oportunidad.
Salió silenciosamente de la furgoneta y cruzó la calle hasta el pequeño edificio gris. La puerta giratoria gimió lastimosamente cuando la empujó. El interior era diáfano y austero, con placas metálicas en las paredes y luces blancas que lo hacían parecer un hospital. El velatorio estaba teniendo lugar en la sala 6, la única que se estaba usando esa noche. Heather oyó la puerta y se escondió tras una columna.
-Esto se tiene que acabar. Alguien va detrás de lo nuestro.
-Wendy, escucha. No te ralles tanto. Solo necesito que me digas dónde escondiste el último cargamento. Y huye de esto si quieres, me la suda. Pero dame el cargamento.
-Theo y Austin han muerto. ¿Es que estás loco? Si seguimos con esto seremos los siguientes. Hasta que no atrapen a ese cabrón esto tiene que parar.
Heather asomó la cabeza y vio a Wendy Hawthorne, la chica que le había escupido, que estaba apoyada contra la pared, apresada por un chico alto y fuerte. Él la estaba amenazando.
-¿Donde...-dijo, haciendo una pausa que demostraba que iba en serio- está el cargamento, Wendy?
Su mano se había colocado sobre la garganta de la chica, que se había quedado paralizada. Cuando se dio cuenta de la situación, apartó el brazo tatuado de serpiente lentamente.
-Ni se te ocurra volver a tocarme.
-Wendy...
-Nunca más, Rick.
Dicho esto salió del edificio, dando un portazo tras de sí. Rick se quedó mirando al suelo, pálido, Heather veía sus ojos inyectados en sangre.
"Cling, cling"
Mierda. Era un mensaje. Rick levantó la vista, pero para cuando se dirigió a la columna donde Heather había estado escondida, ella ya corría por la calzada hacia la seguridad de su furgoneta, pensando como lo que había oído podría convertirse en su mayor exclusiva.
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Tras la máscara
TerrorLa pequeña población de Covenwood siempre ha estado envuelta en el misterio y en el anonimato. Incluso cuando un maniaco enmascarado empieza a sembrar el terror con acertijos macabros y asesinatos al más puro estilo de una película de terror, los jó...