2. Culpa.

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- Vístete y sal de la casa ahora Nathaly – dije ahogando la ira que sentía, quería matarla, matarlos a los dos.

- Mike, por favor, tienes que escucharme – intentaba cubrirse con su ropa, pero como era tan pequeña no le alcanzaba para nada.

Tomé a mi mamá del brazo, justo antes de que cayera al suelo inconsciente. Me arrodillé, poniéndola despacio en el suelo, los ojos me escocían, quería golpearlo hasta dejarlo inconsciente, ni siquiera me atrevía a mirarlo, sabía que su mirada irónica y burlona me haría perder el control. Lo odiaba, esto era lo único que le faltaba por hacerme pero me dolía mucho más por ella, mamá lo amaba ciegamente, siempre había sido evidente, y él la había roto de la peor manera, yo nunca iba a perdonarlo.

- Mamá, por favor – le acariciaba su mejilla pero ella no regresaba.

- Alana despierta – dijo ese tipo, arrodillándose al otro lado y causando la perdida de mi autocontrol.

-¡No te atrevas a tocarla! – Lo miré directamente esta vez, estaba a medio vestir y su rostro no reflejaba ni una gota de arrepentimiento – vete a la mierda, y llévala contigo – señalé a Nathaly con mi cabeza.

- A mí no me hables así, bastardo, soy tu padre y su esposo te guste o no. – Era un hombre fuerte, y odiaba haber salido tan parecido a él, misma estatura, misma contextura, y lo peor, los mismos ojos, verlo, siempre fue como verme en el espejo, pero 20 años mayor.

- ¿Por qué papá? Ya sé que a mí siempre me has odiado pero ¿Por qué le hiciste eso a ella? – pregunté a punto de tirármele encima.

- Que te importa. Puedo cogerme a quien yo quiera, las veces que quiera, y a nadie tengo que explicarle nada.

Me le fui encima sin dudar, sabía que no debía, pero cada golpe se sentía tan bien, se los merecía, era mi padre y le debía respeto, pero cada gota de sufrimiento que le había dado a mi familia en tantos años debía pagarlos, aunque fuera con sangre.

El también logró golpearme en repetidas ocasiones, pero su mirada me decía que nunca esperó que lo atacara, y se veía asustado. Me encantaba verlo así.

- ¡Mike! ¡Mike! DETENTE MIKE POR FAVOR – la voz de Conan y su esfuerzo por zafarme de mi padre me devolvió a la realidad. Lo miré, e intente ralentizar mi respiración.

- ¿Dónde están las niñas? – pregunté luego de buscarlas por la habitación.

- Les di con que fueran al cine. Y vine a ver si podía ayudar ¿Qué sucedió Mike?

-Pregúntale a tu padre –Dije en tono despectivo volviéndome a acercar a mamá que aún no reaccionaba.

Saqué mi móvil pero el temblor en mis manos me hacía imposible marcar el número de emergencias.

- ¿Te ayudo? – preguntaron un par de piernas a mi lado.

- Nathaly ¿qué demonios haces aquí todavía? ¡Sal de mi puta vida ahora!

- Pero Mike por favor, tienes que escucharme – la muy infame estaba llorando.

- ¿Qué tienes para decir? ¿Que es mi culpa? Por viajar tanto y dejarte sola, ninguna mierda que digas será suficiente para dejar de pensar en la basura de mujer que eres.

- Una ambulancia por favor – hablaba con la operadora de emergencias, dándole las indicaciones de la casa.

- Mike – insistió Nathaly cuando colgué – yo... me... enamoré de él.

Mi cabeza quedó en blanco con semejante confesión, en lo único que pude pensar fue en ¿Cómo había durado tantos años con esta demente?

- No lo vimos venir Mike – seguía ella con su perorata – todo pasó muy rápido y yo sabía que era imposible, pero ya sabes que a veces es inevitable no caer en la tenta..

Libremente tuya (Segunda parte de la serie libre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora