Me desperté por el suave toque que recorría mis brazos y la presencia de alguien. Hundí mi rostro en la almohada, mientras susurraban mi nombre.
“______,” llamaban mientras tomaban mis manos.
“¿Ah?” gruño de mala gana.
“Levántate, tenemos que ir a clases,” murmura una seductora voz en mi cuello.
“¿Ah?” gruño nuevamente sin interés.
“Tenemos que ir a clases, levántate,” murmura.
“No quiero,” respondo aun acostada.
“No te estoy preguntando, te estoy ordenando.”
Eso me hizo voltear a ver a la persona que me estaba despertando. Era Zayn, sonriéndome de oreja a oreja. Mi expresión de frustración desapareció, siendo reemplazada por una sonrisa estúpida.
“Hola,” saludo.
“Buenos días,” saluda de vuelta. “¿Dormiste bien?”
“De maravilla, soñé que tenía el cabello azul y corría por un campo de flores y había un unicornio blanco con cabello violeta esperándome,” respondo.
“¿De verdad?” pregunta divertido.
“Obvio no,” contesto. “Soñé que dormías a mi lado, mientras nos quedábamos hablando de nuestras vidas. Raro, ¿no?”
“Para nada, sobre todo porque no lo soñaste. Sucedió.”
Lo vi asombrada mientras me sentaba.
“Au,” me quejé por el leve dolor que sentía en mi estómago.
“¿Te duele?”
“Sí,” respondo tomándomelo. “Ayer no me dolía en absoluto.”
“Por eso mismo,” responde. “Al día siguiente notas las consecuencias. Por lo menos las marcas en tu cuello ya no están tan rojas.”
“Tan,” aclaro. “Pero siguen ahí.”
“Ya, vale, vale, vístete, que se nos hace tarde,” continúa.
“¿Para qué?”
“Para las clases, ¿no recuerdas? Estamos en Harvard aún,” recuerda sonriéndome.
“Pero no quiero ir, me quiero quedar aquí…”
“______, tenemos que asistir a clases,” aclara.
“Tenemos, pero no quiero. Iré a visitar a Harry mejor,” bromeo.
“Cenaremos con su familia hoy, ¿no te acuerdas?”
Lo había olvidado por completo.
“Es cierto, ¿a qué hora?”
“Cinco,” aclara. “La pregunta es, ¿tenemos que vestirnos formalmente?”
“Es una cena, ¿no? No creo que nos lleven a un restaurante carísimo, su hermana y él se ven hogareños,” respondo.
“¿Y sí no?”
“¿Sí lo llamo te calmarás?”
“Es que no quiero dar una mala impresión, no me gustaría que me vieran como una mala persona…”
“Eso es lo que dejas al descubierto,” respondo suspirando.
“El dolor moldea a las personas, ______. Unos prefieren morir antes que mostrar quienes son en realidad,” responde. Él tiene razón.