Hola mis amigos lectores :3
Sé que me he demorado mucho en actualizar con mi capítulo anterior. Les pido una sincera disculpa. Pero cursaba por mi último ciclo de estudios y necesitaba total concentración.
Por ello he tratado de actualizar lo más pronto este capítulo. Espero les guste.
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Eran las diez de la noche del día del accidente de Emiliano, los padres permanecían juntos fuera de la habitación. El horario de visitas ya había terminado hace cuatro horas y sus amigos descansaban en sus hogares. El nuevo interno pidió hacerse cargo de su hermano hasta su recuperación completa. La doctora R. Santos, quien había hecho la intervención a Emiliano, estaba de turno nocturno y rondaba por los pasillos del piso cuatro.
Los padres se turnaban para entrar cada media hora a ver a su hijo por si necesitaba algo. En esos pequeños momentos, Diego aprovechaba para ir al tocador o para comprar algo para comer.
- Creo que es mi turno de verlo - el padre se levantó del asiento con un poco de pereza.
- Ya es media noche, creo que ya está dormido - dijo la madre - mejor regresemos a la casa y ya mañana lo vemos temprano.
- Está bien, solo iré a avisarle a Diego que nos iremos.***
- Hola hijo, ¿todo bien?
- Shh, se acaba de dormir - respondió susurrando - sí padre, todo bieeen - bostezó estirando los brazos - solo con un poco de sueño.
- Venía para decirte que tu madre y yo nos regresaremos a la casa, vendremos por la mañana o en el horario de visitas, al menos yo porque estaré ocupado por la mañana.
- Antes que se vayan, ¿podrías quedarte con Emiliano un rato?
- Mmm - arrugó la nariz.
- Sabes - hizo una breve pausa - mejor los acompaño hasta la dispensadora de dulces que está al lado del ascensor, no creo que Emiliano se despierte hasta mañana - ambos salieron de la habitación dejando la puerta cerrada.***
- Madre, madre, despierta.
- Pobre, se quedó dormida sentada en la silla.
- Madre, despierta - insistió una vez más el interno.
- Déjamelo a mí hijo - intervino Felipe - amor, despierta, vamos a la casa a descansar - la movió de un lado a otro con delicadeza.
- Ah, eh - Rosa abrió los ojos confundida - Ah! Sí, sí, te estaba esperando y no me di cuenta en qué momento me dormí.
- Los acompañaré hasta el ascensor - le dijo a su madre.La mujer caminaba abrazada a su marido del lado derecho de este, mientras que el interno caminaba al lado de su madre casi dormida. Al llegar, el ascensor se abre frente a ellos y de este sale una mujer con una carretilla llena de medicamentos.
- Buenas noches - saludó un poco asustada - ¿Qué hacen aquí?
- Hola, soy Diego ¿me recuerdas?
- Oh! Sí, claro - dijo afirmando con la cabeza a la vez - eres el chico de la tarde.
- Sí, y tú la chica del bisturí - dijo de forma graciosa el interno.
- Cinthia - hizo una sonrisa un poco apenada - y ustedes son...
- Ellos son mis padres - contestó Diego - vinieron a ver a mi hermano, pero ya se retiran.
- ¡Ustedes son los padres de Emiliano?
- Así es - contestó Rosa - ¿usted apoyó en la cirugía de mi hijo?
- En una pequeña parte - contestó con modestia.
- Es un placer - intervino el padre - soy Felipe y ella mi esposa Rosa. No quiero ser mal educado, pero está muy cansada y...
- Oh! Claro, no se preocupe - movió su carretilla a un lado - un gusto en conocerlos.
- Igual manera - respondió Rosa avergonzada y le dedicó un gesto molesto a su marido.
- Nos vemos luego Diego
- Nos vemos - se limitó a responder.Los adultos se despidieron de su hijo con un fuerte abrazo y subieron al ascensor. Mientras, el hermano mayor se dirigió a la dispensadora que estaba unos pasos a la derecha, tenía un poco de hambre y deseaba comer algo salado.
- Uno, dos...
- ¿Contando dinero? ¿Te falta para comprarte tu dulce? - dijo divertida la doctora Santos.
- Doctora, no la vi llegar - la presencia de la fémina causaba un poco de nerviosismo en el muchacho - no, solo quería saber si me alcanzaba para comprar dos galletas y una bebida, pero creo que mi hermano se perderá de la galleta, además él tendrá un súper desayuno. Así que me compraré esta galleta y esta gaseosa - introdujo las monejas y seleccionó los botones mientras tenía la mirada fija en la doctora.
- Creo que tu hermano si tendrá su galleta después de todo
- ¿Ah? ¿Por qué lo dice? - miró confundido la dispensadora por lo que le dijo la mujer - quién diría que la dispensadora se equivocara al dar los productos, creo que está averiada.
- Es una vieja máquina pero todos la queremos porque da el doble de amor - ambos rieron por el comentario -. Oh, cuánto lo siento, no me he presentado correctamente - extendió la mano como saludo - mi nombre es Romina Santos.
- Mucho gusto doctora, yo soy Diego Quirós - respondió el saludo de mano con un ligero movimiento.
- No me gusta que se dirijan a mi así, llámame doctora Santos, doctora Romina o solo Romina - dijo con una sonrisa - doctora no, solo mis pacientes me llaman así y tú no eres mi paciente - le guiñó el ojo derecho y se retiró - nos vemos más tarde Diego.
- Hasta pronto doctora - lo miró con ojos penetrantes - digo, doctora Romina.
- Así está mejor.Al regresar a la habitación de su hermano, la puerta estaba junta y la luz salía por la abertura. Al entrar, vio las sábanas en el suelo y la ventana, junto a la cama, abierta. No había rastro de su hermano por ni un lado. Se acercó a la mesa de noche y dejó la bebida y las galletas ahí. Miró hacia la ventana pensando en lo peor.
¡BAAAAAAM!
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Auch, algo cayó y espero que no haya sido grave jejeje
Y como es costumbre una pequeña intriga en un pequeño capítulo.
Ha sido una especie de introducción a los personajes nuevos. La doctora Santos y la enfermera Cinthia. Ahora se verán más seguido con Diego. ¿No lo creen?
Los dejo hasta una nueva actualización... Espero sea entre semana o a mas tardar domingo ;)
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Si el amor no doliera
Romance¿Qué harías si el amor de tu vida se te escapa de las manos en más de una ocasión? Emiliano, un chico como cualquiera, descubre todas las consecuencias de sentirse enamorado. Su primer amor, Julieta , es la causante de todo lo que le pasa y pasará...