3- Memento Mori (4)

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4- Axel

Axel cerró la puerta de su casa con cuidado de que no hiciera ni el mínimo ruido. Después de los sucesos de esa mañana, su madre se había empeñado en interrogarlo, y no paraba de hablar de cambiarlo de instituto.
Una noche más Axel salía en silencio, con la capucha puesta y su mochila al hombro, y recorría en bicicleta la ciudad. Llegó a la mina Radwell y aparcó la bici detrás de unos arbustos. Sacó de su mochila una caja metálica, se agachó y la puso en el suelo. Cogió una llave de su bolsillo y abrió la caja. En el interior había una linterna, un montón de planos, una brújula y un reloj de bolsillo. Axel seleccionó cuidadosamente uno de los planos, en el que estaba escrito Sector 4-S, y se colgó la linterna del cinturón, para después dirigir sus pasos hacia el interior de la mina.
Su mente retrocedió un año y medio, al día en el que su padre había muerto. Era un día nublado y taciturno, y Axel notó que su padre estaba demasiado concentrado en su café con hielo.
"¿Qué te pasa?"
"Nada, hijo."
Axel fue a darle un abrazo y tiró el café sobre unos papeles, empapándolo todo. Su padre se apresuró a recogerlos, y se quedó mirando uno de los hielos. De repente su mirada se iluminó.
"¡Claro! Así es como lo hizo."
Axel estaba confundido.
"Perdona, papá, soy un torpe."
Su padre lo miró, y dijo cariñosamente: "Acabas de resolver un caso jodidamente complicado, no te disculpes."
Sonrío, y le señaló la puerta con la cabeza.
"Márchate ya o llegarás tarde al instituto."
Axel se marchó, pero sabía que algo no iba bien. Esa tarde cuando volvió a casa ya era demasiado tarde. Un agente de policía estaba informando a su madre, que se apoyó en el marco de la puerta y rompió a llorar. Según la versión oficial, su padre había muerto cuando estaba persiguiendo a un ladrón de poca monta por las minas Radwell. El criminal le había apuñalado en el pecho con un arma que no se había encontrado, había sido una muerte instantánea. Pero para Axel, que las razones de la muerte de su padre se resumieran en menos de cinco líneas era algo demasiado sospechoso. Su padre había descubierto algo del caso que estaba investigando, y alguien le había matado por ello. La muerte del último sheriff había pasado desapercibida en el pequeño pueblo de Covenwood, y Axel prometió que descubriría la verdad, aunque fuera a escondidas de todo el mundo, incluso de su madre. Era un precio bajo a pagar.
La mina se adentraba en las entrañas de la tierra, cada vez a más profundidad, y a Axel ya le costaba respirar. Enfocó la linterna hacia un poste sobre su cabeza que rezaba "4-S" y se adentró en la estancia. Era una de las galerías de la mina, muy amplia y alargada, que conectaba con otra docena de túneles y que estaba delimitada por una pared de roca, en la que descansaban múltiples lámparas de aceite, que Axel fue encendiendo poco a poco para dar luz al lugar. Allí había muerto su padre, el sheriff Blake. Desdobló la foto del caso, que había conseguido robar del expediente cerrado del caso de su padre, y la miró, para compararla con la realidad. No había nada diferente, exceptuando el cadaver de su padre tirado en el suelo. A su alrededor se extendía una gran mancha de sangre, diluida. Ese misterio le quitaba el sueño a Axel desde que leyó el informe. La forense había determinado que la sangre de su padre que habían encontrado en la escena del crimen estaba demasiado líquida, que contenía una cantidad de agua muy superior a la normal. ¿Pero que tendría que ver eso con el asesinato? ¿Tenía su padre algún problema circulatorio? Nadie le había dado mayor importancia, pero algo le decía a Axel que ese detalle era crucial.
Una vez más buscó y rastreó el terreno, buscando cualquier pista, pero no encontró nada que no hubiera visto ya. La persecución del ladrón, la última carrera de su padre, había sido muy arriesgada. Había escapado de la tienda por una alcantarilla, y había desembocado en el sumidero al lado de la antigua mina. Axel había examinado cada centímetro del recorrido pero no había encontrado nada.
Tras media hora se rindió de nuevo, y con pasos lentos y cansados salió de la mina. Una llamada le sorprendió, era June, preguntando por algún pozo. Axel le habló del pozo subterráneo, que también había revisado, y colgó. No tenía ganas de charlar.
Volvía a casa con la bici cuando oyó las sirenas de la policía. ¿Dónde irían a esas horas de la noche? Las siguió por curiosidad, y pudo oír una de las radios del coche más cercano.
"Aviso a todas las unidades. Ha habido un asesinato en el tanatorio, hemos capturado al culpable."
Axel frenó la bici en seco y cambió de dirección, rumbo al lugar del crimen.

Tras la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora