36. Pos desastre

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Poder levantarme el día siguiente fue lo peor del mundo.

Apenas había podido conciliar el sueño ya que había pasado toda la noche llorando en el regazo de Air, y por más que quería parar y dejar de parecer tan tonta, no podía.

Tenía el corazón roto y eso mezclado con la culpa que sentía me hacía sentir peor. A pesar de nuestra vigilia Air me había despertado temprano diciendo que iba a llevarme a mi primera terapia. Y cielos, no quería ni moverme, pero Air había insistido tanto que finalmente salí de la cama poniéndome algo de ropa deportiva.

En el trayecto al hospital no hablamos nada y creo que fue lo mejor. No estaba de ánimos para hablar. Al llegar al lugar Air me acompañó dentro donde una amable enfermera nos guió hasta la sala de terapia física.

—Tomen asiento, la doctora no debe tardar —sonríe ella.

—Gracias —asiento.

Ella sonríe saliendo de la sala, dejándonos a Air y a mí solas en aquel lugar. Ambas tomamos asiento viendo los diferentes objetos que estaban ahí. Comenzando con una caminadora en una de las esquinas, en medio de la habitación había unos barrotes en forma de pasamano, también habían alrededor de tres pelotas de esas que se veían en anuncios de ejercicio. Y...no sabía qué pensar de todo esto.

Sin embargo, instantes después la puerta de la sala se abrió y una mujer con algunos rasgos asiáticos entró. Vestía un uniforme verde acqua y su cabello azabache estaba recogido en lo alto de su cabeza en una coleta. Posó su mirada en nosotras y una gran sonrisa se extendió en su rostro a medida se acercaba a donde estábamos.

—Que bueno que llegaron, soy la Doctora Camila Konoe —me tiende una mano y la estrecho poniéndome de pie—. Pero pueden llamarme Cami.

—Soy Keyla —trato de sonreír sin conseguirlo—. Y ella es mi mejor amiga Airlien.

Ella suelta mi mano para estrechar la de Air.

—Puede llamarme Air —sonríe mi amiga haciendo que bolsas oscuras se formaran bajo sus ojos. Se veía cansada y todo por quedarse conmigo mientras lloraba a mares.

—Un gusto conocerlas —la doctora suelta la mano de Air llevándolas a su cintura mientras suelta un suspiro—. ¿Con quién de ustedes voy trabajar?

—Conmigo —respondo haciendo que ella pose su mirada en mí.

—Oh, sí, Keyla, Carter me contó tu caso —sigue sonriendo tratando de ser amable—. Una lesión en la rodilla ¿no?

Eso se oía peor de lo que pensaba.

—Sí.

—Bueno, quiero que sepas que vamos a comenzar de manera lenta, esto es algo que lleva tiempo, pero más que nada compromiso y disposición de tu parte.

—De acuerdo.

—Genial —sonríe—. Comencemos.

Lo que creí que iba a ser pan comido resultó ser más difícil de lo que pensé. La Doctora Konoe me ayudó a hacer diferentes tipos de ejercicio, según ella "de calentamiento" para que no me doliera tanto horas después. Y a pesar que supone que eran ejercicios fáciles, dolían tanto que se me escaparon algunas lágrimas.

Air estuvo ahí todo el tiempo animándome, a veces haciéndome reír un poco para relajar el ambiente. Al principio me costó mucho comenzar pero finalmente pude adaptarme, todo con la ayuda clave de la Doctora la cual fue muy atenta y considerada.

Alrededor de dos horas después la Doctora dio por terminada la sesión. Un poco de sudor mojaba mis sienes y a pesar que no había hecho la gran cosa me sentía cansada.

The Sound Of Your Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora