Veintisiete

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“YA LLEGUÉ,” exclama Zayn mientras entramos a su hogar. No traíamos nada nuevo, solo un par de instantáneas, varios dibujos, broches y uno que otro póster. Zayn por su lado, se ganó la colección de manga de Pupa por ser el mejor cosplay, aunque me regaló su medalla y me dijo que yo había sido la más hermosa de todas.

Entramos a la cocina, dónde Zayn dejó su equipo de maniobras y se deshizo de su chaqueta; abrió el frigorífico y sacó dos botellas de cerveza.

“¿Recuerdas?” dice mostrándome la Coors Light. “Te debía una.”

Le sonreí mientras este abría las botellas y me entregaba una.

“Gracias,” agradezco, a punto de darle el primer sorbo pero él me detiene. “¿Qué pasa?”

“Propongo un brindis,” dice alzando su botella, haciendo que lo imite. “Por ti.”

Sin pensarlo dos veces repetí sus anteriores palabras: “Por ti.”

Entrelazamos nuestros brazos por lo que yo tomé de su cerveza y él de la mía.

No era costumbre mía beber alcohol, pero cuando me lo daban yo aceptaba. Recuerdo que cuando papá murió, mi primo Joshua me llevó a un bar, dónde me embriagué a tal punto de no recordar lo que hice esa noche.

Cuando soltamos las cervezas, los labios de Zayn encontraron los míos, llenándome del amargo sabor de la Coors Light y congelándome instantáneamente. Su boca se abrió, dejando escapar su salvaje lengua quién encontró la mía en cuestión de segundos y se dispusieron a retozar un buen rato entre ellas. Sus manos vagaron a mi cintura, subieron a mis brazos y quitaron mi chaqueta, dejándome solo en la delgada blusa que usaba. Hice lo mismo con su chaqueta y pasé mis dedos por sus notables músculos.

El aire parecía no existir en nuestro corto espacio por lo cual nos soltamos, y sentí al moreno jadear mientras intentaba calmar su agitada respiración.

“¿Quién anda ahí?” se oyó la femenina voz. Tragué duro al imaginarme a Tricia en el umbral de la puerta de la cocina, pero era Walihya. Aparté la vista de la puerta y vi a Zayn, quién tenía la mirada oscura.

“Ah, son ustedes,” dice la morena examinándonos. Primero a Zayn luego a mí, y repitió esto unas tres veces más. “Pensé que no vendrían hasta la medianoche.”

Zayn le dio otro sorbo a su cerveza, ahora dándome una mirada indescifrable.

El silencio se apoderó del aire. Yo no sabía que articular, no encontraba las palabras correctas y Zayn observaba la nada, pensando en porqué los tigres tienen rayas.

“Veo que el ratón os ha comido vuestra lengua,” se burla la morena quién viste una bata de dormir encima de su pijama violeta; acercándose al frigorífico, en el cual buscaba y rebuscaba y parecía no encontrar.

“Oh,” me aclaré la garganta. “El anime-con ya había acabado.”

Walihya se puso de pie, sosteniendo una jarra de leche. Sacó un vaso de una de las tantas vitrinas y lo coloco en el mueble de mármol, mientras vertía la leche en el cristal.

“¿Tan temprano?” pregunta cuando ya ha acabado y guardado la jarra. “A penas son las diez y media.”

“Once y media,” habla, –al fin- Zayn. “¿Qué haces despierta a estas horas?”

“Tengo insomnio, ¿lo olvidas?” se excusa la morena, bebiendo del líquido. Le di un sorbo a mi fría cerveza, sintiendo como el corazón se salía de su lugar. Walihya parecía incómoda ante mi presencia y sentía como me traspasaba ese sentimiento en este momento, pero antes articulé: “¿Te gusta el anime?”

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2014 ⏰

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