Cuatro.

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"No necesito ropa nueva, gracias, estoy a gusto con mi guardarropa," repongo.

"Al director no le gusta que te vistas como un vándalo," explica exasperada Katherine.

La opinión del Director sobre mí, la tenía por el piso, al igual que esta conversación con Katherine.

"Estoy de acuerdo con Kate," se úne Deliah, y esto era lo único que me faltaba.

"Tus días de freak acabaron hace una semana, y con ella esto," dice mi hermana refiriéndose a mi vestimenta.

Tengo un mal presentimiento acerca de esto, uno muy malo.

El camino al "restaurante decente" del que Katherine y Deliah no paraban de hablar, fue extremadamente largo. Katherine seguía alardeando lo buena que era su vida en Londres, y repetía simultáneamente lo mucho que agradecía haberse largado de Boston al fin y al cabo. Mi pátetica hermana, no usaba el término "Boston" a esta hermosa ciudad, le llamaba "CDV" -ciudad de vándalos- por el distinto arte callejero que hay en Boston. Pobre Katherine, una ignorante que piensa que es brillante. En este momento, hablaban de la sabia decisión de Katherine Jude Sky de haber decidido un arresto mobiliario a un criminal cuartepído. Deliah solo le celebraba como si fuese una cumpleañera a la hora de despertarse todos salen a cantarle "Feliz Cumpleaños" mientras ella se ríe y aplaude. Y yo, la familiar que no ríe ni canta, solo aplaude. Así de pátetica, o quizá más, es está escena.

"¿Qué opinas, Janice?" pregunta la voz de Deliah, sacándome de mis pensamientos. Volteo la cabeza de la ventana al asiento del frente, para ver a mi madre observándome por el retrovisor.

"Uh, estuvo bien, eres justa," contesto, claramente confundida.

"Conmigo de jueza, esos criminales no tienen oportunidad," canta Katherine su propio, y déjame decir estúpido, lema. Deliah se ríe.

 Pasamos por el frente del museo, ya que hay algo de tráfico, pero no es tan lento, y un chico capta mi atención.

Tiene un lienzo en las piernas y un carboncillo en los dedos, y está viendo a un niño jugar con otra niña. Trago duro, ya que es idéntico al chico que va en mi clase de Derecho 1. El auto se desliza lentamente por la calle, y eso me da un poco de tiempo para admirarle. Tiene tatuajes en sus brazos, una gorra que cubre la mayoría de su cabello y gafas de aro negras.  No puede ser ese chico, el chico de la clase no llevaba ningún tatuaje cuando lo vi.

O seguramente los tenía, pero fui tan estúpida de no notarlos ya que estaba perdida en sus ojos dorados.

Sacudo mi cabeza por el pensamiento estúpido, y observo a Katherine alardear con Deliah. Ellas se ven tan felices. A veces me pregunto si extrañana a mi padre tanto como yo lo hago.

Ellas nunca se molestan en mencionarlo.

"Quizá para evitar el dolor," murmuro para mí misma.

¿Quién sabe? Probablemente ni ellas sepan.

~

El almuerzo no fue algo que disfrute, porque solo comí ensalada, ya que era un restaurante francés y todo se leía asqueroso. Caracoles en salsa de chile verde y cebolla, aros de espinaca y sopa de lagarto. Un festín de repugnancias.

Las personas del restaurante observaron a mamá y a Katherine pero no les prestarón atención, en cambio yo, parecía un imán de miradas.

Una señora me observo y me dijo, "Está no es la correccional, señorita,"

A lo cuál yo respondí: "¿De verdad? Usted es idéntica a una de las guardias, ¿se operó?"

Y esa señora me vio como si yo fuese el demonio en persona. Si hubiese tenido un rosario, lo hubiese usado en mi contra.

Mi ropa no estaba tan mal después de todo. Una blusa holgada roja, unos shorts de cinturilla negros. botas militares negras y una cazadora negra. Era yo, ¿cierto? A mí me gustaba.

Katherine había comprado centenares de vestidos y faldas y blusas y blazers y tacones y sandalias para mí, las cuales, la mayoría, fueron reemplazadas por tenis, jeans, shorts, bailarinas y cazadoras.

Ventaja de vivir en Harvard: nunca lo notaría.

Estaba totalmente exhausta y lo único que quería era ir a dormir, pero Deliah y Katherine me lo impidieron nuevamente. Dijeron que era una sorpresa- Ellas se pusieron enfrente de la puerta de mi habitación y la abrieron. Las ganas de entrar ahí se esfumaron cuando vi mi habitación. Las paredes estaban desnudas, no había ni uno solo de mis tantos dibujos y peor de mis fotografías. Entré de golpe, de furia y decepción, y pude apreciar mejor la nada. Sólo estaba mi cama -la cuál ahora era matrimonial-, el clóset y las cortinas celestinas. Mi escritorio de revelado de fotografías, ahora era ocupado por una Mac, y la telaraña que había llenado de fotografías que había tomado mi papá y también yo, había desaparecido y en su lugar habían dejado un estante repleto de los libros de Harvard y carpetas que antes habían sido de Katherine. Atónita, volteé a verlas. La vista se me había nublado, por las lágrimas que empezaban a salir de mis ojos.

"Sabía que te gustaría," dice Deliah sonriente, y Katherine asiente mientras la abraza con un solo brazo.

Suelto una risa enfermiza, mientras sonrío cínicamente, una típica sonrisa de Katherine.

"¿No les es suficiente ya?" exclamo intentando sonar fuerte, pero mi voz es quebradiza. Ambas se quedan congeladas.

l Come as you are lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora