34. Hospitales

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Keyla

Traté de abrir mis ojos pero estos se sentían pesados, como si hubieran sido cubiertos con una capa de cemento. Traté de hacerlo de nuevo pero se me fue imposible, así que me di por vencida.

Me sentía algo mareada y confundida así que traté de poner más atención a los sonidos a mi alrededor. Todo estaba en completo silencio a excepción de un sonido bip, bip, bip, como de una máquina que sigue los latidos del corazón. Eso hizo que me alarmara un poco.

¿Dónde estaba?

Forcé mis ojos abrirse y éstos poco a poco obedecieron mis ordenes, dejándome ver un poco de luz y claridad de todo. Mi mirada estaba algo nublada y apenas podía mantener mis ojos abiertos, la luz me molestaba así que traté de mover el brazos ocasionando que un fuerte dolor se extendiera por toda mi columna y cabeza. Un pequeño gemido de dolor sale de mí, haciéndome tomar aire, mis pulmones se sienten pequeños y por primera vez soy consciente de la máscara de oxígeno cubriendo mi nariz y boca la cual me ayudaba a respirar.

—¿Keyla?

La  voz de mamá llega a mi cabeza haciéndome fruncir el ceño ¿dondé estaba y por qué mamá estaba aquí?

Hago mis ojos abrirse de nuevo y esta vez enfoco mi mirada en mamá, quien está inclinada sobre mí.

—¿Mamá...? —mi voz sale apenas audible y mi garganta arde como si estuviera seca.

—Oh, cariño —susurra sus ojos llenándose de lágrimas. Levanta una mano y la pasa por mi mejilla acariciando suavemente—. Gracias a Dios estás bien ¿cómo...cómo te sientes?

Bueno, creo que oficialmente estaba en un hospital.

Estaba por contestar cuando noto por el rabillo del ojo un movimiento en el lado contrario de la habitación, muevo mi cabeza sintiendo el dolor hacerse más fuerte. Todo mi cuerpo dolía, realmente dolía. Veo que es Ryan y en dos grandes zancadas estaba justo a mi lado tomando mi mano.

—Hey —sonríe. Su mirada es una combinación de alegría, tristeza y cansancio. Bolsas oscuras estaban bajo sus ojos haciéndolo ver cansado pero aún así forzó una sonrisa—. Que bueno que despertaste, ¿cómo te sientes?

—Como...—mi garganta aún se sentía seca—. Como si me hubiera atropellado un auto.

Ryan sonríe y me vuelvo a mamá quien seguía viéndome preocupada.

—¿Qué pasó? —susurro—. ¿Qué hago en un hospital? Estoy en un hospital ¿no?

—Sí —contesta Ryan por ella haciéndome verlo—. Caíste por unas escaleras, y te golpeaste un poco.

Y toda esa escena vino a mi cabeza de un golpe. Andrew y yo en el pasillo, discutiendo, él negando que dejaría a Sophia por mí, mi corazón en pedazos, mi enojo y dolor a flor de piel.

Aparto la mirada de Ryan viendo al frente fijamente. La blanca habitación estaba algo fresca haciendo que el dolor que sentía fuera algo más molesto, pero realmente sentía como si algo faltara o no supiera qué.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?

Mamá y Ryan comparten miradas cómo preguntándose si decirme o no, pero finalmente mamá suspira posando su mirada en mí.

—Tres días.

¿Qué?

Levanto una mano a pesar de la gran pulsada de dolor que mandó al resto de mi cuerpo y quité la máscara de oxígeno de mi rostro.

—¿Tres días? —repito sin poder creerlo—. ¿Llevo inconsciente tres días?

Mamá asiente apretando los labios.

The Sound Of Your Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora