Aria casi no podía tragar, pero consiguió murmurar con voz grave:
—¿Lo... lo haréis?
—Sí —respondió sobriamente. —Pero sólo con la condición de que hagáis lo que yo os diga. No puedo rescatar a Alex si tengo que preocuparme por vos.
—Yo también quiero ayudar.
—Me podéis ayudar quedándoos a bordo del barco cuando lleguemos a Savannah. Aria, ¿podéis al menos prometerme que lo haréis?
Ella jugueteó con el borde del sombrero, que estaba en la mesa frente a sí. Pasado un momento, negó con la cabeza, soltándose aún más mechones de pelo.
—No os puedo prometer eso y vos lo sabéis.
Nick percibió su determinación, incluso por su postura.
Aquélla no era la Aria Markham que él conocía, si bien era cierto que nunca la había conocido bien. Había pensado que era una muchacha mimada y protegida, más interesada en el número de cintas que llevaba en el pelo que en cualquier otra cosa.
Se había equivocado.
Aria Markham amaba a su hermano profundamente y era evidente que caminaría sobre ascuas para salvarle la vida, con la ayuda de Nick o sin ella.
Cerró los ojos y se preguntó qué desgraciado destino había forzado aquella situación. No tenía elección. Suspiró profundamente.
—Muy bien. Podéis venir. Ya discutiremos cómo actuar en Savannah cuando lleguemos a puerto.
Entonces, ella sonrió mostrando un brillante destello de sus blancos dientes.
—¡Gracias!
—Agradecédmelo cuando tengamos a Alex sano y salvo. Supongo que deberíamos escribir una nota a vuestro tío y hacerle saber que estáis a salvo.
—Preferiría no hacerlo —respondió Aria, apretando en la mano la cinta del sombrero.
—¿Por qué no?
—Podría intentar detenernos, ya que piensa que pagar el rescate es una locura.
—Y entiendo por qué. Aria, existen bastantes posibilidades de que esa gente no tenga a Alex y sólo estén intentado engañaros.
Aria dejó de juguetear con el sombrero el tiempo suficiente para encontrarse con la mirada de Nick, que revelaba una clara preocupación.
—Lo sé. Es... estoy preparada para enfrentarme a ello si descubrimos que es cierto. Pero debemos intentarlo.
Nick asintió pensativo. Había algo que no cuadraba.
Nick no estaba seguro de lo que era, pero ya lo descubriría.
Se preguntó durante un instante si quizás el tío de Aria tendría otras razones para no querer entregar el oro a los raptores, pero después de recapacitar un momento, apartó la idea de su mente. Si alguien salía beneficiado con la muerte de Alex era Aria, no su tío.Mientras tanto, Nick tenía mucho que hacer si querían partir para Savannah con la marea. Debía avisar a su madre de que tendría que retrasar la visita. Y tenía que enviar una carta a la Compañía de Té de las Indias Orientales para informar de que llegaría tarde a recoger el cargamento.
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Aria y el pirata [Nick Robinson]
RomanceHubo un tiempo en que por amor se emprendían aventuras: El momento de las heroínas de corazón joven, que se enamoran por primera vez con ilusión y valentía, persiguiendo la felicidad en emocionantes historias.