Veinticuatro

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“Bien, con eso bastará,” dice Zayn mientras tira el contenedor plástico del aceite de motor. El moreno rentó un auto para nuestro viaje de dos horas a Nueva York, el que se quedó sin aceite a los mil kilómetros. Ya faltaba poco, e incluso había un rótulo que anunciaba: ‘Nueva York, 15 minutos de distancia.’ Zayn entra en el asiento del conductor, mientras yo lo observo sacar algo del bolsillo de su abrigo cuadriculado. “Y espero que te guste esto.”

Me entrega una barra de chocolate, dejándome sonriendo como tonta.

“Gracias,” respondo abriéndola. “¿Quieres un poco?”

“Sí me das, lo acepto,” responde arrancando el motor y abandonando el parqueo de la gasolinera. Rápidamente nos acabamos el chocolate, y con esto mis nervios empiezan a crecer. El auto se detiene en la luz roja del semáforo, y con está el móvil de Zayn suena. Este coge la llamada en la pantalla del automóvil, y se revela la vocecilla de una pequeña.

“¿Hola?” dice el moreno.

“¡Zaynchu!” grita la diminuta voz. “¿Ya vienes?”

“¡Saff!” grita el moreno de vuelta, ahora con una sonrisa en el rostro. “Sí nena, estamos cerca.”

“¿Qué tan cerca, Zaynchu?”

“Muuuuuuuy cerca, cariño.”

“Ya te quiero ver. Walihya dice que estás más feo, ¿es cierto?”

Zayn parecía ofendido, y yo solo pude reír por lo bajo.

“Como se atreve esa pequeñajo” murmura Zayn. “Pues, _______ opina que soy un bombón, así que Walihya te ha mentido.”

“Pero Walihya no miente,” dice la pequeña ahora sonando sorprendida. “¿Trajiste a ________?”

“Pero ________ tampoco miente,” responde Zayn. “Sí, ya te lo había dicho.”

“¿Pero de verdad la trajiste?” pregunta la pequeña curiosa. “Pensé que mentías.”

“Sí, Safaa, sí la traje conmigo,” contesta el moreno. “No miento, ya te dije.”

“Zayn, ¿es bonita?”

“Exageradamente preciosa,” responde el moreno viéndome de reojo, mientras el calor sube a mis mejillas.

“Oh ya,” responde la pequeña. “Zayn, me tengo que ir, mamá me llama para ir a la escuela. No te veré cuando llegues.”

“Estoy enfrente de casa,” responde Zayn. “Y te puedo ver moviéndote por la ventana del tercer piso.”

La línea cayó muerta, y con está mi corazón. Conocería a la mamá de Zayn y a sus hermanas, y seguía asustada, solo que aún más.

“Venga cariño, ¿estáis lista?” pregunta mientras abre mi puerta. Me bajo tomando la mano de Zayn, y viendo a mi alrededor. Estábamos en medio de la calle, rodeada de casas lujosas las cuales tenían palmeras y hasta más de dos autos estacionados enfrente. Me acomodé el bolso de cuero azulino, mientras Zayn se ponía la mochila en ambos hombros y me dirigía al frente de su casa, la cual carecía de muros y abundaba de cristales. Zayn toca el timbre dos veces, y la puerta se abre rápidamente revelando a una pequeña de cabellos castaños y grandes ojos miel.

“¡ZAYN!” exclama está abalanzándose al moreno para abrazarlo. Este la coge en brazos y la carga, mientras ríe.

“SAFAA,” dice este cuando ya la ha bajado. “Estás tan grande.”

“No te has ido por años, Zaynchu,” dice la pequeña poniendo sus pequeñas manos en sus caderas.

“Lo sé, pero sin ti han parecido miles,” responde el moreno poniéndose de cuclillas enfrente de su hermana. “Mira, ella es ______.”

l Come as you are lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora