The Sound Of Your Heart.

19. Papelitos

Ryan me estaba evitando.

Siempre que traba de buscarlo me evadía diciendo que "tenías cosas que hacer" cuando sé perfectamente que sólo no quería hablar conmigo.

No entendía su enojo, ¿acaso pensaba pedirme matrimonio? Porque si es así, por más que lo ame, le diría que no. Como recalco me falta mucho por vivir y hacer, pero eso no evitaba que me sintiera mal por el enojo de Ryan.

Al contrario, me sentía por la mierda.

Mi ánimo estaba mal, estaba triste, decaída y con mucha pereza. Sólo quería dormir y ver series en tv.

Y al parecer Ryan no era el único que me estaba evitando, sino también Andrew porque fue hasta el miércoles que se presentó a clase.

Yo acaba de llegar cuando él entró, seguro como siempre, y se dirigió a mí directamente.

—Hola —saludó él pareciendo contento. Sólo le lancé una mirada y se sentó a mi lado—. Hey, ¿qué pasa? —pregunta notando mi cara—. Pareces triste.

—No han sido los mejores días —respondo, mi voz sonando más baja de lo normal.

—¿Bryan no a sido bueno?

—Se llama Ryan —espeto molesta—. Y sí, estamos algo mal.

—¿Y sólo por eso estás mal? —pregunta como si fuera una estupidez que tu novio esté enojado contigo.

—¿Cómo que "sólo por eso"? Me pone triste que estemos peleados.

—¿Quién tuvo la culpa? ¿Tú o él?

—Yo, creo, no lo sé, creo que se molestó conmigo por algo que dije.

—¿Qué le dijiste? —ríe—. No me digas que le dijiste que no es bueno en la cama, porque si es así a cualquier hombre le dolería.

—¿Qué? —chillo. Andrew tiene demasiada imaginación, porque aunque ese fuera la causa no le diría, mucho menos a él. Y lo odio por ser tan directo porque siento mis mejillas sonrojarse—. No, no es eso. Es otra cosa, cosa que no quiero hablar.

—Vamos, Llave, sé que quieres hablar conmigo.

—No, y te repito, ¡no me llames así!

—¿Te digo algo? —pregunta sonriendo como si acabara de tener la mejor idea.

Me encogo de hombros sin querer seguir hablando. Era ya problema de él si intentaba seguir hablando conmigo.

—Te ves fea triste.

¿Estaba hablando en serio?

Porque si es así ahora quería matarlo. ¿Quién se cree que era para decirme algo así?

—No estoy preguntando tu opinión —siseo molesta. ¿Dónde está mi lápiz? Creo que es momento de llevar acabo mi plan.

—Te pregunté si podía decirte algo y tú dijiste que sí —ríe como su fuera lo más divertido del mundo decirme que me veo fea.

—No dije que sí, simplemente no contesté.

—Es lo mismo —espeta restándole importancia. Imbécil, imbécil, imbécil, lo insulto en mi mente y estaba por decirlo en voz alta hasta que la señorita Marshall entró hablando sin parar de hablar del mal día que estaba teniendo.

Ya éramos dos.

Todos tomaron sus asientos, mientras la señorita Marshall sacaba sus cosas preguntando en qué nos habíamos quedado la clase anterior.

Yo hago lo mismo sacando mis libretas y lápiz alias, mi arma asesina. Andrew hace lo mismo, pero al contrario de mí, sólo saca una libreta y arrebata mi arma asesina de las manos.