7- Heather
-Esta noche no tienes que preocuparte por nada.
Grant había preparado la mesa para dos, había encendido unas velas, e incluso había puesto a funcionar el viejo tocadiscos de su abuelo. El jazz invadía la estancia, apoderándose de cada rincón y creando una atmósfera casi mística. Pero Heather tenía cosas más importantes en las que pensar, y un poco de música y unas velas no podían distraerla.
-Cariño, ¿tienes los informes que te pedí? Los de los Hawthorne...
Grant se dio la vuelta bruscamente. Llevaba puesto un delantal de lunares y en sus manos sostenía un pollo que olía (quizás demasiado) a naranja.
-¿En serio? -dijo cansado- ¿No puedes esperar a que terminemos de cenar?
Por supuesto que no, se dijo Heather. Pero después de todo ese esfuerzo no podía hacerle ese feo, no a Grant.
-Sí, claro- dijo con una sonrisa- Lo siento.
Llevaba saliendo con Grant Gregg más tiempo del que podía recordar, y a pesar de sus diferencias y del difícil carácter de Heather, nunca se había enfadado con ella. Heather siempre pensaba que no lo merecía.
-Están siendo días duros en el instituto. Ser el director en estos momentos implica hacerme "responsable" de lo que ese chico hizo.
-¡Que tontería! Tienes cientos de alumnos, ¿cómo quieren que estés al tanto de lo que se le pasa por la cabeza a cada uno de ellos? Además, ese chico parecía normal, ¿no?
-Sí... Quiero decir, era un bravucón de instituto, pero no daba muchos problemas, sabía quitarse de en medio y mantener la boca cerrada. De ahí a ser un psicópata asesino hay una gran diferencia. En fin, mi único objetivo ahora es que todo vuelva a la normalidad cuanto antes, y este viernes lo intentaremos.
-¿Este viernes?-preguntó Heather, confusa.
-Sí. Es el baile de Halloween y hemos organizado una gran fiesta, sin alcohol, por supuesto, para que los alumnos se olviden un poco del tema. Es obligatoria la asistencia de todos los profesores, incluido yo.- Levantó la mirada furtivamente.- Y puedo llevar acompañante.
Heather rió.
-¿Ah, si? Me preguntó a quién escogerás.
-Siempre te he escogido a ti.
Dicho esto se levantó. Se había puesto muy serio de repente. Sacó algo del bolsillo y rodeó la mesa para situarse al lado de Heather. E hincó rodilla.
"Joder. Joder, joder, joder, joder." -pensó Heather.- "Ahora todo tiene sentido, las velas, la música, el pollo atiborrado de naranja..."
-Heather Johnson...
"Me va a dar un infarto".
-Me harías el gran honor...
"Él pidiéndome matrimonio y yo con estos pelos..."
-¿De convertirte en mi esposa?
"¿Que le digo? Que si, ¿no? Sí, sí."
-Sí. - Se levantó de un salto de la silla, y se abrazó a él.- ¡Mil veces sí!
Grant empezó a besarle el cuello y sus manos bajaron a su cintura. Estaba claro que iban a ir directos al postre. Acabaron lanzándose en plancha al sofá, y Heather se estaba desabrochando el último botón de la blusa cuando sonó su móvil. Un pitido incesante y molesto.
-Un segundo, cariño.- dijo zafándose de los brazos de su prometido.
Este se rehusó, acostumbrado, y se sentó en el sofá. Algo le decía que la noche no iba a dar mucho más de sí.
Heather sujetó el teléfono con el hombro mientras se abrochaba los botones rápidamente.
-Diga, ¿quién es?
La voz de una chica le respondió al instante. Sonaba nerviosa.
"Tengo información sobre el verdadero asesino".
-¿Quién es?- Heather se estaba impacientando, por una vez su vida personal la llamaba más que su trabajo.
"Si quiere saber quién es, venga ahora mismo a la biblioteca del instituto. No se arrepentirá."
Dicho esto, colgó.
Heather se paró a pensar, y se dio la vuelta, mirando con culpa a Grant.
-No me mires así. Ya has tomado tu decisión, ve a por esa gran noticia.
Heather lo besó y se sentó a su lado.
-¿Cómo sabías que era una exclusiva?
Grant se levantó, con gesto de cansancio, y se dirigió al dormitorio.
-Pocas cosas hacen que se te ilumine la cara así, cariño. Buenas noches,no te esperaré despierto.
Dicho esto, cerró la puerta tras de sí. Heather se dio cinco segundos para sentirse culpable y salió por la puerta a la velocidad de la luz.
***
El instituto no estaba lejos, así que decidió ir andando. El frío de la noche indicaba que estaba llegando el final del otoño, y que pronto todo estaría nevado. Aunque las puertas parecían cerradas a cal y canto, estaban rotas desde hacía meses, y la escuela había contratado a un guardia de seguridad, que cómo Heather comprobó, era poco efectivo.
"Cling, cling."
¿Qué era ese sonido? Parecía una campana. La biblioteca estaba iluminada por la luz de la luna, que se colaba por un gran ventanal. La estancia estaba vacía.
-¿Hola?- dijo Heather con la voz quebrada.
"Cling, cling."
-¿Qué coño?- Ese sonido la estaba empezando a asustar. Parecía provenir de la planta superior.
Se encontraba en el primer piso de la biblioteca, a ambos lados tenía escaleras que conducían al piso superior, compuesto por una balcón central que daba al primer piso y decenas de pasillos estrechos llenos de libros mugrientos. Dos grandes lámparas de araña se erguían en el espacio de la balaustrada. Una de ellas parecía tener algo colgando, balanceándose, pero Heather no podía ver que era a contraluz.
"Hay algo colgado de ese trasto. Será mejor que suba a ver qué es."
"Cling, cling."
El sonido provenía de la lámpara balanceándose, gimiendo por el peso que estaba soportando. Aceleró el paso, no podía ser real, Se apoyó en la barandilla y se asomó. Allí estaba. Se inclinó a un lado y vomitó, la mera visión del cuerpo era demasiado intensa. En la lámpara que había a sus pies, se balanceaba una adolescente colgada del cuello, y su cara reflejaba verdadero horror.
"Cling, cling."
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Tras la máscara
HorrorLa pequeña población de Covenwood siempre ha estado envuelta en el misterio y en el anonimato. Incluso cuando un maniaco enmascarado empieza a sembrar el terror con acertijos macabros y asesinatos al más puro estilo de una película de terror, los jó...