Capítulo 17... Yoonmin...

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—Si vas a salir de la habitación, te aconsejo que lo hagas de una maldita vez —una voz rasposa hizo que Jimin retrocediera, se alejara de la puerta y desistiera de sus deseos—. Deberías controlar ese pulso, mocoso —gruñó—. De verdad... estás propagando tu aroma por toda la jodida mansión... y por tu seguridad, deberías tener más cuidado de ello.

El humano se sorprendió por dichas palabras, nadie nunca se había tomado el tiempo de advertirle que era su pulso el que provocaba todo eso en aquellos monstruos, más aún en el vampiro pálido.

Bueno, era de suponerse, si ese demonio sólo llegaba y bebía su sangre.

—Nadie te va a hacer nada, pequeño. Será mejor para ti si dejas de asustarte tanto y olvidas tu paranoia dentro de esa habitación.

El corazón latente se detuvo en ese momento. ¿Realmente podía confiar?

Bufó. Aunque ese tono tenía suficiente firmeza y seguridad, sabía que no podía confiar en nadie dentro de ese lugar.

Con cuidado asomó la cabeza de nuevo, no había tenido la oportunidad de ver al dueño de aquella voz antes y tan pronto sus ojos se asomaron por la diminuta abertura, retrocedió de nuevo.

Atractivo, masculino e imponente. Lo imaginaba con semejante tono de voz.

—Sé que estás asustado. Diablos... Muy-Asustado... —suspiró con esfuerzo, como si estuviera controlándose—. Supongo que YoonGi no es del todo amable contigo, pero... nadie más aquí tiene permitido tocarte. Siéntete bastante afortunado por eso, porque a cualquiera que te toque le irá peor de lo que puedes imaginar.

Jimin bajó la mirada, no estaba muy acostumbrado a observar a alguno de ellos directamente, puesto que su demonio personal se había encargado de someterlo. Aquel chico pareció notarlo y el humano juró escuchar una diminuta risilla.

—Además, la sangre de humanos es buena, pero no es mi preferida... —exclamó antes de seguir por el pasillo y esfumarse.

A Jimin le costó más tiempo del que pensó tomar el pomo de la puerta una vez más y jalarla para abrirla por completo. Imágenes llegaban a su cabeza y le aterraba pensar que todo era una broma, que el vampiro pálido aparecería frente a él diciendo que se trataba de una prueba y que no tenía permitido salir de la habitación.

Tenía frío. Estaba casi desnudo. Sólo una enorme camiseta del pálido lo cubría hasta la mitad de sus muslos y sentía tan delgada la tela cada que Suga llegaba y destrozaba su ropa por la mitad. Sus piernas temblaban hasta que pudo sentir la frialdad del pasillo bajo su pie descalzo. ¿A dónde ir?

La mansión en sí no tenía buena iluminación, sin embargo, no era tan aterradora como pensaba. 

Siguió el caminó que el otro sujeto y al ver unas escaleras, decidió bajarlas. Se abrazó a sí mismo. Tenía tanto miedo.

— ¿Su...ga? —susurró confundido, probando por primera vez ese nombre en sus labios.

[***]

— ¿Q-qué pasó? —cuestionó Taehyung despertando con mucho esfuerzo. Su cabeza dolía y no entendía bien lo que sucedió anoche.

—Estabas muy cansado, así que te ayudé a dormir —contestó el chico castaño, sentado a un lado de su cama, con una linda sonrisa infantil.

Espera...

TaeHyung abrió los ojos por completo. ¿Qué hora era? Enseguida volteó hacia la mesilla de noche, observando como le quedaban diez minutos para salir de casa e ir a clase. Maldición... 

Su informe ni siquiera estaba terminado, pero ya no importaba, sólo necesitaba imprimirlo y entregarlo como fuera.

—Te preparé el desayuno, TaeTae-hyung —de rodillas ahora sobre el colchón, intentó avisarle al chico que corría apresurado de un lado al otro.

—No podré comerlo ahora, Jungkook. Quizá la próxima ¿sí? —no tenía mucho tiempo y desayunar provocaría que se le hiciera completamente tarde.

—Pero... —susurró algo desilusionado. Lo entendía, no tenía caso insistir, era lo mismo cada que hacía algo bonito para YoonGi-hyung.

Si Taehyung estuviera verdaderamente concentrado en lo que estaba imprimiendo, no hubiese notado ese tono de voz y mucho menos hubiese observado las manos vendadas de su pequeño invitado.

¿Se había lastimado al cocinar?

[***]

—Espera, NamJoon —jadeó SeokJin en los labios del otro.

— ¿Q-qué su... uh... cede? —cuestionó el otro chico perdido, llevando ahora sus besos al cuello del mayor, disfrutando, mordiendo la carne con suavidad.

—A-alguien podría veni~r... ¡Ah~!... ¡NamJoonnie~!... —gimió cuando el más fuerte clavó los dientes en su carne— ¡Espera!...

— ¿Desde cuando importa? —gruñó metiendo las manos por debajo de la ropa del otro, queriendo llegar a su pecho para tomar uno de sus pezones.

Jin detuvo las manos impropias en su cuerpo y suspiró. Alejando a NamJoon de un empujón, lo mantuvo pegado al respaldo del asiento.

—Desde que el niño salió de su habitación... —señaló con la mirada hacia la puerta y entonces, cuando NamJoon volteó, un pequeño se escondió como un ratón detrás del marco.

El pelirosa se levantó con cuidado del regazo del moreno, se acomodó la ropa, el cabello y posteriormente se limpió el cuello sonriendo como si nada pasara.

—Ven, Jiminnie. No te va a pasar algo malo. No hay porqué temer...

Jimin se sorprendió de ser notado y de lo excitante que resultó aquella situación ante sus ojos.

Siempre que Suga mordía dolía terriblemente pero cuando vio a Jin gemir y frotarse más cerca del otro, se preguntó si se podía disfrutar de algo así. La idea lo aterró. Sin embargo, nunca había sentido ese cosquilleo en su entrepierna. 

Bloodstream -Yoonmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora