Andrew.
Había conocido a Keyla antes de lo que ella creía.
Hace dos años exactamente.
Ella estaba en una de mis clases de mi primer año, y juro que me enamoré en cuanto puse mis ojos en ella.
Ella entró junto con otra chica de cabello castaño, con una gran sonrisa pegada a su rostro, y Dios, era tan hermosa.
Su cabello rubio estaba suelto en suaves ondas que daban a la mitad de su espalda, sus ojos eran de un azul turquesa, tan brillantes y llenos de alergia, los cuales se volvían pequeños al sonreír, y joder, su sonrisa era lo más precioso que alguna vez haya visto. Cuando Keyla sonreía era como si el mundo se detuviera y todos tuvieran que voltear a verla, como si con sólo sonreír el mundo fuera mucho mejor, ella con tal sólo una mirada era capaz de transmitir su energía y felicidad. Pero no parecía ser consciente de eso, porque ella era una de las personas mas humildes que conocía.
Y Keyla era hermosa no sólo físicamente, sino, en personalidad. Comenzando con que era una de las personas más alegres, parlanchinas y divertidas que he conocido en toda mi vida. Además de sincera, amable, encantadora, humana y apasionada.
Ella simplemente era mágica.
Había visto como quería a sus amigos, y como se preocupaba por ellos. Era testigo de eso, al igual de como amaba el patinaje, y cielos, ella era increíble, nunca había visto a alguien entrenar tan duro como Keyla lo hacía, era tan exigente con ella misma, como si supiera que podía hacer mucho más de lo que creía.
Y estoy seguro de que era así.
Así que a pesar de tener ese pequeño enamoramiento por ella, nunca me le acerqué. ¿Por qué? Estaba con Sophia.
A Sophia la había conocido cuando estaba en secundaria. Empezamos a salir y desde entonces estábamos juntos, ella era muy atenta conmigo, e incluso estuvo conmigo cuando perdí a mi madre, lo cual fue uno de los momentos más duros y dolorosos de mi vida. Y Dios, la amaba por eso. Ella había estado conmigo cuando más necesitaba a alguien. Así que no le podía hacer eso a Sophia, ella se merecía algo mucho mejor, por eso nunca me acerqué a ella.
Sin embargo, siempre tuve un ojo sobre Keyla, así fue como semanas después me enteré que estaba empezando a salir con Ryan Harrison. Y a pesar de que quería buscar un motivo para odiarlo, no podía, él parecía amar verdaderamente a Keyla y no me iba a entrometer en eso. Saber que ellos estaban saliendo fue como una señal para mí confirmando que debía mantenerme alejado.
Aunque eso no pareció posible porque el día que se quedó atascada me acerqué. Iba hacia el campus cuando vi su auto atascado a la orilla de la calle, me cuestioné varias veces si era correcto ayudarla o no, pero finalmente me dejé guiar por mi instinto y la ayudé.
Y creo que ahí empezó todo.
Desde que la conocí, no podía alejarme de ella y ese enamoramiento que había sentido por ella tiempo atrás volvió aun con más fuerza. Tener un poco de ella me hizo enloquecer, queriendo obtener un poco de su atención aunque fuera sólo como su amigo.
Cada momento que pasaba cerca suyo, era genial y por una mierda, no me quería alejar. Sabía el peligro que eso representaba para mi relación con Sophia, pero lo que sentía por Keyla era algo que no podía controlar.
Cada momento con ella era único e increíble, algo tan simple como sólo hablar o hacer alguna de sus locas ideas, estaban con recurrencia en mi memoria, como por ejemplo el día que bailamos descalzos en la biblioteca, y por supuesto, el día que la besé. Maldita sea, ese día estoy seguro que de alguna manera morí y reviví, todo en un mismo instante, y joder si había fantaseado con besarla, nunca se iba a igualar a la sensación de acariciar sus labios con los míos. Ese día sentí como si mi corazón explotara en mi pecho, sus labios eran suaves, tibios y deliciosos, todo justo como había imaginado, y me costó toda la energía del mundo no confesarle lo que sentía por ella. Lo malo fue que luego de eso se desató todas las consecuencias, ya no hablábamos, ni nada, como si fuéramos un par de extraños.
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The Sound Of Your Heart.
Teen FictionLa rivalidad desata la guerra, y el odio...¿el amor? Keyla West a planeado toda su vida. Ir a la universidad, sacar buenas notas, graduarse de psicología, tener un consultorio prestigioso, y tal vez casarse. Pero lo que nunca planeó es que él se en...