2. Andrew Reid

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Al llegar a la residencia, no saqué nada del auto. Fui directamente a mi habitación y cuando entré Airlien estaba ordenando sus cosas.

Cuando me vio sus ojos verdes se abrieron con sorpresa.

—¿Qué rayos te pasó? —preguntó.

—Hola, Keyla, ¿Cómo estás? A mí también me da mucho gusto verte —el sarcasmo no se ocultaba en mi voz. Air, como le decíamos todos, era mi compañera de cuarto desde hace dos años que entré a la universidad.

Ella y yo nos hicimos muy amigas desde el inicio y eso era genial. Quise acercarme a ella para abrazarla pero se alejó.

—-No me toques mientras estés así —me lanzó una mirada de asco—. ¿Qué te pasó?

—Muy larga historia. Te la contaré luego, ahora necesito una ducha caliente —tomé del armario una toalla y fui al baño—. Prestame algo de ropa, no he sacado nada del auto.

Asintió. —La dejaré sobre tu cama. Iré a por algo de comer ¿sí?

—Sí.

Entré al baño y minutos después escuché a Air salir de la habitación. Me miré al espejo, mi cabello rubio estaba pegado en mis mejillas y el poco maquillaje que usaba estaba corrido. Mis ojos azules se miraban más oscuros debido a mi mal maquillaje. Aún seguía empapada y mi ropa estaba cubierta de lodo. Reí al recordar cómo el chico estaba peor que yo. Es decir, era un desastre pero no tanto como él.

En el camino no había dejado de pensar de dónde había aparecido él. La verdad, ya me había hecho la idea de que me iba a quedar unas horas ahí hasta que pasara la lluvia para luego ir caminando hasta la residencia.

Por suerte, él apareció.

No sabía quién era, ni cómo se llamaba. Pero lo que sí sabía es que tenía una hermosa sonrisa.

No había tenido una muy buena imagen de él porque estaba empapado, pero sé que era lindo.

Negué sacando al chico de mis pensamientos. A lo mejor no lo iba a volver a ver en mi vida y yo aquí pensando en él, cuando debería estar duchándome.

Sacando mi ropa, me metí a la ducha. El agua caliente relajó mis músculos y me sentí increíble. Al volver a la habitación, Air todavía no había regresado.

Tomé la ropa que había dejado para mí y me lo coloqué. Eran un par de pantalones de ejercicio grises y una camiseta blanca más grande que mí.

Peiné mi cabello y me desplomé en mi cama. Aún no había sacado las cosas del auto, pero la lluvia aún no paraba así que iba a esperar.

Unos golpes en la puerta de la entrada hicieron que levantara mi cabeza. No esperaba a nadie aún, Airlien había llevado sus llaves. Me levanté y fui a abrir, una sonrisa se extendió en mi rostro al verlo.

—¡Ryan! —me abalancé sobre él en un abrazo y él rió mientras me apretaba a su cuerpo.

—Hola, bebé —susurró, contra mi cabello. Me alejé un poco y tomé su rostro, besando sus labios. Ryan era mi novio desde hace casi dos años. Nos conocimos el primer día de universidad y creo que fue como amor a primera vista.

Empezamos a salir y desde entonces estamos juntos. Me alejé y tomé su mano, adentrándolo a mi habitación. Se sentó en mi cama y yo me senté en su regazo. Subí mis manos por su pecho hasta sus hombros.

—¿Cómo estuvo el viaje? —preguntó su mano subiendo y bajando por mi espalda.

—No muy bien. Estuve atascada en el lodo por una hora —hice una mueca al recordarlo—. Por suerte un chico me ayudó.

The Sound Of Your Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora