Dieciocho

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“Cariño,” murmura una voz cerca de mi oído despertándome. Me volteé para ver a Zayn enfrente de mí, con un gorro gris en la cabeza. “Buenos días, bella durmiente.”

“Buenos días,” saludo mientras él planta un casto beso en mis labios. “Que linda forma de empezar el día.”

“¿Cómo? ¿Siendo tú lo primero que vea y siendo tus labios lo primero que pruebe?”

“Se te escapa lo poético a veces,” respondo riendo.

“Es tu culpa,” acusa sonriéndome.

“¿Por qué?”

“Porque cada día me enamoras más,” responde.

“Apenas han pasado dos semanas,” contesto cubriéndome la boca mientras bostezo.

“Dos semanas con cuatro días,” dice.

“Whoa, ¿llevas la cuenta?” pregunto sorprendida.

“Sí,” responde sonriéndome.

“Me encanta tu sonrisa. Parece sonrisa de comercial,” respondo.

“______, ¿estás ebria?” bromea este riendo.

“Quizá,” respondo sonriendo.

“La tuya si es hermosa. Levántate, se nos hace tarde para el seminario.”

Me había quedado con Zayn día de por medio, y él conmigo lo días sobrantes. Literalmente vivíamos juntos. Me puse de pie, acomodándome el abrigo que traía de la noche pasada, y me despedí de él para ir a mi habitación a ducharme e ir a otro seminario. Pero este era diferente. Este era para toda la clase, y era impartido por el director. Me duché y me cambié por algo acogedor ya que estaba haciendo un frío tremendo. Me puse unos jeans grises y rasgados, un suéter de tela delgada negro y tenis adornados con estoperoles. En mi armario me encontré con el abrigo camuflado de Zayn, así que no dudé en ponérmelo. Aún olía a él. Caminé a verme al espejo, quedando con mi reflejo. Podía observar a una chica pálida, con marcas apoderándose de su cuello y algo más delgada. Los ojos los tenía más brillantes, el cabello un poco más largo y ondulado, y los labios rojizos, quizá por el frío. Me delineé los ojos en negro y me sobé el área de la garganta, aun espantada por lo que miraba en el espejo. Zayn dijo que en una semana se curaría, pero las marcas seguían allí. Rocié un poco de perfume en mi cuerpo, tomé mi bolso y mi móvil, y salí de la habitación. Bajé las escaleras, mientras las chicas me observaban con asco, como si les estuviese haciendo algo malo, pero no me fijé en ellas y seguí caminando. Me dirigí al edificio Dolly en el cual se impartiría el seminario, y me encontré con Zayn. Llevaba una chamarra verde oscuro, de mangas beige y unos jeans negros.

“Hola,” saluda besándome los labios. “Te traje café.”

“Gracias, a veces simplemente me lees la mente,” respondí mientras lo tomaba.

“O solo te conozco bien,” dice guiñándome un ojo. “Veo que te has puesto mi abrigo.”

“Sí, lo encontré en mi armario,” respondo observándole.

“Te queda bien,” dice sonriendo. “¿Entramos? Parece que ya empezara.”

Me toma de la mano mientras abre la puerta y entramos. La mayoría de los lugares ya estaban ocupados pero Zayn me dirigió a los del medio rápidamente. Nos sentamos a la par de dos chicas, quienes jugaban entretenidamente con sus manos.

“¿Quieres sentarte aquí o buscamos otro?” murmura cerca de mi oído.

“¿Qué tiene de malo este?”

l Come as you are lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora