Capítulo 2... Yoonmin...

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Los molestos ruidos provenientes de un lugar con muchas luces, le hizo despertar furioso de su siesta.

Suga estaba tan cansado de devorar animales salvajes -ya que nunca estaba completamente satisfecho con ello-, que después de comerse al décimo, prefirió dormir. Bueno, siempre dormía a pesar de no necesitarlo pero ahora podría decir que estaba más tranquilo.

Nada era lo mismo desde que la maldita civilización de medio siglo antes, informó a la población sobre las desapariciones de personas que se adentraban al bosque y jamás volvían, cuyos cuerpos no eran nunca hallados. 

Desde entonces, se advirtió sobre animales salvajes que atacaban a cualquiera que invadiera su hogar y por seguridad, debían evitar la zona propia de la naturaleza.

Claro, los humanos no tenían ni idea de que ellos existían o qué era lo que realmente ocurría ahí.

A través de los años, disminuyó el número de curiosos que se metían a averiguar los rumores y por tanto, la sangre humana se volvió escasa.

Nada se comparaba con la esencia vital que se les robaba a aquellos que se veían similares en apariencia.

Sonrió amplio cuando al acercarse por los árboles, notó que todo el alboroto se debía a adolescentes consumiendo toxinas. Toxinas que les harían perder la lucidez que los mantendría a salvo, fuera de peligro.

Su especie acostumbraba engañar niños, jóvenes y ancianos perdidos en la noche para meterlos entre los árboles y obtener un festín.

Lo haría esa noche, sería más fácil.

Los adolescentes en especial eran los mejores postres. Una gran variedad de hormonas recorriendo su sangre, daba a los "no muertos" una sensación sorpresa; pues, al beber la esencia colmada de la última emoción antes de perder la vida, era sublime y única.

Para ser humanos soportaban bastante alcohol y se mantenían lejos de la hilera de árboles.

Decidió actuar. Debía acercarse y esperar que no se viera tan diferente a los chicos de hoy en día vistiendo lo que traía, para así, obtener su cena.

No tardó mucho... precisamente ahí estaba la solución.

Un niño estúpido, sumamente estúpido y confundido, tropezó con él sin siquiera buscarlo.

Oh... el ansia solo pedía que clavara los dientes en su delgada y ligeramente sudorosa piel; succionarle la vida de la yugular disfrutando del proceso.

Nada como comerte a alguien que ni resistencia ponía aunque el alcohol en su sistema daría un sabor amargo al beber.

Sus ojos se abrieron cuando el atrevido chico puso su mano en una zona que alguien tan débil jamás había tocado...

Furioso con el humano, se lanzó agresivamente contra su frágil cuerpo para remarcar la autoridad y poder que tenía sobre él. Nadie lo tocaba así, mucho menos un humano.

—No, por favor... No lo hagas —lloriqueó cuando sintió los afilados dientes del adverso posicionarse en el lugar adecuado, presionando su piel y haciendo que le diera el más intenso escalofrío— ¡No quiero morir!... ¡No lo hagas! —pataleó desesperado, intentando alejar al más blanco de su cuerpo, aunque éste permaneció inmutable ante sus golpes—. No quise ofenderte... estoy ebrio... déjame ir...

Suga lo aplastó más contra el tronco del árbol. Le fastidiaba que fuera tan llorón e inquieto. 

En unos segundos más, ni se movería.

— ¿Ofenderme? —se separó al escucharlo, interrumpiendo en un segundo la intimidación. Jimin asintió lentamente con los ojos acuosos cuando sus orbes se conectaron con los ajenos. Tembló. Daban demasiado miedo y más cuando ese monstruo sonrió— ¿Crees que me ofendiste? —¿Qué otra cosa pudo ser? chilló en sus pensamientos, apretando los ojos con miedo—. No, no... al contrario, fue divertido —aseguró. Jimin se estaba quedando inmóvil del pánico— Y si te gusta jugar así... ¡podemos hacerlo mejor!...

Sin preámbulos, Jimin sintió como sus pantalones y ropa interior, fueron completamente destrozados de una forma tan brutal que no pudo evitar salir herido un poco.

Aquel individuo ni siquiera lo bajó del árbol donde lo apretaba y sintió pavor de lo que vendría después.

¿Cómo es que alguien tan delgado, bonito y perfecto... fuera el tan malo e inhumano como el diablo?

El diablo... sí. Quizá se encontró con él... ¡Oh, no!

— ¡No quiero ir al infierno! —gimoteó aterrado. Ese demonio estaba tocándolo tan descarada y fuertemente que dolía. No quería ser violado por el mismo diablo—. No lo hagas... suéltame... —todo su esfuerzo era inútil y sus ojos no querían abrirse jamás.

Un dedo largo, totalmente frío se deslizó en su interior...

Sin embargo, antes de que se quejara por ello, el chico blanquecino ya no estaba frente a él.

Cayó de bruces al suelo cuando ese demonio dejó de sostenerlo y horrorizado de que aún anduviera cerca, se hizo un ovillo comenzando a llorar con fuerza.

Bloodstream -Yoonmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora