4. Mala Suerte

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¿Te has fijado alguna vez cómo cuándo llueve al día siguiente andan muchos animales?

Así pasa aquí cuando comienzan las clases de nuevo. Ayer no era nada en comparación de como hoy los pasillos de las residencias estaban repletos, sin contar los que llevaban a la cafetería.

Las personas iban de un lugar a otro saludándose y abrazándose después de no verse por un tiempo. Trato de evadir a la mayoría de las personas y voy hasta la mesa donde usualmente están mis amigos.

Al verlos, corro a ellos.

—¡Hola, chicos!

Alex sonríe y me atrapa en un abrazo, mientras ríe.

—Que bueno verte de nuevo, Llave.

—¡No me llames así! -—protesto, me molestaba que me llamaran así, y todo sólo porque el diminutivo de mi nombre es Key lo que significa Llave en inglés, lo sé, es estúpido. Me alejo para abrazar de igual forma a Jessie, Nía y Zack.

Todos éramos amigos ya hace un tiempo, Jessie y Nía eran mis amigas de carrera, mientras que Alex y Zack estudiaban música.

A Alex lo conocía desde ya hace mucho tiempo atrás, él es como mi mejor amigo, habíamos ido a la secundaria juntos y habíamos venido a la misma universidad, sólo que Alex se había inclinado por la música y yo por la psicología. Aunque a decir verdad, no me imaginaba a Alex estudiando otra cosa, su estilo despreocupado iba perfecto con su carrera, su cabello azabache caía por su frente en suaves ondas, su piel bronceada combinaba con sus ojos oscuros, ojos que tenían la mirada más dulce del mundo.

Por otro lado, había conocido a Zack gracias a Alex. Ellos se hicieron amigos en los primeros días de clases y se integró a nosotros a la perfección. Físicamente Zack era todo lo contrario a Alex. Su metro ochenta y cinco era acompañado con un gran y músculoso cuerpo, no es que Alex estuviera mal, era alto pero no tan fornido como Zack. Siguiendo con Zack, su piel oscura al igual que su cabello lo hacía diferente a todos nosotros. Dice que sus padres eran de descendencia africana, pero que había nacido aquí en Norte América. Y me encanta cuando nos contaba de lo diferente que es la cultura allá.

A Jessie y Nía las conocí en una de mis clases de la carrera. Las tres estábamos justo al lado y de la nada comenzamos a hablar. Ellas eran de esas personas con las cuales puedes hacer amistad muy rápido, aunque ambas eran muy diferentes, Jessie con su cabello castaño claro y ojos verdes llamaba la atención de cualquiera, era muy divertida y espontánea, cómo yo. Por otro lado, Nía, con su cabello oscuro y ojos marrones, era la más responsable del grupo, las tres nos ayudábamos mutuamente, aunque siendo sinceras Nía era la que nos mantenía en control.

En fin, eran los mejores amigos del mundo.

—¿Por qué me abrazas de último? —protesta Zack cuando me alejo de él—. Es sólo porque soy negro ¿no?

—Claro que no —río.

—Ese es un muy claro sí —interviene Jessie.

—Eso me suena a celos —se ríe Zack—. ¿Quieres un abrazo de este bello hombre de chocolate?

—¿Bello hombre? —se ríe Alex—. ¿Desde cuándo usas esos términos?

—Cállate, Alex —escupe Zack—. Ahora, ven aquí Jessie.

—¡No! —chilla Jessie, y toma por los hombros a Nía colocándola frente a ella como si fuera un escudo—. Abraza a Nía, a ella le gustas, a mí no.

—¿Qué? —chilla esta vez Nía—. Eso no es verdad.

—Nía...no permitas que Zack me abrace.

The Sound Of Your Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora