“Entonces, ¿me dirás que hacías con Harry? Estaban flirteando, ¿cierto?” pregunta mientras nos sentamos en una de las bancas de una pizzería.
“Zayn, no estábamos flirteando. Dios, pareces mi esposa.”
Él me ve terriblemente confundido y yo apenas logro sonreírle.
“Buenos días, ¿qué les gustaría de comer?” pregunta un chico rubio. Volteo a ver a Zayn.
“Elige lo que quieras,” dice.
“¿Hay algo más que no sea pizza?” digo.
El chico a mi lado le sonríe a su block de notas.
“No, ¿qué les puedo ofrecer?”
“Pizza,” responde Zayn.
“Sí, lo sé, ¿pero de qué tipo?”
“¿Hay tipos de pizzas?” preguntamos Zayn y yo al unísono.
“Sí, grande, mediana, pequeña, gigante, de pepperoni, jamón, piña…” dice el chico.
“Ah,” respondemos y reímos.
“¿Pepperoni?” me pregunta Zayn. Asiento en señal de respuesta.
“Una grande de pepperoni, listo,” dice el rubio apuntando el pedido en su block. “¿Algo de tomar?”
“Una cerveza para mí,” dice Zayn. “¿Qué quiere la dama?”
“Lo mismo,” respondo.
“Pizza con cerveza, no es la mejor opción…” dice el rubio.
“¿Tú eres el que comerá?” digo. Zayn ríe.
“Dos cervezas y una pizza grande, en seguida.”
~
El rato en la pizzería se pasó de broma en broma, y con una cerveza Zayn ya parecía ebrio. Le pagó al rubio mal encarado y salimos del local riéndonos de la nada.
“Mi religión me prohíbe esto,” dice observándome. Un escalofrío recorrió toda mi columna vertebral, haciendo que me estremezca. “¿Tienes frío?”
“Algo,” respondo. Él extiende el abrigo de camuflaje haciéndome un espacio entre sus costillas.
“Ven,” dice sonriéndome. Apenada, entro en sus brazos, mientras el abrigo nos cubre a ambos. “¿Mejor?” Asiento en señal de respuesta. Fue mala idea haber dejado mi blazer en el asiento del seminario, y también haberme puesto shorts, pero a la vez fue bueno. Gracias a ello, estoy en sus brazos, y me siento increíble. Él huele jodidamente bien.
“¿A dónde vamos?” pregunto mientras avanzamos.
“Dónde nunca nos encuentren,” dice.
“Se serio,” digo observándolo. Él baja la mirada para verme y me sonríe. Echa su brazo alrededor de mi nuca, intentando encontrar mi mano. Se la otorgo, con un poco de miedo, pero él la toma protectoramente.
“No estás sola, ______. De ahora en adelante, nunca lo estarás.”
Esa frase me hizo sentir protegida.
“¿Qué significa eso?” pregunto.
“Que nunca volverás a sentirte sola. Nunca te sentirás incompleta de nuevo, y nunca volverás a atentar contra tu vida otra vez,” responde observándome. Lo veo fijamente a los ojos. “Quiero protegerte, sólo déjame hacerlo.”
Trago duro, mientras intento digerir sus palabras. ¿Protegerme? Sé que mi vida peligra en mis propias manos, pero ¿cómo me va a proteger de mí misma? Yo soy mi mayor amenaza, y él no puede controlar eso. ¿Cómo lo haría?
“¿Cómo?” pregunto.
“Viviré contigo,” responde. Me paro en seco, mientras él avanza. El frío inunda mi organismo. “¿Qué haces?”
“¿Qué haces tú?”
“Sólo estaba bromeando, vaya te tomas las cosas muy en serio,” responde mientras ríe. “Pero lo de protegerte no es broma. Lo haré, aunque no me lo permitas,” dice acercándose a mí nuevamente. Un trueno nos sorprendió, haciendo que me uniera a él como perrito asustado. Él sólo me abrazó, protectoramente. Cuando nos separamos, sacó la cajilla de cigarros de su bolsillo, y cogió uno, mientras lo encendía con mi encendedor.
“¿Por qué tienes mi encendedor?” pregunto. Estamos caminando, dirigiéndonos a uno de los múltiples parques de Boston. Jamás había estado en éste, por lo cual Zayn prefirió este para pasar la llovizna.
“Porque a la señorita Olvidadiza, se le había olvidado en la acera de la galería, ya que estaba tan ocupada flirteando con el tipo que no mencionaré su nombre, que hizo del encendedor algo inexistente.”
“Que no estaba flirteando con Harry,” respondo aún entre sus costillas y sus brazos. Su mano no ha soltado la mía.
“Estaban a punto de besarse ahí mismo, ¿eso no es flirtear ______?”
“Harry es gay,” respondo. Zayn se para en seco y me observa.
“¿Qué?”
“Que Harry es gay,” repito.
“Sí lo escuché,” dice.
“¿Entonces?”
“Louis, Louis también es gay,” dice. Lo veo confundida. “Deberíamos de presentarlos, ¿no crees? Quién sabe, quizá y se queden juntos,” dice.
“¿Tipo novela?” pregunto. Él me sonríe divertido mientras caminamos de nuevo.
“Sí,” dice. “Sería lindo.”
“Zayn,” llamo, observándolo confundida.
“¿Ah?”
“¿Eres gay?”