Andrew
Llevaba una semana sin saber absolutamente nada de Keyla, no sabía si estaba bien, si su rodilla había mejorado o cómo había terminado todo con Ryan.
Semana la cual no había día que no pensara en ella, día en que su recuerdo lleno de dolor y enojo me pidió que me alejara de ella, y a pesar de toda la mierda sobre mí, lo hice, me mantuve al margen.
Pero toda esta espera estaba empezando a volverme loco, porque por más que ella me había pedido que me alejara no podía, no podía permitir que todo entre nosotros terminara de esa manera.
Así que el jueves me enteré que ya había vuelto a su trabajo así que fui a buscarla, y estaba por entrar cuando Alex salió deteniendo mi paso.
-¿A dónde vas?
Mi ceño se frunció ante su pregunta. -Vengo a buscar a Keyla, tengo que hablar con ella.
-Ella no quiere verte -dice firme, su mirada sosteniendo la mía con determinación-. Así que no la molestes.
-No tengo que pedirte permiso para poder hablar con ella.
-Lo sé, pero hombre, déjala en paz ¿quieres? Ya jodiste demasiado las cosas, casi se rompe la cabeza, la lesión, la competencia, Ryan... ¿Y tú quieres venir a empeorar todo?
Escucharlo decir todo eso se oía peor de lo que imaginé, nunca me había puesto a pensar la manera en que estaba arruinando a Keyla sin siquiera intentarlo.
Y carajo, era una mierda.
Sin decir nada, sólo me limité a ver a Alex para luego girar sobre mis talones y alejarme de ahí antes de cometer otra estupidez.
Porque por lo menos, por una vez en la vida, quería hacer las cosas bien.
Decidido a sacar un poco de mi frustración empecé a ir hacia el campo de entrenamiento, queriendo correr un poco. En el camino mi teléfono comenzó a sonar con una llamada entrante, así que lo saqué viendo el nombre de mi padre en él.
Inmediatamente rechazo la llamada, no estaba de humor para estar soportando al imbécil de mi padre, y sí, me referí a él como un imbécil porque lo es, mucho peor que eso. Desde que era un niño mi "padre" hacia como sino existiéramos, no pasaba tiempo en casa y cuando lo hacía, lo único que hacía era pelear con mi madre, reclamando mi "rebeldía" contra él, pero vamos, era un niño, pero no era estúpido.
Los años empezaron a pasar y mi hostilidad contra él empezó a ser más fuerte, en especial cuando empezó a volverse un alcohólico y mujeriego, engañando a mi madre con cualquier intento de mujer que se atravesara en su camino. Para ese entonces nuestra comunicación era casi inexistente, así que muchas veces me tragé todo lo que quería decirle, luego, meses después mi madre enfermó de cáncer y todo mi mundo se derribó.
Traté de buscar la mejor atención médica pero su enfermedad estaba muy avanzada y todo mi enojo se multiplicó contra mi padre, porque él no había movido un sólo dedo para tratar de ayudar, y eso sólo me hizo odiarlo, en especial cuando meses después mi madre falleció.
Ahí juro que lo odié, él había permitido que todo eso pasara. Así que la primera vez que llegó borracho a casa diciendo que yo había sido el culpable de la muerte de mi madre, lo golpeé tan fuerte que lo derribé. Y me valió una mierda si era mi padre o no, porque a partir de ese momento había decidido hacer lo que yo quisiera, no lo que él pidiera.
Y así fue, terminé la secundaria, y luego entré a la universidad que quería, también pude entrar al equipo de béisbol y estaba orgulloso de eso a pesar de todo lo que había pasado.
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The Sound Of Your Heart.
Fiksi RemajaLa rivalidad desata la guerra, y el odio...¿el amor? Keyla West a planeado toda su vida. Ir a la universidad, sacar buenas notas, graduarse de psicología, tener un consultorio prestigioso, y tal vez casarse. Pero lo que nunca planeó es que él se en...