4- Elegía penitenciaria (4)

11 1 0
                                    

4- Becca

-De verdad, Becky, creo que te va a encantar. Luces de colores, música alta, muchos rincones oscuros para las parejas traviesas...
Chloe y Sidney la habían acorralado en el centro comercial y no paraban de hablarle de la fiesta de ese viernes, el baile de Halloween.
-Y por supuesto ya tenemos las vías para pasar alcohol de contrabando. Cuando el director nos dijo que solo iba a haber ponche de frutas, casi cancelamos el baile. Afortunadamente existen los abrigos anchos y los conductos de ventilación.
Becca miró su móvil. Había quedado con June y llegaba tarde, pero no sabía cómo deshacerse de sus "amigas".
-Chicas, tengo que irme, de verdad.
Una voz la sobresaltó a su espalda.
-¡Pero mirad a quien tenemos aquí! La viuda de Covenwood.
Becca odiaba esa voz.
-Ryan.
El chico, alto y esbelto, venía acompañado de varios de sus compañeros del equipo de fútbol, en pandilla.
-¿Buscando una faldita para lucir el viernes, chicas? Que sea corta...
Becca no se dejo intimidar y recordó que tenía que hablar con Ryan. Austin había sido asesinado porque andaba metido en algo, así como Theo y Wendy habían muerto por el mismo motivo. Rick se los había quitado de en medio uno a uno, y si todos ellos tenían un asunto turbio entre manos, Ryan lo sabía.
-No creo que pueda tenerla más corta que tú... Ven aquí un momento, tengo que hablar contigo.
Ryan se encogió de hombros y la siguió hasta la puerta. Chloe y Sidney se quedaron tonteando con los otros futbolistas.
-¿Que quieres de Ryan, ricitos de oro?
Becca suspiró e intentó recordar por qué alguna vez  había considerado a gente así sus amigos.
-Ryan, tú sabes porque han sido asesinados todos nuestros amigos, ¿verdad?
El chico cambió de cara rápidamente.
-¿De qué hablas?- se acercó a ella.
-Wendy me contó que andabais metidos en algo que os iba a dar mucho dinero, pero nunca me dijo que era. Creo que Rick los mató por eso.
-Escucha, bonita. Métete en tus asuntos.
Pero Becca no retrocedió esta vez.
-Mira, gilipollas. No son mis asuntos, pero si los de Austin. Alguien lo mató por esa mierda y tú lo sabes. Así que si no quieres que la policia empiece a investigar seriamente, más vale que me lo cuentes todo.
-Drogas. ¿Vale, Becca? Drogas. No hay ningún motivo oculto por el que los mataron, solo pasábamos droga a menores.
Becca estaba atónita. ¿Austin, vendiendo droga a menores?
-Sí, bonita. Tu novio no era tan perfecto después de todo.
Dicho esto, se dio la vuelta y se marchó con sus amigos, de nuevo riendo a carcajadas.
-¿Estás bien, Bex?- Chloe había venido corriendo, seguida de Sidney.
-Sí. Sí, lo estoy. Perdonad chicas, pero me tengo que ir, he quedado con June.
Dicho esto se alejó, dirigiéndose a la salida del centro comercial. Solo quería olvidar lo que había oído. De pasada vio a la famélica Stark (¿cómo se llamaba, Skye?) con un chico, y por fin vio a June, que la esperaba junto a un matorral. Cuando la vio, sonrió. No estaba sola.
-Becca, éste es Ty. Lo conocí el otro día, es primo de Wendy y Theo.
El tal Ty era alto, fuerte, con ojos azules y pelo largo recogido en una coleta. Muy atractivo, pensó Becca.
Se saludaron y decidieron ir a por los disfraces, según June, Axel también se les uniría más tarde.
-¿Y de donde eres, Ty? Nunca te he visto por aquí.
-Bueno, me mudé el verano pasado. Pero no me relacionaba mucho con mis primos.
Sus primos. También metidos en negocios con drogas. Becca no podía creerlo.
-June, ¿puedo hablar contigo un momento?
Después de llevarla aparte, le contó entre lágrimas todo lo que Ryan le había dicho, y June la abrazó.
-Lo siento mucho, Becca.
-No me lo esperaba de Austin. Vivía jodidamente engañada por mis mejores amigas, mi novio y todo el mundo. Llevo un mes en la mierda llorando por alguien que me engañaba...
-Sí, es una mierda.-June no sabía que mas decir.
Becca se secó las lágrimas con la manga de la camisa y se levantó.
-Pues se ha acabado.
-¿Estás bien, Becca? -Axel acababa de llegar, montado en su desvencijada bicicleta, con el pelo revuelto y exhausto, pero no había podido evitar fijarse en los restos de las lágrimas en la cara de la chica.
Becca sonrió, de una manera diferente, y se inclinó hacia él, confiada.
-Sí, idiota, estoy bien. He recordado quién soy. Me he cansado de ser la víctima.

Tras la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora