Diecisiete

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“Anda ______, no tengas pena,” dice Zayn riendo mientras nos bajamos de su motocicleta enfrente de la casa de Harry. Una muy bonita y acogedora casa.

“Estoy echa un asco,” respondo ocultándome en mi chaqueta de cuero negra con estoperoles de picos plateados. “Como se me ocurrió venir así, regresemos, me cambiaré.”

“Te ves preciosa, camina,” dice riendo.

“No, tengo pena.”

“_______,” llama. “¿Qué prefieres? ¿Entrar a la casa de Harry como andas y mostrarte civilizada o, entrar encima de mi hombro?”

“No serías capaz,” contesto frunciendo el ceño.

“Soy capaz de eso y de mucho más, mi vida,” articula con una sonrisa de autosuficiencia.

“Pero Zayn, mírame,” respondo señalándome de arriba para abajo. Traigo una remera cuadriculada negra y gris de cuello, y unos jeans negros. Me puse unas bailarinas negras, y la cazadora de cuero. “Me veo rara.”

“Sí rara significa perfecta, sí, te ves muy rara,” dice divertido. “Camina, se nos hará tarde.”

“Como tú te ves asombroso, no me ayudas,” espeto. Se ha puesto una cazadora de cuero negra, unos jeans negros y una remera blanca con diseños en negro y ocre, y unos militares negros.

“Whoa, gracias, nunca me sentí tan halagado en mi vida,” dice tomándose el rostro, fingiendo vergüenza. Sonrío ante su inmadurez. “No, ya _______, se seria y vamos. No pienso quedarme aquí afuera congelándome.”

Dicho esto, la puerta principal se abrió, revelando la cabeza rulosa de Harry.

“Ay no, ya no podré cambiarme de nuevo,” respondo.

“Dios, parece que vas a ver a tu esposa, camina,” dice riendo Zayn.

“¡JAY!” grita corriendo hacia mí.

“¡HARRY!” grito de vuelta. Me abraza rápidamente, y después a Zayn.

“Pensé que no vendrían,” dice haciendo un puchero.

“Tuvimos problemas,” resoplo cruzándome de brazos.

“Te ves genial,” dice Harry viéndome de pies a cabeza. “¿Te pusiste extensiones?”

“No,” respondo viéndome el cabello suelto que cae debajo de mi cintura, alcanzando mis jeans de cinturilla.

“Pero, te ves genial,” dice. “¿Entramos?”

“¿Viste? No soy el único que opina que luces preciosa,” dice Zayn tomándome de la mano mientras me ruborizo levemente. “Vamos.”

Caminamos hasta entrar en la hermosa casa de los Styles. Sí por fuera era hermosa, por dentro era aún más. Estaba muy bien decorada y era muy ordenada. Sin haberlo notado, me sentía completamente nerviosa. Harry nos dirigió hasta el comedor, dónde se encontraba la rubia de extensiones rosa sentada.

“Janice,” dice sonriéndome y poniéndose de pie para saludarme.

“Hola Gemma,” saludo sonriéndole.

“¿Qué tal, Zayn?” dice saludándolo.

“Bien, Gemma,” contesta este.

“Mamá sigue con el postre, pónganse cómodos,” ofrece Harry mostrándonos dos asientos enfrente de Gemma y el de él. Agradecemos y tomamos asiento, Zayn otorgándomelo primero.

“Gracias, caballero,” respondo divertida.

“De nada,” dice él.

“Veo que se vinieron casi iguales,” responde Gemma cerrando su revista y observándonos. Me ruborizo instantáneamente al ver a Zayn, quién se ríe.

“Sí, tú ya sabes de eso de las parejas que están tan conectadas que se visten parecido,” se ríe. Gemma me sonríe.

“Te ves hermosa,” halaga.

“Gracias, tú igual,” respondo. Ella lleva un cárdigan rosa pálido con una blusa de cuello blanco por dentro.

“Gracias,” responde. “¿Cómo les va en la escuela?”

Una señora interrumpió nuestra conversación, mientras encabezaba la mesa.

“Ustedes deben ser nuestros invitados,” dice sonriéndonos. Le sonrío de vuelta. “Janice y Zayn, ¿cierto?”

“Mucho gusto, señora Styles,” saludo educadamente, sin saber de dónde saqué mis modales.

“Llámame Anne, cielo,” responde sonriéndome. Vaya que se parecía a Harry, quién estaba sentado a la par de su hermana.

“Un placer conocerla, Anne,” dice Zayn.

“Igualmente a ustedes dos, Harry no ha parado de hablar de esta cena,” dice riendo. Le sonrío a Harry. “Pues, creo que deberíamos comer, ¿no es así?”

La cena pasaba rápida y encantadora, cada segundo sabíamos más de ellos y ellos de nosotros. Harry encendió la calefacción, así que Zayn y yo nos quitamos las cazadoras.

“Veo que te gustan los tatuajes,” dice Anne viendo a Zayn. “¿No eres menor de edad aún?”

Zayn se ríe.

“No son señales de rebeldía, son marcas de vida,” responde. “No, creo que piensa que estamos en la secundaria aún,” responde esté.

“Sí, ¿no es así?” pregunta Anne.

“Oh no, Anne, estamos en la universidad,” responde.

“¿En cuál?” pregunta Gemma bebiendo de su té frío.

“Harvard,” respondemos Zayn y yo al unísono.

“Whoa, eso sí es precioso,” responde Anne. “¿Qué estudian?”

“Derecho,” respondo.

“Igualmente,” contesta Zayn.

“Dos futuros abogados, que hermoso. ¿Alguien en su familia lo es?” pregunta Anne.

“Mi hermana Katherine,” respondo. “Y mis tres tíos.”

“En mi familia mi padre lo es, y mi hermana pequeña quiere serlo. Dice que soy su modelo a seguir,” responde Zayn viendo su copa.

“Eso ha de ser hermoso, ¿no?” pregunta Gemma.

“No cuando tu sueño es diferente,” responde este. Me quedo atónita. ¿Zayn tampoco quería esto?

“¿No quieres ser abogado?”

“No, lo odio con mi vida entera,” contesta. “Siempre quise ser artista.”

Volteé a verlo, sin entender ni una palabra de lo que decía.

“¿Zayn?...” pregunto.

“No eres la única a la que obligan a esto,” murmura solo audible para mí. Coloqué mi mano encima de la suya, y el entrelazó nuestros dedos. “No hablemos de algo tan triste, quiero, bueno, sé que esto no es correcto, pero quiero hacerlo,” dice Zayn poniéndose de pie, aún sin soltar mi mano. Anne, Gemma, Harry y yo lo mirábamos sin entender lo que hacía. “Hace unos días, descubrí lo que significa querer a alguien. Querer protegerla, querer cuidarla, querer su felicidad, querer… estar con ella siempre, y jamás abandonarla, que sus miedos se vayan y que ella pueda ser feliz. Jamás había sentido esto antes, y sé que no es la mejor ocasión para pedir esto, pero ya no podía pasar un día más sin estar al lado de esa persona,” dice observándome. “Hoy, enfrente de todos ustedes, quiero pedirle formalmente a ______ Janice Sky, que sea mi novia. Porque quiero hacerla feliz, quiero ser feliz,” responde viéndome. “¿Aceptarías?”

Miles de emociones y flashbacks corrían por mi mente y mi cuerpo. Sus palabras me habían idiotizado, y claramente confundido. Me gusta Zayn, lo suficiente como para correr a sus brazos y decirle que sí y besarnos hasta que me dolieran los labios, pero en este momento no sabía que responder.

“Sí,” respondí. La voz me salió quebradiza. Zayn me sonrió y rápidamente se inclinó para abrazarme. Los ‘aww’ a nuestro alrededor fueron haciéndose presentes en el abrazo.

“Te quiero, _______, jamás te dejaré sola. Te cuidaré como tu padre hubiese querido.”

Lo aferré más a mí, intentando no llorar por su última frase.

l Come as you are lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora