(Narra Karl)
Ya han pasado tres días desde que George y Bech salieron en busca de Franheska, pero no hemos tenido noticias de ellos. Lyn día tras día me ha preguntado sobre Franheska y las razones por las que con tanto esmero la ayudo, poniendo incluso mi vida de por medio y le he dicho la verdad, que hago todo esto porque la amo y porque fue ella quien trajo luz a mi corazón cuando lo creía muerto y sin humanidad.
Quería ir a casa y ver que estaba sucediendo, pero había dado mi palabra y ahora la aldea estaba bajo mi mandato.
— Vampiro ¿quisiera venir a dormir conmigo?, tengo frío -dijo Lyn sobre la cama dejando ver sus piernas y parte de su busto, que solo estaban cubiertos por una fina tela blanca
— Ya sabes que no me acostaré contigo Lyn, ¡cúbrete y duerme! -grité
En un pequeño salto la chica estaba a mis espaldas junto a mi cuello dejando su cabello caer sobre mi pecho
— Tu no me dirás lo que debo o no debo hacer vampiro. En este mismo momento te dejaras de jueguitos y me tomarás con la mejor voluntad entre tus brazos o mataré a uno de los míos y adivina quién será el asesino cuando mi padre regrese -dijo con voz amenazante
Aquella mujer que en algún momento me pareció tan frágil ahora estaba dejándome ver sus garras, y algo en su voz me decía que no mentía
— Lyn escuchate, estas intentando estorcionare para que me acueste contigo -dije intentando hacerla entrar en razón
— Lo sé, pero no me dejas alternativa. En unos días te irás y no podré volver a tocar este cuerpesito - dijo tocando mi pecho.
— Si esto es lo que quieres, haré que no te quedes con ganas de volver a tenerme -dije amenazante
Me volteé y a una velocidad sobre natural la levante del suelo y la empuje contra un muro, Lyn dejó salir un jadeo en el acto. La tome desde los muslos dejándole sentir mi erección y ella rodeó sus piernas hasta mi espalda. Besé su cuello bruscamente y mordí sus labios en repetidas ocaciones logrando que sangrara lo suficiente. Ahora la tiré contra la cama y quite mi ropa en un pestañeo, me puse sobre ella y destrocé su ropa interior.
— Espera espera -dijo Lyn agitada — no debía ser así, esto ya no me gusta
— Tu lo pediste y ahora ¡callate! -grité
Puse la tela que antes había arañado en su boca y amarré sus manos tras su cabeza, dejándolas en su espalda amarradas. En un segundo me encontraba dentro de ella y bestialmente la embestí una y otra vez sin contener mis ganas de arrazar con todo su cuerpo. De pronto tenía mis manos dandole nalgadas, unas mas fuertes que otras y ante cada una Lyn se retorcía y jadeaba. Estaba a punto de irme dentro de ella cuando escuché la puerta y a quien entró en ella.
— ¡Suelta a mi hija! - gritó George y sin remedio la solte. Quedé paralizado aún con mi miembro dentro de ella
— Lyn tu ... -George dijo viéndola petrificado y uno de sus soldados se acercó para quitar las telas de su boca y sus brazos
— Papá yo -Lyn hizo una pausa — él me obligo y no lo pude evitar - comenzó a llorar sínicamente ante George, con lo que su padre le envolvió con un abrigo y le abrazó.
Yo aún de rodillas y completamente desnudo ante la patética actuación que Lyn estaba interpretando sentí un golpe en la cabeza y no supe nada más...
(Narra George)
Cuando pensé que las cosas marchaban bien y que Karl al fin podría reconocer a Lyn como la esposa que siempre debió ser, acabó destruyendo lo más importante para nosotros y eso era el vínculo que cada pareja solo debía concretar una vez unidos bajo nuestras leyes. Ahora me encuentro entre una espada y la pared. Si los obligo a casarse mi hija será infeliz el resto de su vida, pero si no lo hago como lider estaré rompiendo las reglas que antes obligue a otros cumplir, destruyendo por completo sus vidads, pero eso no es todo, además si no los obligo a casarse los Transgrand vendrán por nosotros y aunque aún nadie lo sepa ellos también vendrán con Franheska.
Nuestra única salvación es la unión de Lyn y Karl, para poder batallar junto a los que posean sangre salvati, solo así tendremos oportunidad.
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Sangre Salvati
VampirgeschichtenMe hacía sentir tantas mariposas en el estomago y luego el calor de sus labios sobre los míos, pero aquella no era yo, aquella no era mi vida. Los recuerdos volvieron y la realidad ante mis ojos apareció. La venganza no había concluido y la destrucc...