Capítulo XVI - Primera noche en el hospital

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Hola mis amigos lectores :3

Sé que me he demorado mucho en actualizar con mi capítulo anterior. Les pido una sincera disculpa. Pero cursaba por mi último ciclo de estudios y necesitaba total concentración.

Por ello he tratado de actualizar lo más pronto este capítulo. Espero les guste.

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Eran las diez de la noche del día del accidente de Emiliano, los padres permanecían juntos fuera de la habitación. El horario de visitas ya había terminado hace cuatro horas y sus amigos descansaban en sus hogares. El nuevo interno pidió hacerse cargo de su hermano hasta su recuperación completa. La doctora R. Santos, quien había hecho la intervención a Emiliano, estaba de turno nocturno y rondaba por los pasillos del piso cuatro.

Los padres se turnaban para entrar cada media hora a ver a su hijo por si necesitaba algo. En esos pequeños momentos, Diego aprovechaba para ir al tocador o para comprar algo para comer.

- Creo que es mi turno de verlo - el padre se levantó del asiento con un poco de pereza.
- Ya es media noche, creo que ya está dormido - dijo la madre - mejor regresemos a la casa y ya mañana lo vemos temprano.
- Está bien, solo iré a avisarle a Diego que nos iremos.

***

- Hola hijo, ¿todo bien?
- Shh, se acaba de dormir - respondió susurrando - sí padre, todo bieeen - bostezó estirando los brazos - solo con un poco de sueño.
- Venía para decirte que tu madre y yo nos regresaremos a la casa, vendremos por la mañana o en el horario de visitas, al menos yo porque estaré ocupado por la mañana.
- Antes que se vayan, ¿podrías quedarte con Emiliano un rato?
- Mmm - arrugó la nariz.
- Sabes - hizo una breve pausa - mejor los acompaño hasta la dispensadora de dulces que está al lado del ascensor, no creo que Emiliano se despierte hasta mañana - ambos salieron de la habitación dejando la puerta cerrada.

***

- Madre, madre, despierta.
- Pobre, se quedó dormida sentada en la silla.
- Madre, despierta - insistió una vez más el interno.
- Déjamelo a mí hijo - intervino Felipe - amor, despierta, vamos a la casa a descansar - la movió de un lado a otro con delicadeza.
- Ah, eh - Rosa abrió los ojos confundida - Ah! Sí, sí, te estaba esperando y no me di cuenta en qué momento me dormí.
- Los acompañaré hasta el ascensor - le dijo a su madre.

La mujer caminaba abrazada a su marido del lado derecho de este, mientras que el interno caminaba al lado de su madre casi dormida. Al llegar, el ascensor se abre frente a ellos y de este sale una mujer con una carretilla llena de medicamentos.

- Buenas noches - saludó un poco asustada - ¿Qué hacen aquí?
- Hola, soy Diego ¿me recuerdas?
- Oh! Sí, claro - dijo afirmando con la cabeza a la vez - eres el chico de la tarde.
- Sí, y tú la chica del bisturí - dijo de forma graciosa el interno.
- Cinthia - hizo una sonrisa un poco apenada - y ustedes son...
- Ellos son mis padres - contestó Diego - vinieron a ver a mi hermano, pero ya se retiran.
- ¡Ustedes son los padres de Emiliano?
- Así es - contestó Rosa - ¿usted apoyó en la cirugía de mi hijo?
- En una pequeña parte - contestó con modestia.
- Es un placer - intervino el padre - soy Felipe y ella mi esposa Rosa. No quiero ser mal educado, pero está muy cansada y...
- Oh! Claro, no se preocupe - movió su carretilla a un lado - un gusto en conocerlos.
- Igual manera - respondió Rosa avergonzada y le dedicó un gesto molesto a su marido.
- Nos vemos luego Diego
- Nos vemos - se limitó a responder.

Los adultos se despidieron de su hijo con un fuerte abrazo y subieron al ascensor. Mientras, el hermano mayor se dirigió a la dispensadora que estaba unos pasos a la derecha, tenía un poco de hambre y deseaba comer algo salado.

- Uno, dos...
- ¿Contando dinero? ¿Te falta para comprarte tu dulce? - dijo divertida la doctora Santos.
- Doctora, no la vi llegar - la presencia de la fémina causaba un poco de nerviosismo en el muchacho - no, solo quería saber si me alcanzaba para comprar dos galletas y una bebida, pero creo que mi hermano se perderá de la galleta, además él tendrá un súper desayuno. Así que me compraré esta galleta y esta gaseosa - introdujo las monejas y seleccionó los botones mientras tenía la mirada fija en la doctora.
- Creo que tu hermano si tendrá su galleta después de todo
- ¿Ah? ¿Por qué lo dice? - miró confundido la dispensadora por lo que le dijo la mujer - quién diría que la dispensadora se equivocara al dar los productos, creo que está averiada.
- Es una vieja máquina pero todos la queremos porque da el doble de amor - ambos rieron por el comentario -. Oh, cuánto lo siento, no me he presentado correctamente - extendió la mano como saludo - mi nombre es Romina Santos.
- Mucho gusto doctora, yo soy Diego Quirós - respondió el saludo de mano con un ligero movimiento.
- No me gusta que se dirijan a mi así, llámame doctora Santos, doctora Romina o solo Romina - dijo con una sonrisa - doctora no, solo mis pacientes me llaman así y tú no eres mi paciente - le guiñó el ojo derecho y se retiró - nos vemos más tarde Diego.
- Hasta pronto doctora - lo miró con ojos penetrantes - digo, doctora Romina.
- Así está mejor.

Al regresar a la habitación de su hermano, la puerta estaba junta y la luz salía por la abertura. Al entrar, vio las sábanas en el suelo y la ventana, junto a la cama, abierta. No había rastro de su hermano por ni un lado. Se acercó a la mesa de noche y dejó la bebida y las galletas ahí. Miró hacia la ventana pensando en lo peor.

¡BAAAAAAM!

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Auch, algo cayó y espero que no haya sido grave jejeje

Y como es costumbre una pequeña intriga en un pequeño capítulo.
Ha sido una especie de introducción a los personajes nuevos. La doctora Santos y la enfermera Cinthia. Ahora se verán más seguido con Diego. ¿No lo creen?
Los dejo hasta una nueva actualización... Espero sea entre semana o a mas tardar domingo ;)

Si el amor no dolieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora